Ya hace muchos años, no puedo decir cuando, vivía en una vieja casona una mujer ya grande de la cuál nadie conocía por su nombre, sin embargo, todos la llamaban la señora de la gorra azul porque siempre la portaba en su cabeza.
En una noche fría y oscura, los vecinos de aquella señora se vieron obligados a entrar a la casona por la fuerza, ya que vieron humo brotando de la chimenea al igual que de las ventanas y al llamar a la puerta no recibían respuesta alguna. Cuando al fin entraron, se dirigieron rápidamente al cuarto de la mujer, pero ésta ya no se encontraba viva por una extraña razón.
Pasaron días, semanas, meses, años y la casona seguía abandonada, aunque estaba en venta.
5 años más tarde sólo una de varias parejas se animó a comprarla y a remodelarla, pero ellos nunca se mudaron allí, sino que más bien se la dieron a uno de sus sobrinos que recién acababa de terminar su carrera en la Universidad. Este muchacho era muy reconocido por la gente por no tenerle miedo a nada, así que, para impresionar a sus adversarios decidió cambiar su domicilio a la casona misteriosa.
En la madrugada, el joven bajó de su alcoba para ir rumbo a la cocina para hidratarse un poco después de haber tenido un mal sueño. Ya sentado en la mesa del comedor un poco adormilado, pudo notar algo extraño; era una silueta de rostro irreconocible a la que sólo se le lograba notar un gorro de color azul en la parte de su cabeza.
A la mañana siguiente que la pareja venía de visita, encontraron a su sobrino tumbado a unos pasos de la cocina, al parecer había sufrido un infarto, pero ¿Cómo, pudo haber muerto de eso a tan poca edad? Ni los doctores más prestigiados de la ciudad lo pudieron averiguar.
La antigua dueña de esa casa era como ese chico; no le temía a nada, sin embargo, en una de las varias fiestas que tuvo en la madrugada, ella no se percató que un pedazo de carbón de los que usaba para calentar la chimenea le brincó a una de las alfombras, incendiando por consiguiente el piso de madera junto con las paredes de la casa. Mientras dormía, el humo se fue extendiendo hasta llegar a ella y finalmente causarle asfixia.
Cuenta la leyenda que a las 3:33 am siempre vuelve a su antigua casa para asegurarse de haber apagado aquella chimenea que fue la causante de su muerte. Como era de esperarse, su rostro y su cuerpo es irreconocible gracias a las quemaduras que sufrió, el gorro azul es el único intacto de ese accidente…