La muerte para empezar: Luz, Libro 1 (editado)

Capitulo 14: El final del contrato

Dos días pasaron desde entonces, haciendo este el tercer día desde que escapamos, la monotonía del bosque y el rio a nuestra izquierda empezaba a ser tediosa, al igual que mi rutina de caminar evitar que Trea grite de noche por sus pesadillas y comer carne de Rodent estaba a empezando a aburrirme. Aunque me he sentido un poco mejor con el tema de Emma, aun sigo un tanto frustrado, pero ahora me permito entablar un poco de conversación con Trea, no he mencionado el tema de las pesadillas porque ella parece estar al tanto y no da signos de querer hablar de ello, tampoco planeo forzarla a hacerlo si no le apetece contarme. Trea ha estado un tanto más habladora y ella es la que casi siempre inicia las conversaciones, me preguntaba cosas sobre mi familia y la cultura de la raza humana, siendo sincero no se mucho acerca de esta, pero hacia mi mejor esfuerzo. Ella me ha dicho que la raza de hombres-bestia es muy cautelosa con el tema de relacionarse con otras razas, y algunas personas aun guardan rencor por las guerras pasadas, debido a que su raza es mucho más longeva que la nuestra no es fácil olvidar. Pensándolo detenidamente tiene sentido. Para nosotros parecería distante, pero para ellos son solo un par de generaciones. Al parecer los humanos les temen por su poder, y aunque están en una tregua, grupos de secuestradores siguen amenazando su territorio fronterizo, y ahora la población está en decaimiento, habiendo alrededor de 1 millón de la raza bestia en todo su territorio, lo cual comparado con los humanos que son alrededor de 100 millones y los elfos o “amos de las nieves” como le dicen ellos son aproximadamente 20 millones. Eso me da una idea de lo codiciada que debe ser una chica de esta raza como Trea, y porque la consideraban mercancía valiosa.

—¿Es cierto que no puedas usar magia? —Pregunte mientras caminaba al lado de Trea, era alrededor de las 3 de la tarde y habíamos terminado de comer.

—Es cierto… —Contesto sonando un poco avergonzada y deprimida.

—No tienes que contestar si no quieres. —La tranquilice después de escucharla tan triste.

—No es eso, solo… me siento algo frustrada. —Reconoció dejando que su vista vagar por el paisaje.

—¿Algo anda mal con tu corazón mágico? — Pregunte.

—No exactamente… solo no ha querido despertar. —Respondió con una sonrisa amarga.

Seguimos hablando por el resto del camino hasta que cayó a noche, intente saber más acerca de la chica con la que he pasado casi una semana y he llegado a reconocer como una compañera en este viaje, resulta que la raza de los hombres-bestia despiertan su corazón mágico a la misma edad que los humanos y elfos, alrededor de los 12 años. Lastimosamente, no importa cuánto entrene Trea absorbiendo la magia de sus alrededores para forzar el despertar de su corazón mágico, sigue sin dar resultados. Su abuelo (como le dice ella, aunque no tengan la misma sangre) le ha enseñado toda clase de técnicas de batalla y a manejar más de tres armas para cuando su corazón mágico despierte este a la altura de las demás personas de su generación, ella necesita este entrenamiento con su abuelo porque al no poder reforzar su cuerpo con magia no tiene la misma resistencia que sus compañeros de entrenamiento. Aunque no me lo dijo como tal, presiento que ella es víctima de acoso, cuando pregunte sobre sus amigos y compañeros de entrenamiento, desvía la mirada y responde dando muchos rodeos, además de que es bastante tímida, eso es una debilidad al lidiar con acosadores, sin magia resistirse a ellos también es inútil, de nada sirve saber pelear si hay una brecha enorme entre sus poderes.

—Explícame una cosa. —Pregunte mientras cenábamos alrededor de la fogata que había montado Darío. —Si sabes luchar, ¿cómo fuiste capturada?

¿Cómo perdiste contra un Rodant? Era lo que en realidad quería preguntar, pero me trague mis palabras para hacer una pregunta con un poco más de tacto.

—Eso… la verdad es que cuando estaba luche contra el Rodant estaba muy nerviosa y asustada. Aplique todo lo que me había enseñado el abuelo, pero no logre infligir una herida mortal, solo lo herí un poco. Después me empecé a enojar por ser tan inútil e intenté usar mi transformación de bestia, ahí fue cuando me capturaron. —Explico en tono avergonzado.

—¿Me puedes explicar sobre eso llamado “transformación de bestia”? —Pregunte por curiosidad.

—Es un fenómeno que solo la raza de hombres-bestia puede realizar, tu cuerpo cambia de forma a la de un animal. Tu agilidad y fuerza se incrementan grandemente, pero solo puedes mantener esa forma con poder mágico. —Explico intentando hacerlo más simple para mí.

—¿Y tu en que te puedes transformar? — Inquiero viéndola directo a sus ojos carmesí.

—Yo pertenezco a la familia de los reptiles, soy algo así como… ¿una serpiente? —Respondió sonando insegura.

¿Algo así como una serpiente? Tenía mucha curiosidad, pero no podía tener una demostración de ese fenómeno aquí y ahora, solo quedaba esperar a llegar a la ciudad para verlo.

—Entiendo. —Dije sin interés en indagar más en el asunto.

Así, la cena termino y fuimos a dormir en nuestras respectivas tiendas, como siempre, Trea durmió en la misma tienda que yo y Darío en la suya. Con esta misma rutina llego el sexto día de nuestra travesía sin ningún inconveniente. Mientras caminábamos en algún punto del medio día, Trea se detuvo y se giró para hablarnos.

—Creo que es mejor que sigamos solo Nathaniel y yo desde aquí. —Afirmo viéndonos nerviosa.

—¿Qué quieres decir con eso? — Pregunto Darío desconfiando de sus intenciones.

—C-creo que llevar a nuestro secuestrador con nosotros causaría problemas, es mejor que esperes aquí y yo te trae el dinero que te prometí. —Respondió.

—¿Me tomas por estúpido? ¿Cómo estaré seguro de que cumplirás tu palabra? —inquirió después de soltar una risa burlona.




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