Curiosamente mientras me alejaba, paso de hacer un calor impresionante, a nublarse el cielo por completo, después de un momento empezó a llover muy fuerte casi tanto como el día que… entonces, recordé a relámpago, que tal vez aun estaba amarrado frente a la farmacia, aceleré el paso mientras la lluvia me nublaba el camino, ese caballo era lo más cercano a papá que me quedaba y mi deber era cuidarlo como lo hubiese querido mi viejo, me encontraba a pocas calles de la farmacia, entonces vi esa blanca figura de relámpago que aun se encontraba allí, como esperando a que saliera papá, corrí lo más rápido que pude, al llegar vi la mirada del caballo, era como si supiera lo que estaba pasando, es más, como si lo hubiese sabido siempre, lo abracé fuerte y mis lagrimas rodaban por su hermoso pelaje mezclándose con la lluvia, lo desaté, monté sobre su lomo y no fue necesario dirigir las riendas, un instante más tarde relámpago corría tan rápido como nunca lo vi, él comprendía la necesidad de alejarme, así que me llevó al único lugar en el que quería estar, mi casa, lo supe en el momento que cruzamos la quebrada que a pesar de que iba muy crecida por la tremenda lluvia no fue rival para mi valiente caballo, que irónica es la vida, quien pudiera imaginar que ese caballo sería el mayor consuelo para mi dolor.
Al llegar a casa la lluvia cesaba, caía la noche, el frio golpeaba en mis brazos temblorosos por la ropa mojada y embarrada, baje del caballo, entré a casa para cambiarme antes de que mamá y mis hermanos llegaran, en eso sentí culpa por haberlos dejado pero recordé que mamá a pesar de su aparente indiferencia me conocía muy bien por lo que imaginaria que estaría aquí, al entrar en la casa fue extraña la sensación, sentía que ya no era mi hogar como si algo faltara, lo que era obvio, faltaba él, me apresuré a cambiarme la ropa torpemente porque el frio me había entumecido los dedos, al terminar me apresure saliendo atender a relámpago que muy probablemente estaría afuera mojado y con frio como yo, para mi sorpresa al salir no estaba, así que fui a buscarlo a la improvisación de establo que papá había construido para él, efectivamente allí estaba, echado sobre la paja, su apariencia me preocupó, parecía estar enfermo, pensé que podía ser el resultado de pasar la noche y casi el día entero atado a ese árbol, pero descubrí que su enfermedad no era física, era del corazón, ese animalito era más inteligente de lo que me imaginaba, me arrodillé a su lado para acariciarlo, aun estaba un poco húmedo su pelaje, tome una manta para darle calor, la puse encima de su lomo y me recosté sobre él, cerré los ojos quedando como inconsciente, todo lo sucedido durante el día me había pasado la cuenta, estaba exhausta.
Solo hasta el momento que abrí los ojos a la mañana siguiente me percate que me había quedado dormida en el establo, para mi sorpresa estaba sola, relámpago no estaba, entonces supuse que había salido a comer al prado, por más que lo busqué no lo hallé en ninguna parte, se había ido, nuevamente volvió a mí ese sentimiento de pérdida y vacio ¿Por qué todo a lo que me aferraba me abandonaba? entonces lo supe, ese caballo se había ido por que ya no había nada que lo atara a este lugar, tal vez había completado su misión aquí, quise pensar que había vuelto a los brazos de su alma gemela, esa idea me reconfortaba en verdad y deje que siguiera su camino.
Regrese a casa y en cuanto abrí la puerta, el grito ensordecedor de mamá me recordó que desde el día anterior no sabían de mí.
-¡Marlyn! Dónde estabas… cómo es posible que nos hagas esto justo en este momento tan difícil para todos… -dijo mi mamá muy enojada pero a la vez aliviada de verme.
Me sentí realmente culpable por mi comportamiento pero no tenía manera de explicar lo sucedido.
No sé si mamá pudo entenderlo o solo no quería entablar una discusión entre las dos, porque se dio la vuelta y regresó a la cocina, que por cierto el aroma que salía de ella me recordó que debía comer ya que no lo había hecho desde el día anterior, en eso Raúl se acercó a mí.
-Marlyn, comprendo que querías estar sola, pero pudiste avisarme, estaba muy preocupado por ti. –dijo algo irritado.
-en realidad lo lamento, no quise preocuparlos es solo que… -en realidad no supe que mas decir, ¿qué otro argumento podía darle a Raúl?
-ya no importa, ven vamos a la cocina para que comas algo, porque no creo que hayas comido nada en todo el día ¿o me equivoco? –dijo irónico.
-no, en realidad no he comido y tengo mucha hambre. -respondí de inmediato un poco apenada.
-ven ¡mamá preparo algo rico! –esbozó una gran sonrisa.
Raúl me llevó de la mano a la cocina y una vez más confirme que había adoptado el sentido paternal, papá se sentiría muy orgulloso del hombre que había criado, pensé para mis adentros mientas mamá me servía un plato caliente de sopa, comencé a comer y comprobé el dicho de que “las penas con pan menos” por que definitivamente esa sopa me calentó no solo el cuerpo sino el alma.