Los días siguientes al beso con Aron me sentí incapaz de volver a la casona, me quedé en casa enrollada en mis cobijas aparentando un fuerte dolor de estomago, era la única escusa que había encontrado para no ir al pueblo, debo admitir que también estaba exhausta de ir y venir, así que un descanso me sentaría muy bien, sabía que era irresponsable de mi parte no asistir a la casona pero quería estar segura conmigo misma antes de regresar, no quería comportarme como una niña inmadura, ¡vamos, pero si eso eres exactamente! Grito mi voz interior, la cual inmediatamente empujé muy profundo de mi cabeza, lo que menos necesitaba en este momento era mi alter ego hablándome con sinceridad.
Cuatro días después regresé a la casona, después de mucho analizarlo con mis cobijas deduje que el motivo principal por el que había llegado hasta allí no había sido Aron, había sido el tango, no podía perder eso de vista, así que solo decidí retomar mi vida, la que estaba construyendo por supuesto, para mi sorpresa en cuanto llegué y después de explicar mi repentino “dolor de estomago” la señora Miller pareció estar contenta con mi regreso, nos dirigimos al salón de ensayos donde la silueta de un hombre se podía ver, pero los reflectores no me permitían confirmar de quien se trataba, ¿era Aron? No parecía serlo, durante el tiempo a su lado me había memorizado cada parte de su cuerpo, bueno las visibles y el hombre allí parado no parecía ser él.
-Marlyn, te presentó a Lucas, es el nuevo bailarín… -dijo la señora Miller señalándome al hombre.
El hombre al escuchar nuestra llegada se giró para darnos la cara, era muy parecido a Aron, era alto, muy fuerte, sus músculos estaban perfectamente definidos, su cabello era de un tono casi rubio lo cual hacía juego con sus ojos color miel, de tez trigueña y una linda nariz recta, donde fabricaban estos hombres, pensaba para mí mientras veía como se acercaba a nosotros en lo que parecía cámara lenta.
-hola ¿qué tal? Soy Lucas. -extendió su mano para saludar.
No cabe duda que todos estos hombres eran más seguros de sí, que cualquiera, caminaba totalmente consciente de su espacio y por supuesto de lo atractivo que era, por lo que no se intimido para nada con mi llegada, ¿Por qué habría de hacerlo? ¿Acaso debería estar intimidado por ti? Allí estaba, había vuelto esa molesta voz en mi cabeza.
-hola… soy Marlyn… -la voz se me quebraba, era evidente que no tenía la misma confianza que él.
El hombre en frente de mi sonreía con aire de suficiencia, lo que me irritó de inmediato, hasta su postura era arrogante, me miraba expectante mientras me barría de pies a cabeza con sus grandes ojos, sin nada de disimulo.
-señora Miller ¿Dónde está Aron? -pregunté fingiendo que estábamos solas.
-veras Marlyn, en vista de que no volviste y que por obvias razones Aron no podía presentarse solo, decidió ir un tiempo a la cuidad, al parecer tiene una familiar en la Capital… necesitaba un descanso, últimamente parecía agotado… ¿no crees? -me preguntó la señora Miller.
-sí, supongo ¿pero regresará verdad? -dije sonando más interesada de lo que quería.
Pude percatarme con el rabillo del ojo que Lucas nos observaba mientras hablábamos y en cuanto me escuchó preguntar por Aron alzó una de sus abundantes cejas, era evidente que ya había sacado sus propias conclusiones.
-si querida, el volverá, pero no pronto… por ese motivo le pedí a Lucas que viniera a ocupar su lugar durante su ausencia, sabía que volverías pronto. -Dijo la señora Miller tomando a Lucas por el brazo.
¿Aron sabia de esto? No creo que estuviera de acuerdo con que otro hombre ocupara su lugar en alma de tango, aunque fuese por un tiempo, él estaba muy entusiasmado con el proyecto, me sentí culpable sabiendo que el motivo por el que se fue, había sido yo, a pesar de que intentaba no comportarme como una chiquilla inmadura era exactamente lo que hacía, que irresponsable y poco comprometida fui.
-necesito que empieces a ensayar con Lucas, para que estén en sincronía… -formuló la señora Miller mientras se alejaba. -los dejó solos para que se conozcan más. -Añadió.
El ambiente se había puesto pesado, casi se podía cortar con un cuchillo, no me sentía cómoda con el hecho de tener que compaginar con otro hombre que no fuera Aron, si bien ya era difícil para mí estar con él, por supuesto iba ser imposible con Lucas.
-¡Hey! Tranquila, solo vamos a bailar. -Bromeó mientras encendía el sonido.
Definitivamente era arrogante, cada palabra suya, cada movimiento decía “soy perfecto y lo sé” de entrada no me agradaba en lo más mínimo, o tal vez ya estaba predispuesta.
-estoy tranquila, ¿Qué te hace pensar lo contrario? -puse los ojos en blanco.