Las semanas pasaron ya casi dos meses desde que me había hecho mi debut como bailarina principal de alma de tango, si meses atrás me hubiesen dicho que estaría aquí, muy posiblemente habría abofeteado a quien lo dijera por burlarse de mí, las cosas seguían marchando a la perfección, los ensayos, las presentaciones, hasta la venta de las empanadas había aumentado, todos salíamos ganando.
Aron y yo cada vez éramos más cercanos, las cosas fluían tan naturalmente a su lado, no tenía que hacer ningún esfuerzo, era como si lo conociera de toda la vida, además conocí mucho más de él, de su gusto por la comida y curiosamente por la naturaleza, era soltero pero según sus afirmaciones lo prefería así, muchas veces lo vi entablar conversaciones bastante jocosas con chicas que visitaban la Casona por las noches y a pesar de que parecía que algo entre nosotros sucedía nunca dije nada, era muy insegura para tal confesión, además las chicas con las que lo vi salir era realmente hermosas, no quería pasar por una vergüenza, no podía competir con ellas, sin bien no eran de la cuidad si eran las más bonitas del pueblo, mientras que yo era demasiado tímida y poco experimentada, no tenía ni la menor idea de cómo comportarme cerca de un hombre, o bueno no al menos de uno que me gustara, así que preferí dejarlo todo de esa manera, es más, traté de evitar las miradas de Aron cuando no estábamos en las presentaciones claro está, allí era imposible, era parte del show, no quería abrir una ventana que jamás podría cerrar, tenía miedo.
La noche del viernes justo cuando se cumplían dos meses desde que hacia parte del grupo alma de tango, todo fue más agotador, el público pidió más presentaciones, por lo que Aron y yo tuvimos que improvisar, eso se nos daba tan bien, era como si leyéramos el pensamiento del otro, en cuanto el lugar cerró, ayudé a los demás a reacomodar las sillas y limpiar todo, no tenía mucho afán de llegar a la casa debido a que entre mis tantas mentiras había convencido a mi mamá de que vendería las empanadas todas las noches en la cafetería de la casona y que además me pagaría por ayudar con el aseo, era ridícula la manera como una mentira me llevaba más rápido a la siguiente, estaba segura que cuando toda la farsa se descubriera el peso de mis mentiras caería inevitablemente sobre mí, pero nuevamente me repetía, si que vale la pena.
Había terminado con el aseo y estaba saliendo de la casona para irme a casa cuando un susurro me hizo detenerme casi de inmediato, gire sobre mis talones para ver quién me llamaba y mi boca se curvo mostrando una enorme sonrisa al ver de quien se trataba, quien más si no él podría causar ese efecto de alegría total.
-hola Aron, pensé que ya estabas durmiendo. -Murmuré mientras deslizaba mis dedos por un mechón de mi pelo.
-pues, la verdad es que no tenia sueño, así que vine aquí a respirar un poco. -encogió los hombros.
Ese hombre era más guapo cada día, o tal vez era yo quien lo veía así cada día, de una u otra manera este tema de Aron ya me estaba agotando, se había convertido en mi pensamiento favorito pero a su vez el que más quería empujar fuera de mi, por supuesto verlo, sentirlo y olerlo todos los días no me ayudaba, pensaba en el hasta cuando me acostaba porque su aroma quedaba prendido en mi todo el día, tengo suerte de que en mi familia las muestras de afecto como los saludos con beso en la mejilla o los abrazos no sean muy frecuentes de lo contrario tendría serios problemas.
-ya…pues yo me voy… -giré de nuevo para retomar mi camino pero su voz me detuvo de nuevo.
-¿puedo acompañarte? -preguntó acercándose a mí.
-no es necesario, no te preocupes yo caminaré sola, además debes descansar. -respondí extrañada por su ofrecimiento.
-ya te dije que no tengo sueño y caminar por lo general me ayuda a conciliar el sueño. –hizo un ademan con su brazo para que lo tomará de gancho.
Me apretó fuertemente el brazo y empezó a caminar, no me quedaba otra opción así que lo seguí, en el camino hablamos de todo lo nuevo que estaba pasando, de lo bien que nos salían las rutinas, la conversación fue muy divertida, era tan fácil estar con él, pero tan difícil alejarme, en cuanto me percate de esa sensación no pude evitar preguntar.
-oye Aron, aun no comprendo porque un viernes tú estás sin plan, caminando conmigo, si por lo general sales con chicas. -intenté parecer relajada y desinteresada sin lograrlo del todo.
-pues tu eres una chica. -Esbozó una sonrisa que dejaba ver sus lindos dientes blancos.
No pude evitar reír aunque quería parecer seria.
-si claro, pero me refiero a una de las chicas con las que sueles salir en plan más… -guardé silencio.
-¿mas? -se giro levantando una de sus cejas, como interrogándome.
-pues ya sabes, no te hagas el inocente. -Sonreí burlescamente.
-hay Marlyn, soy hombre y muchas veces la testosterona me gana, pero ninguna de esas “chicas” como las llamas me interesa. -respondió con semblante decepcionado.