La semana paso muy rápido, efectivamente empecé a bailar con Lucas, nunca más se toco el tema del bar y la borrachera de aquel día, en realidad tampoco quería hacerlo, era muy vergonzoso recordar mi estado aquella noche, así que solo avanzamos, Lucas seguía comportándose igual de irritante cuando habían chicas a su alrededor pero también era muy amable y atento cuando estábamos solos, por otro lado Aron parecía una sombra siguiendo de cerca tanto las presentaciones como los ensayos, pero nunca hacia ninguna observación, no habíamos cruzado más que una par de palabras desde el día en las escalinatas, pero al ver su actitud tampoco deseaba más.
La noche había sido agotadora, me cambié rápidamente, me limpié el maquillaje como de costumbre y estaba empacando mis pertenencias en una bolsa plástica, cuando el toque de la puerta me sobresaltó.
-permiso… ¿puedo pasar? –esa voz era inconfundible, podría reconocerla en medio de la multitud.
-si claro Aron pasa. –respondí.
-¿te parece bien si ensayamos este fin de semana para empezar los dos desde el lunes? –parecía dudoso de mi respuesta.
-perfecto, nos vemos mañana. –asentí con la cabeza mientras me dirigía a la puerta.
Me sentía muy extraña siendo tan indiferente y distante de Aron, pero tal vez era mejor así, lo más importante para mí era lo que estaba viviendo ahora mismo y no pensaba ponerlo en riesgo por nada ni nadie, aunque debo admitir que este hombre sigue descolocándome cada vez más, solo que ahora había aprendido a controlarlo de tal manera que pasara desapercibido antes sus ojos.
La nueva semana había empezado, los ensayos con Aron había sido muy fructuosos, Lucas era bueno, pero Aron, él era magnifico, su talento era puro, real, solo fluía, cada vez que nuestros cuerpos se acercaban me recorría un escalofrió de pies a cabeza, cuando sus manos rozaban mi piel hacia que me estremeciera, era un río de sensaciones que no lograba describir, tampoco me esforzaba demasiado en eso, Aron me veía como una niña inmadura, basándose en mi comportamiento luego de nuestro beso, claro que no lo culpo, tenía toda la razón, pero tampoco me permitiría darle más largas al asunto, sabía que me haría daño.
La noche de la primera presentación con Aron como pareja me recordó lo mucho que lo extrañaba, todo con él era tan fácil, casi como flotar, nuestros cuerpos se movían plenamente consientes del otro, sobre todo cuando improvisábamos, era más natural y arriesgado, en cuanto terminó la pieza, el público empezó a ovacionar el show, en el rostro de Aron se marcaba una linda sonrisa de satisfacción, definitivamente esto era lo que alimentaba su alma, salimos de escena y me tomó de la mano guiándome al camerino, en cuanto entré se dispuso a salir.
-¡Aron! –repuse.
-¿sí? –se giro para verme de frente.
-bienvenido, es obvio que el público que extrañaba. –que otra cosa podría decir.
-gracias, supongo y ¿solo el publico me extrañó? –se quedo mirándome como analizando mi alma.
¡Dios! eso no lo vi venir, sentía muchas ganas de gritarle que sobre todo yo lo había extrañado, que todo de él me hacía falta, que los días parecían más oscuros cuando no lo veía, pero por supuesto jamás tendría el valor de decir algo así, en ese momento necesitaba que mi alter ego hiciera su aparición, pero al parecer me abandonaba cuando más la necesitaba ¡traidora!
-Aron…yo… -las palabras no salían de mi boca.
-no te preocupes Marlyn, eso lo dice todo. –se giro y abrió la puerta para salir.
¿Oye estás loca, lo vas a dejar ir? Por fin apareció eso que tanto buscaba.
-no, Aron no te vayas… -le pedí casi suplicante.
Él se detuvo al escucharme y antes de que volteara hacia mí las palabras salieron disparadas de mi boca.
-no te imaginas cuanto te he extrañado, lamento haberme comportado así la noche del beso, me sentí abrumada por todo, jamás ningún hombre me había tratado de la manera que tu lo haces, no podía creerme que el hombre más guapo que he visto en la vida se fijara en mí, es decir yo no soy… -no termine de hablar cuando lo sentí parado justo en frente de mí.
-Marlyn, eres hermosa, no lo dudes…si, eres muy joven y créeme cuando te digo que de no ser así ya te abría arrancado ese lindo vestido que llevas puesto, pero no me atrevería a lastimarte. –dejó escapar un gruñido. –eso es precisamente lo que me está volviendo loco. –entrecerró los ojos mientras respiraba agitadamente.
No pensé más, solo sentí, me abalancé sobre él colgándome de su cuello, inmediatamente me apretó fuerte por las caderas, pegándome aun más a su pecho, sus labios apretaron los míos con fuerza, el beso fue creciendo cada vez más, atrapó mi labio inferior suavemente con sus dientes a lo que yo respondí con un leve gemido, me soltó las caderas y cuidadosamente me tomo por los muslos, levantándome del suelo y sentándome en el tocador, yo solo quería sentirlo más cerca, entrelacé mis dedos en su pelo y tiré de él suevamente, dejó de besarme, inclinándome un poco hacia atrás para tener acceso a mi cuello, donde puso una cadena de besos húmedos hasta mis hombros, yo sentía como la sangre se acumulaba en mi entrepierna, ¿Qué era esto? Sentía que me quemaba por dentro, entonces de repente, se apartó de mí bruscamente.