La muerte para empezar: Luz, Libro 1 (editado)

Capitulo 25: Familia

Estábamos en una sección de túneles que parecía un laberinto, sin embargo, los dos caballeros con uniformes militares grises que me guiaban caminaban seguros con una lampara de aceite en sus manos. Habíamos dormido en la ciudad y tuve la oportunidad de comer pescado por primera vez en mucho tiempo. Estaba delicioso, lo único que me impidió disfrutarlo por completo fue que tenían dos cabezas y cuatro ojos en cada una. Difícilmente podría llamar a ese monstruo pescado a la parrilla, pero según los lugareños era el pescado estándar aquí. También, la ciudad lucia bastante bien, no estaba dividida por muros y las reparaciones aun proseguían, pero ya había algo de actividad en las calles, algunos mercaderes vendían materiales o comida para los trabajadores o familias que ya se habían mudado.

—¿Es seguro del otro lado? —Pregunto el hombre que me guiaba a un guardia que estaba cuidando una puerta negra semicircular con decoraciones al estilo del romanticismo, el interior de la puerta era de un aspecto verde translucido. Alineadas en tramos irregulares había diferentes puertas iguales custodiadas por diferentes soldados. Había un rotulo de madera en cada una de ellas con nombres de ciudades.

—El equipo de exploradores dijo que esta puerta conecta a una cueva a las afueras de la ciudad de Luria. No había monstruos debido a que era limpiada constantemente por los bandidos que las usaban, es totalmente segura.

—Buen trabajo.

—¡Gracias, señor! —Saludo enérgicamente el guardia. El caballero que me escoltaba se volvió hacia mí.

—Bueno, aquí es el lugar hasta donde podemos llevarte, si cruzamos corremos el riesgo de causar un alboroto. No te preocupes, la puerta esta escondida por un artefacto que lo oculta del entorno. —Saludo y se separó esperando a que cruzara la puerta. Novem se volvió hacia a mí y se inclinó tomando las puntas de su larga falda de maid.

—Ha sido un placer servirle, Sr. Nathaniel. Rezo para que nos volvamos a encontrar.

—Gracias por todo, Novem. —Impulsado por un sentimiento que no pude controlar la abracé en lugar de solo inclinarme, ella se sorprendió, pero después sentí la sensación de ser acariciado en la cabeza gentilmente. Ella era tan gentil, tenía ganas de llorar en ese momento.

—Bueno, me iré ahora. —Sabía que tenía que hacer las cosas rápido o podría cambiar de opinión. Respirando hondo, camine hacia la puerta que tenía una manta translucida como el agua que se tambaleaba levemente. Se veía como un portal, pero era mi primera vez siendo teletransportado. Estaba bastante nervioso.

Cuando puse un pie dentro de esa manta translucida, giré mi cabeza para ver por ultima vez a Novem. Tenía una sonrisa gentil en su hermoso rostro. El broche plateado que le di brillo levemente en su cabello rubio. Inmediatamente después, el portal me absorbió y mi mente se mareo con una sensación de ingravidez. Como un reflejo natural del cuerpo extendí los brazos tratando de agarrarme de algo, solo para agitar mis brazos como un pájaro que no puede volar en el aire. El paisaje circundante cambiaba a una velocidad vertiginosas a mi alrededor y las náuseas se apoderaron de mí, para evitar vomitarme encima cerré los ojos hasta que la sensación que era tan extraña como ominosa desapareció. Tímidamente abrí mis ojos. El paisaje estaba oscuro y un sonido de goteo reverberaba por los alrededores. Cuando mi vista se acostumbró a la oscuridad, efectivamente me encontraba en una cueva.  Me levemente tambaleante y cuando pensé que me había recuperado vomite mi desayuno tan pronto como me puse de pie. El sabor a jugo gástrico se extendió por mi boca cuando deje de vomitar, era peor que los juegos mecánicos de los parques de diversiones. Gimiendo un poco por el mal sabor en mi boca, me lleve la mano a la boca y me enjuague la boca con magia de agua para quitarme el mal sabor. También rocié el lugar donde había vomitado solo para que mi mente descansara más tranquila al pensar en dejar mi vomito en este lugar era poco higiénico.

Observe el lugar donde debería haber un portal, pero todo lo que podía ver eran rocas y estalactitas. Estire mi mano para tocar la puerta y podía sentir la sensación fría del material con el que estaba hecho el marco rectangular. Era invisible. Me aleje para evitar ser succionado y regresar por donde había venido. La humedad de la cueva era incomoda en mi piel, y mi visión tardo un poco en acostumbrarse a la oscuridad. Caminando a una velocidad que impedía caerme o toparme con una estalagmita camine en línea recta siguiendo las instrucciones del guardia. Me había dicho la noche anterior que solo tenía que caminar en línea recta desde la puerta, y parecía que no mentía.

—Bien, debo estar cerca. —Cuando camine un poco vi luz que entraba desde la entrada de la cueva e iluminaba mi entorno cuanto más me acercaba.

En cuanto salí, vi una gran ciudad amurallada con un castillo color gris que se elevaba alto en el cielo. Era comparativamente más pequeño que el de la capital de Theorin, pero no dejaba de impresionar. Agitado por la emoción reforcé mi cuerpo con magia y empecé a correr en dirección a la ciudad, solo para detenerme poco después. Pensé que sería buena idea ocultar la entrada de la cueva con algunas rocas para evitar que alguien se teletransportara por accidente. Con mi magia mis capacidades físicas superaban con creces las de un humano, así que en cinco minutos había terminado de apilar rocas en la entrada de la cueva. Solo deje un leve hueco para que si alguien de Theorin cruzara pudiera encontrar la salida. Me sacudí el polvo de las manos y empecé a correr.




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