Clarice continuó con su rutita de entrenar con Mérida todos los días, también se hacía tiempo para seguir practicando su magia entre otras cosas, como estar con Elsa, claro que sin interferir con sus deberes reales, pero siempre se hacían un espacio para poder estar juntas. Después de un mes Elsa ya no pudo seguir conteniéndose y durante una fiesta con toda la realeza, cuando finalmente se decidió en hacerle la gran pregunta.
– Es una gran fiesta, nunca había estado en una así. –Dijo Clarice.
– Me alegra que te diviertas. –Dijo Elsa.
– Para nosotras no es tan extraño, prácticamente siempre tenemos bailes. –Dijo Ariel.
– No lo dudo. –Dijo Clarice, ella no lo notaba, pero Elsa estaba nerviosa.
– Elsa, planeaste todo esto para Clarice, es el momento, no desperdicies tu oportunidad. –Susurró Anna, todos en la fiesta sabían lo que Elsa tramaba, todos menos Clarice.
– Tienes razón, debo hacerlo. –Dijo Elsa, tomó airé y se acercó a Clarice.
– ¿Sucede algo? –Preguntó Clarice.
– No, todo está bien, -Elsa volteó a ver a Anna, ella levanto los pulgares-, Clarice acompáñame. –Dijo Elsa, tomó de la mano a Clarice y empezaron a caminar; Elsa llevó a Clarice frente a los tronos.
– Lo haces bien. –Pensó Anna.
– ¿Me prestan atención por favor? –Dijo Elsa y todos voltearon.
– ¿Qué haces? –Preguntó Clarice.
– Esto, -Elsa se arrodilló ante Clarice y sacó un hermoso anillo de diamante, ella se sorprendió-, te amo Clarice, jamás podré amar a nadie más como te amo a ti. –Dijo Elsa.
– Elsa. –Dijo Clarice sonrojada con lágrimas en los ojos.
– Clarice... ¿Te casarías conmigo? –Preguntó Elsa ofreciéndole el anillo a Clarice, ella se quedó en silenció por la emoción, pero fue sólo un instante.
– Sí, ¡Sí! ¡¡SÍ!! -Clarice estaba llorando de felicidad-, te amo Elsa, nada me haría más feliz, será un gran honor casarme contigo. –Dijo Clarice y Elsa le puso el anillo.
– El honor será mío. –Dijo Elsa, se puso de pie y besó a Clarice, en ese momento todos aplaudieron, pero Mérida tuvo que salir de ahí.
La bosa se celebró poco después, absolutamente todos fueron invitados a la boda, incluyendo a los ex-villanos y a Mérida, quien asistió para no quedar mal con Clarice. Aquella fue una hermosa ceremonia que quedaría grabada en la mente de todos los que estuvieron presentes, seguida de una gran fiesta en dónde hubo un delicioso pastel helado de chocolate, el cual disfrutaron todos los invitados; en la fiesta, Elsa y Clarice grabaron una frase en el anillo de la otra, para que al mirarla, siempre recordaran el amor que ambas sienten; la frase que Clarice escribió decía: "Tú eres mi corazón", la frase que Elsa escribió decía: "Jamás volverás a estar sola". Cuando Clarice leyó lo que decía en su anillo, abrazó a Elsa.
– Te amaré por siempre, incluso después de la muerte. –Susurró Clarice al oído de Elsa mientras la abrazaba.
– Tú eres la historia más hermosa que se escribió en mi vida. –Susurró Elsa al oído de Clarice, y luego la besó.
La única persona que no estaba del todo feliz en la celebración era Mérida, casi no podía contener sus celos y ganas de llorar, pero lo disimulaba lo más que podía y trataba de al menos sentirse feliz por Clarice, aunque siguiera pensando que Elsa no la merecía.
A partir de ese día, las cosas fueron un tanto diferentes para Clarice, Elsa había usado su poder como reina para nombrarla "Capitán de la Guardia", para algunos, ella lo hizo para quedar bien con Clarice, pero para otros, lo hizo porque era consciente de sus las habilidades mágicas, de combate, planeación y estrategia (después de todo, logró engañar a todo el mundo y ella sola liberó a los villanos con un hechizo que todos creían imposible de realizar), las cuales eran las idóneas para tener un rango así.
Clarice no tuvo reservas a la hora de entrenar a sus nuevos soldados, una frase que aquí significa: los hacía entrenar desde que amanecía hasta que anochecía, no importaba si hacía un calor o frio insoportable, o si estuviera lloviendo, los soldados nunca debían faltar a un entrenamiento ni tampoco desobedecer a su capitán, pues el castigo era demasiado duro para ellos, éste era correr 20 vueltas cargando una enorme roca sobre sus espalda, es de esperarse que ningún soldado haya logrado terminar todas las vueltas, pero el dolor y cansancio eran tan grandes que no les quedaban ganas de volver a desafiar las ordenes de su capitana.
Entre las actividades del entrenamiento que Clarice les hacía hacer a sus soldados, estaba el fortalecimiento de sus brazos, golpes y patadas, había días en los que les obligaba a hacer tantas lagartijas como pudieran por 3 horas, con algunos minutos de descanso entre cada hora, después de eso, debían golpear unos troncos que ella les había llevado para que practicaran sus golpes y sus patadas, una vez que terminaban con eso, debían enfrentarse a ella en un combate cuerpo a cuerpo (en caso de que se lo pregunten, Clarice siempre les ganaba), y continuaban así hasta que era hora de volver a sus casas.
Otras de las actividades del entrenamiento, consistía en mejorar las habilidades de los soldados son las espadas y el arco, una parte del día lo dedicaban a ejercicios individuales de arco y flecha, donde al principio debían darle a un blanco común, pero después tenían que darle a blancos en movimiento, los cuales aumentaban su velocidad cada cierto tiempo por un hechizo de Clarice, el que fallara se quedaba horas extra practicando; seguido de practica con la espada, primero practicaban posiciones, ataques y bloqueos con un maniquí de madera movible, después debían pelear entre ellos y al último con Clarice.