La Mujer DetrÁs De La Copa

Capítulo 22

Los días pasaron, la recuperación de la rodilla estaba siendo más difícil de lo que pensé, me daban dolores impresionantes haciendo que pasara en vela la mayoría de las noches, aunque posiblemente también era debido a que el tiempo se estaba volviendo mi enemigo, a veces quería que pasara muy rápido para recuperarme y otras veces quería detenerlo para disfrutar de Aron toda la vida, pero no podía ser tan egoísta me decía.

Teniendo en cuenta que yo debía guardar reposo, Aron había conseguido varias presentaciones, lo que nos ayudaba a mantener una economía estable, el pobre llegaba tan cansado, su expresión lo delataba, aunque siempre quería mostrarse feliz ante mí, mientras que él no se encontraba en casa yo aprovechaba el tiempo para continuar con la organización del viaje, no le había dicho nada para no darle pie de arrepentirse, pero ya era hora de hacerlo, estábamos a tan solo una semana de la fecha prevista.

-Aron, hoy me siento de especial humor y me gustaría ir al bar. –dije ocultando el dolor en la rodilla. –ya sé que no puedo beber alcohol pero me basta con escuchar la música y compartir contigo. –añadí al ver su cara de asombro.

-¿estás segura? –dijo frunciendo el seño y asentí de inmediato, necesitaba disfrutar un poco más de él.

Esa noche fue maravillosa, disfrutamos tanto, el uno del otro, Aron parecía extrañado por mi peculiar felicidad, yo por el contrario sentía que me desmoronaba por dentro, sin embargo quería que él me recordara así, sonriente y siendo la mujer más feliz de la tierra, porque eso exactamente era él en mi vida, la felicidad.

-¿te pasa algo Marlyn? –preguntó Aron al notar que mis ojos se empañaban.

-no, para nada, es solo que estoy muy feliz. –dije para evadir su pregunta, me conocía tan bien que sabía que algo suceda conmigo. –o bueno, si me pasa algo, es que te amo tanto Aron, recuérdalo siempre. –miré al suelo de inmediato, si seguía así terminaría rogando por qué no se fuera. -¿nos vamos? –pregunté rápidamente al ver que pretendía decirme algo.

-está bien amor, vámonos. –dijo terminando su trago de un solo sorbo.

Al cruzar la puerta de la casa, me invadió como un  torbellino con todos los buenos recuerdos que tenía en mi mente y mi golpe de realidad fue más fuerte cuando me di cuenta de que en su gran mayoría eran gracias a Aron, ¿Qué iba hacer sin él? Sentí una corriente helada que pasaba desde mi columna hasta los tobillos, Aron empezó a desvestirse mientras yo buscaba una razón para dejarlo ir, me abalancé sobre él rodeándolo con mis brazos fuertemente por su espalda, su calor era un alivio para mi alma, él sin dudar puso sus manos sobre las mías para recibir mi abrazo, luego se giró para quedar frente a mí, sus ojos eran como pozos que me atraían hacia él y sin lograr contenerme, las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, Aron abrió los ojos alarmado pero antes de que pudiera pronunciar palabra, sellé sus labios con los míos.

-espera amor, ¿Qué te pasa? –pregunto apartándome ligeramente.

-no preguntes nada, solo bésame Aron. –respondí en medio de sollozos.

En ese momento pareció comprender que lo único que aliviaría mi dolor era él, aunque no tuviera idea el por qué de mis lágrimas, entonces me beso larga y profundamente, con cada suspiro sentía como se entregaba a mí, rocé con mis dedos cada centímetro de su piel, quería tener un mapa mental para nunca olvidarme de esto, aunque eso no era posible, jamás borraría de mí ni una sola de sus caricias, habían sido marcadas a fuego cada vez que me tocaba.

Un rayo de luz golpeó directamente en mi cara, al parpadear varias veces me percaté de que ya había amanecido y yo había pasado toda la noche deleitándome con las hermosas facciones de Aron mientras dormía.

-buenos días mi diosa… -saludo Aron aún sin abrir los ojos.

-¿estás despierto? –pregunté extrañada.

-si hace un rato, pero parecías estar descifrando un mapa del tesoro mientras me veías. –me ruboricé instantáneamente. –así que preferí esperar a que encontraras lo que buscabas. –evidentemente se  divertía de avergonzarme.

 -pues, no buscaba ningún tesoro, más bien apreciaba uno. –sonreí tiernamente mientras le daba pequeños besitos en los parpados.

-aquí el dueño de un tesoro soy yo, así que pienso disfrutarlo ya mismo. –se carcajeo mientras en tomaba de la cintura atrayéndome a él.

-¡Aron! –no pude contenerme y reímos los dos como tontos.

-amor, tenemos que hablar. –dije con un tono más cortante del necesario.

-esas palabras no me gustan para nada. –murmuró confundido. – ¿debo preocuparme? –levantó una de sus cejas.



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En el texto hay: pasion, baile, amor

Editado: 19.10.2018

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