La Mujer DetrÁs De La Copa

Capitulo 18

Golpeé lo más suave que pude la puerta de la habitación de Aron, que afortunadamente había recordado donde quedaba después de pasar allí la noche de mi primera y ojala hubiese sido mi última borrachera.

-hola Aron… siento venir a esta hora… -allí estaba parado en frente de mí, vestido con tan solo un pantalón negro de algodón que caía por sus caderas de la manera más sexy que podía, su torso estaba descubierto dejando al descubierto un lindo tatuaje justo en uno de sus pectorales, de lo que parecía ser una frase escrita en otro idioma ya que no entendía nada, tragué saliva mientras sentía un deseo infinito de besar cada una de esas letras en su piel.

-¿Qué haces aquí Marlyn? –preguntó frunciendo el seño extrañado, sacándome de mis absurdos pensamientos.

-pues… yo venía porque… -la voz me temblaba por el frío mientras las gotas seguían escurriendo por todo mi cuerpo, además verlo así en frente de mí, me quitaba hasta la respiración.

-está bien vamos a dentro, estas empapada y te puedes enfermar. –dijo en un tono dulcemente protector mientras me tomaba del brazo para ayudarme a entrar.

Me dejé llevar inmediatamente, tenía mucho frio, las manos congeladas y al entrar allí sí que cambiaba el ambiente, la temperatura era perfecta y ese aroma inconfundible al perfume que usaba Aron inundaba cada parte de la habitación, lo que hizo que se me erizaran los vellos en cuanto recordé ese aroma peculiar que me acompañaba siempre después de estar cerca a él.

-sécate por favor,  vas a pescar un resfriado. –advirtió tendiéndome una toalla seca.

-muchas gracias, tengo mucho frío. –respondí aun con la voz quebrada.

Me quité los zapatos y me percaté de que había dejado un charco de agua justo debajo de mis pies, tomé la toalla y empecé a frotar fuertemente mi cabello para secarlo, estábamos en silencio, tanto que por un momento olvidé que Aron estaba allí, hasta que levanté la mirada y allí estaba sentado en su cama, con los ojos abiertos como platos, ¿estaba sudando? Pero como era posible si yo sentía que mis huesos se partirían del frio, entonces me percaté de que tenía la mirada fija en mis pechos, al bajar mis ojos lo comprendí, ¡carajo! Nunca me había acostumbrado a usar los dichosos “torturadores” que mamá quería que usara, así que tenía el vestido totalmente empapado pegado a mis senos, que eran aun más notables por que el frio había endurecido mis pezones.

Me cubrí con la toalla casi por reflejo, Aron sacudió la cabeza mientras carraspeaba la garganta y la inclinó lógicamente apenado, en realidad no lo culpaba, si sentía lo mismo que yo, cuando lo veía… me mordí el labio inferior al dejar pasar una fugaz imagen de su cuerpo por mi mente, todo era tan extraño y nuevo para mí, nunca me había sentido de tal manera, bastó una sola de sus miradas perturbadoramente sexys para que me recorriera por el cuerpo un calor sofocante, había dejado de temblar, incluso sentí que el agua se evaporaba de mi ropa debido al calor de mi piel, de verdad lo deseaba, no lograba comprender que era lo que quería exactamente que pasara, pero estaba segura que cada fibra de mí, anhelaba el roce de sus manos.

-Aron, ¿podrías ayudarme? –dije mientras le mostraba el broche trasero de mi vestido.

Parpadeó un par de veces antes de reaccionar.

-sí, claro, te ayudo. –se levantó dudoso de la cama acercándose a mi lentamente como si me temiera, la idea pensar en este hombre, amedrantado por mí, me hizo esbozar una sonrisa maliciosa.

-¿Qué es lo que te causa tanta risa? –sentí sus cálidos dedos rozando la parte baja de mi cuello, buscando el cierre para bajarlo.

-no es nada, descuida. –respondí dedicándole una mirada atrevida.

Sentí la punta de sus dedos rozar mi oreja en cuanto puso mi cabello que aún estaba húmedo, encima de mi hombro para tener mejor acceso al cierre del vestido, tomó el cierre cuidadosamente y tiró del mismo hasta la parte baja de mi espalda, lo hacía con evidente cautela para no tener contacto con mi piel, pero al parecer sus manos temblaban, rozándome así varias veces con sus delicados nudillos mientras bajaba el cierre, en cuando tocó mi cintura dejé escapar un involuntario gemido.

-¿Por qué me haces esto? –susurró a mi espalda.

-porque lo deseo. –respondí sin dejar espacio para la duda, ¿Qué era lo que él me hacía a mí?

Sus manos se detuvieron por unos segundos apoyadas en mi cintura, pero momento después apretó fuerte dándome vuelta para que lo viera de frente, sus ojos ardían tanto como los míos, su pecho rebelaba lo agitado que estaba, subía y bajaba incesante, detallé una vez más aquel tatuaje que encajaba perfecto en su pecho, mordí una vez más mi labio trayendo nuevamente a mi cabeza el recuerdo que había tenido anteriormente y como si no fuese dueña de mí, puse las manos en su pecho, me acerqué lentamente, posando los labios en su tatuaje, efectivamente pasé la lengua por cada letra en él, la sensación era mejor de lo que había imaginado.



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En el texto hay: pasion, baile, amor

Editado: 19.10.2018

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