La Mujer del Mafioso

Capítulo 1

Mi vida es normal, no tengo nada interesante que decir al respecto, como cualquier otra tengo deudas, trabajo y ya, nada del otro mundo.

Mi nombre es Lucí, tengo 23 años y tabajo en una joyería en el centro de la ciudad. Mi físico lo veo normal, tez blanca, ojos azules y cabello rubio. Siempre he sido considerada una niña de dinero, por decirlo así, cuando en realidad nada que ver, lo que soy lo he logrado trabajando duro.

Y si estudié en la universidad, pero no pude terminar mi carrera por el trabajo. Y se preguntarán por mis padres, bueno... mi padre se fue de casa cuando yo nací, mi madre a causa de esto entro en depresión, aún me sorprende como me crió, pero llego un punto en el que no aguanto más y termino con varios intentos de suicidio. Ha raíz de esto tuve que independizarme desde muy corta edad.

No culpo a mi madre la verdad, no podría hacerlo ni a nadie que sufra de algo así, solo he seguido adelante con mi vida. Hasta los momentos nada fuera de lo común me ha sucedido. Salgo al trabajo y regreso a casa, nada interesante.

En este momento me encontraba en el trabajo, hoy mi jefa me solicito si podía estar horas extras, porque una de mis compañeras está enferma, yo no puse objeción porque tampoco tenía nada más que hacer, es viernes así que no tengo ningun problema.

Mientras estaba limpiando una de las vitrinas, se acerca una de mis compañeras, Sara.

-Lucí, sabes que día es hoy -dijo haciendo un baile-

-Es viernes

-Si... pero hoy no pasarás aburrida como otros días,, hoy me acompañaras a una fiesta

-Gracias por la invitación, pero sabes que no es mi ambiente

-Hay por favor Lucí, pareces una anciana, solo trabajas, trabajas y trabajas. Nunca te tomas un descanso

-Claro que si, pero no me gustan las fiestas

-Por favor, te prometo que si no te gusta está no vuelvo a insistir, por favorsito

Suspiro, porque se que no se rendirá hasta que vaya con ella

-Esta bien, solo está vez Sara

-Si, esa es mi chica, muchos caeran a tus pies

Yo me río de las locuras que dice Sara, ningún hombre se ha fijado en mi y no me interesa que lo hagan, no estoy lista para una relación.

-Que tonterías dices, eso no pasará

-Lucí, debes aprovechar ese físico, el hijo del jefe siempre ha estado botando la baba por ti

-Ya ponte a trabajar si

Después de seguir hablando del hijo del jefe un buen rato, al final siguio con su trabajo Sara.

Eran las 8 de la noche cuando entrarón por la puerta de la tienda, eran un hombre, que no se puede negar, muy guapo, con otros dos hombres atrás de él. No me sorprende, muchos de los cliente son bastante adinerados.

-Muy buenas noches, mi nombre es Lucí, en que puedo ayudarlo

El tipo al principio me quedo viendo un buen rato, sus ojos sentía como si quisiera ver más haya, un verde tan hermoso que me quede emobada viendolos.

-Buenas noches, vengo por un encargo que hice.

-Me da su nombre por favor

-Nicolás Russo

Busco en la computadora el nombre del sujeto de ojos verdes y efectivamente él hizo un encargo de un reloj de oro.

-Enseguida se lo traigo señor

Fui a la parte de atrás para buscar entre los pedidos, hasta encontrar el pedido solicitado. Regresé y le entregue el pedido.

-Aquí tiene muchas gracias por su compra señor Russo

-Gracias, y dime Nicolás por favor

No sé porque me sonroje, pero la forma en la que sonreía después de decir eso, me hacia sentir extraña.

-Muchas gracias Nicolás

El sonrió una ultima vez y salió de la tienda, no me había dado cuenta de que no estaba respirando hasta que salió, jamás había sentido eso.

-Viste ese bombón -dijo Sara apareciendo por atrás- se veía interesado en tí

-Pero que cosas dices

-Es verdad... pero si no lo quieres yo me lo puedo quedar

Nos reímos de las tonerías que dice, ella es muy única.

Ya eran las once de la noche cuando termino mi turno, Sara al final tuvo una emergencia con su gato y tuvo que irse, así que me salve de ir a la bendita fiesta. Esta cerrando todo, y ya cuando verifique que estaba todo cerrado, salí por la puerta de atrás.

Que frío está haciendo, maldigo no haber traido un abrigo. No había nadie a está hora de la noche, no se si sea paranoia mía, pero setía como si alguien me estaba siguiendo, camine más rápido por el miedo que me estaba surguiendo esto.

Hasta que sentí como alguien me jalaba del brazo y me pegaba contra la pared.

-Mira, mira, que belleza

-Y que lo digas amigo, si no fuera porque dijeron que la llevaramos, haría muchas cosas con ella

- ¡Sueltenme!

-Uy, la gatita tiene garras




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