Capítulo#15 El regreso de la novata.

Capítulo 15 El regreso de la novata.

Iba de camino a la universidad cuando sonó mi celular, miré en la pantalla para ver de quién se trataba y era un número desconocido. Iba a rechazarla, sin embargo tuve una corazonada y contesté.

—Hola, ¿quién es?

—Soy yo, Layla.

Sentí una emoción indescriptible.

—¿Layla?, ¿de verdad eres tú? —no lo podía creer.

—Sí, aunque te parezca insólito, te extrañé.

Mi corazón latió de prisa tras escuchar sus palabras.

—También te extrañé, no imaginas cuánto.

—¿De verdad? ¿No me guardas rencor?

—En lo absoluto, quería verte para pedirte perdón por mi mal comportamiento...

—Ya te perdoné hace mucho tiempo, sé lo que se siente al ser traicionado, o creer que lo hicieron. Créeme que he tenido mucho tiempo para analizar mi vida con calma —respondió Layla con disimulada amargura.

—Igual, yo; he cambiado mucho, no quiero volver a ser como antes —quería que supiera de inmediato lo distinta que era; aunque algo por dentro me decía que mejor que las palabras son los hechos.

—Has madurado mucho, ambas lo hemos hecho —ella sí que se escuchaba como alguien muy maduro.

—¿Cómo supiste mi número? —pregunté por curiosidad.

—Alan me lo dio hace tiempo, se lo pedí porque quería hablarte; sin embargo no me atreví, luego me fui de viaje y el tiempo pasó —explicó Layla con vaguedad.

—Me alegro muchísimo de que me llamaras —era la absoluta verdad—. No tenía ninguna forma de comunicarme contigo y estaba angustiada. ¿Regresarás a la oficina?

—Sí, es hora de retomar mi vida donde la dejé.

—Qué bueno, seremos compañeras de trabajo nuevamente.

—Y amigas si tú quieres —ofreció Layla.

Me emocioné enormemente, tanto que hasta se me cortó la respiración.

—Por supuesto, siempre quise serlo —confesé.

—Me alegro de verdad, en el trabajo nos vemos, acabo de llegar y todavía tengo muchas cosas que hacer.

—De acuerdo, si me necesitas para lo que sea, no dudes en llamarme.

—Gracias, Karla.

—Soy yo la que debo agradecerte por darme la oportunidad de ser tu amiga y rectificar mi error.

—Es bueno saber que pienses así, ambas necesitamos otra oportunidad.

Narrador omnisciente:

Layla se despidió y colgó, su vida era una locura sin fin que no podía contarle a nadie. Se había visto obligada a mentir y le dolía empezar una amistad con Karla con mentiras, no obstante era algo que no estaba en sus manos. Era la novia del hijo de Lucifer y acababa de dar a luz. Tenía demasiados problemas inconfesables en su vida. Por otro lado Karla llegó a la universidad alegre, con el rostro radiante como hacía mucho no se le veía. Su estimada Layla había regresado y pronto se verían, era lo único que tenía en su mente.

En la tarde del día siguiente Karla estaba trabajando concentrada, pero sintió calambres en sus piernas y decidió salir a estirarlas un poco antes de continuar. Las cosas en la empresa no estaban marchando para nada bien y todos tenían más trabajo por esa causa. El personal junto con los jefes se estaban esforzando por salir del hueco, no obstante parecía que era imposible. Había escuchado a muchas personas quejándose por la partida del anterior vicepresidente, decían que él era la cabeza de este imperio y sin su presencia se estaba desmoronando; lo hacían con distintas palabras, pero con igual significado y Karla estaba completamente de acuerdo.

Su mirada distraída se detuvo en la pareja que conversaba frente al elevador. Su sorpresa no tuvo límites al descubrir quienes eran esas personas. No imaginó poder verlos juntos de nuevo, sin embargo estaba muy feliz.

¡Owen estaba de regreso también?

¿Qué sorpresa tan inesperada?

Por lo visto todo estaba volviendo a su debido lugar.

Desde su posición no podía escuchar la conversación, no obstante se veía a simple vista lo mucho que se extrañaban y el afecto que se tenían. No había rastro del hombre cínico, burlón o manipulador que antes era, apreció. Su amor por Layla era palpable.

Cuando Owen subió al ascensor, Layla caminó en dirección de Karla, pero ella se movió con rapidez tratando de ocultarse de su mirada, no quería que la viera. Temía que la tomara por una chismosa cuando no había sido su intención verlos. Fue por pura casualidad y no supo cómo moverse, los había extrañado tanto que no pudo apartar la vista de ellos.

Karla observó a Layla cuando entró a la oficina. Apenas la vieron todo el personal comenzó a saludarla con afecto y entusiasmo, su tutor Darien y su amigo Aran (el líder de los estudiantes de práctica) la abrazaron emocionados, la novata era más cercana a ellos dos. Era muy apreciada, observó Karla desde su posición, no sintió nada de envidia, por el contrario le agradó. Caminó a su encuentro decidida cuando encontró una oportunidad, se acercó lo suficiente y la abrazó con fuerza.

—Te extrañé, Layla. No te vuelvas a ir por tanto tiempo —expresó desde el fondo de su corazón.

—Igual —respondió Layla conmovida y le correspondió en el abrazo—. Te prometo que en la próxima te llevo conmigo.

—Es una promesa, no te puedes retractar

Layla sonrió alegre, era el inicio de una sincera amistad. A veces una verdadera amistad puede comenzar luego de una pelea. Rivales en el amor, pueden ser grandes amigas, nada es imposible en este mundo.

Días después:

Karla era feliz siendo amiga de Layla, no obstante sentía que a esa amistad le faltaba algo. Habían pasado algunos días desde su regreso; sin embargo no hablaban con intimidad, como lo hacen las amigas de verdad. Sabía muy bien que el motivo que les impedía esa cercanía tan añorada, tenía nombre y apellido: Owen Moore. Calculaba que a esta hora llegaría ella, estaba tan nerviosa que casi se echa a perder sus largas uñas postizas  de perfecto maniquiur, con los dientes. De hoy no podía pasar, tenía que hablar seriamente con Layla, abrirse primero para que ella también abriera su corazón. La vio llegar, todos la saludaron con entusiasmo y afecto, en cuánto tuvo la oportunidad la abordó bruscamente sin perder más tiempo. No era su intención asustarla o preocuparla, sin embargo debido a la ansiedad, actuó de esa forma.