La Mujer DetrÁs De La Copa

Capitulo 3

Cuando papá debía ir al pueblo para abrir la farmacia, mis tres hermanos y yo debíamos ir a la escuela, pero para ser sincera no me gustaba, prefería evadir las clases con la señorita Lucrecia que era la maestra, una muy mal humorada y mal encarada, nunca supimos el motivo de su enojo, llegaba muy temprano, mucho antes de que empezaran las clases, algunos niños decían que no tenia casa y que vivía dentro de la escuela, nos esperaba en la puerta oxidada en la entrada, podía verse desde lo lejos parada firmemente con su regla de madera en la mano, nos miraba como si nos esperara para juzgarnos frente a una corte suprema, en realidad era muy extraña, en aquel tiempo aun era permitido que los maestros reprendieran severamente a sus estudiantes, así que ya conocía la contundencia de su regla, porque en distintas ocasiones me había golpeado las palmas de las manos con ella.

Mi experiencia en la escuela nunca fue la mejor y tal vez por ese motivo nunca estuve muy interesada en estudiar, prefería quedarme a escuchar las increíbles historias de papá. En las mañanas, mamá que era una mujer muy estricta, nos hacia levantar muy temprano para ir a la escuela, debíamos ir todos impecables, recuerdo que me obligaba a usar un tipo de sostén para niña al que llamaban acostumbrador, irónicamente nunca me acostumbré, lo odiaba para ser mas explicita, me tallaba la espalda, me incomodaba, así que al salir de casa y estar lo más lejos posible de la vista de mi mamá, me lo quitaba rápidamente guardándolo en la mochila, debo añadir que en distintas ocasiones olvidé ponérmelo de nuevo antes de llegar a casa, mamá por supuesto lo notaba al instante, aprendí a conocer sus facciones a la perfección y sabia que en el momento que fruncía el ceño y entrecerraba los ojos, era mi señal para correr lo más lejos posible de ella, tal vez ahora me parece bastante graciosa la escena, pero en ese momento era bastante aterrador.

No era muy unida a mis hermanas Clara y Grecia pero era diferente con Raúl, mi hermano barón, me sentía más cómoda estando a su lado que con las mujeres, con él podía ensuciarme, correr, darnos golpes y reír a carcajadas, como vivíamos en una colina, algunas veces nos sentábamos en un pedazo grande de cartón y nos deslizábamos sobre él, por lo general mis dos hermanas se sumaban a la diversión, hasta que oíamos la voz de mamá gritándonos a lo lejos.

-¡espero que no se hayan ensuciado por que van a ver! -entonces inmediatamente corríamos a casa a cambiarnos entre risas nerviosas pensando que mamá nos descubriría.

Algunos días, cuando evadía las clases iba a visitar a papá en su farmacia, él era mi cómplice, mi mejor amigo, yo regresaba a casa antes que él lógicamente, para no levantar sospecha alguna, él llegaba horas más tarde y me lanzaba una mirada de picardía que nos hacía reír a los dos. Recuerdo a papá saliendo de casa en su hermoso caballo blanco al que llamaba "relámpago", pero su nombre no se debía a lo rápido que era, sino por cómo había llegado a nosotros, había sido años atrás y apenas recuerdo que fue en una noche en la que llovía mucho, relampagueaba tanto que parecía que ya había amanecido, los árboles se mecían como bailando en medio de la lluvia, todos estábamos acurrucados uno al lado del otro, cuando de pronto a pesar del fuerte ruido del agua sobre las tejas, escuchamos relinchar, creo que todos lo oímos pero papá fue el único de decidió levantarse y ver por la ventana de donde provenía el ruido.

-¡mija, afuera hay un caballo, un rayo lo puede coger y lo mata! –exclamó papá angustiado.

-debe ser de algún vecino y la lluvia lo asustó, pero no vaya a salir porque es peligroso. -Dijo mi mamá con tono preocupante.

Las palabras de mi mamá no impidieron que papá saliera a rescatar al caballo, él tenía un compasivo corazón y no le importó arriesgarse, salió e intentó calmar al caballo, todos a pesar del miedo nos acercamos a la ventana para ver lo que sucedía, fue como amor a primera vista; papá levanto sus manos para demostrarle al caballo que no quería lastimarlo y curiosamente a pesar de la lluvia, el ruido y lo desesperado que estaba el animal, se calmó, dejo que papá lo llevará detrás de la casa donde había un espacio entechado, fue un evento maravilloso de ver, hasta que mamá nos envió a dormir a todos. Al día siguiente me levanté muy temprano, ya no estaba lloviendo y salí corriendo a buscar a mi papá que no estaba, lo encontré detrás de la casa con aquel caballo, estaba maravillado peinando su hermoso pelaje, me acerqué sigilosamente.

-¿papá has dormido aquí con el caballo? ¿Por qué si no sabes de quién es? –pregunté.

-Marlyn, hija, este animalito necesitaba nuestra ayuda, llegó aquí por alguna razón, no es necesario saber de quién es, en cuanto lo vi fue como si sus ojos me hablaran y pude ver en su reflejo que me necesitaba. –dijo tiernamente.

-¿en sus ojos? ¿Reflejo...? No entiendo nada, creo que te hizo mal pasar la noche aquí, voy a llamar a mamá. –repliqué burlona.



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En el texto hay: pasion, baile, amor

Editado: 19.10.2018

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