Al día siguiente tuvieron la pelea, Clarice le había pedido a Alison que no fuera demasiado dura con él, pero que tampoco se dejara ganar. Durante la pelea Daniel dio todo lo que tenía, Clarice se dio cuenta de eso, pero también notó que no era suficiente y que seguramente jamás lo sería, la pelea no duró más de 10 minutos, al final, como Clarice lo había supuesto, Alison ganó al darle una patada a Daniel, de la cual ya no se pudo volver a levantar con las fuerzas para seguir peleando; tras la derrota de Daniel, Clarice cruzó sus brazos y se fue con el ceño fruncido, también le hizo una seña a Alison para que se fuera con ella, Daniel vio la mirada de decepción que tenía Mérida y salió corriendo de ahí llorando.
- Esto ya es demasiado. -Dijo Mérida y se dirigió al castillo de Elsa para buscar a Clarice, sin embargo se topó con Elsa en el camino.
- Mérida ¿Dónde está Daniel? -Preguntó Elsa.
- Perdió su batalla de hoy y se fue corriendo. -Dijo Mérida.
- ¿No irás a buscarlo? -Preguntó Elsa.
- Él se sabe defender solo, aunque Clarice no lo vea así. -Dijo Mérida.
- ¿Tuviste algún problema con ella? -Preguntó Elsa.
- No exactamente, es sólo que siento que no ama a Daniel como ama a tus hijas, desearía que cambiara, desearía que pasara tanto tiempo con nuestro hijo como lo hace con ellas. -Dijo Mérida.
- Dirás, tanto tiempo como el que pasa con Alison. -Dijo Elsa.
- ¿Qué? -Preguntó Mérida.
- La mayor parte del tiempo Clarice está entrenando, un poco de su tiempo libre lo pasa con Johanna y Daniel, pero la mayor parte de él, digamos un 70% de todo su tiempo, lo pasa con Alison, Clarice jamás lo admitirá, pero yo sé que ella es su favorita. -Dijo Elsa.
- ¿Eso no te molesta? Ella ni siquiera es su hija. -Dijo Mérida.
- No, antes lo hacía, pero no ahora. -Dijo Elsa.
- ¿Por qué? -Preguntó Mérida.
- ¿Recuerdas cuál fue la reacción de Alison cuando nació tu hijo? -Preguntó Elsa.
- Sí. -Dijo Mérida.
- Tuvo una reacción similar cuando nació Johanna, a Clarice no le gusta que ella se sienta innecesaria y se esfuerza por demostrarle que la necesita, por demostrarle que la ama y que siempre estará ahí para ella. -Dijo Elsa.
- ¿Hay alguna razón? -Preguntó Mérida.
- No te lo puedo decir completamente, por una promesa que le hice, pero te diré que la familia de Clarice...... no la amaban, era invisible para todos ellos, para todos, cuando encontró a Alison se vio reflejada en ella, una niña indefensa y sola cuyos padres le dieron la espalda, entonces decidió darle lo que ella siempre deseó y necesitó. -Dijo Elsa.
- Una familia. -Dijo Mérida.
- Amor. -Dijo Elsa.
- Clarice... nunca lo habría imaginado. -Dijo Mérida.
- No le digas que te dije esto, sentirá que la traicioné. -Dijo Elsa.
- No lo haré. -Dijo Mérida.
- Escucha, no dudo del amor que Clarice les tiene a Johanna y a Daniel, no tienes de que preocuparte, lo que sea que le haya hecho a tu hijo, lo arreglará más pronto de lo que crees. -Dijo Elsa.
- Supongo que confiaré en ti. -Dijo Mérida.
- Ve a buscar a Daniel, por lo que dijiste, creo que necesita de su madre. -Dijo Elsa.
- De acuerdo, oye, entre tú y yo... ¿Johanna es tu favorita? -Preguntó Mérida.
- Paso más tiempo con ella, porque le enseño a ser la siguiente reina, pero no por eso es mi favorita. -Dijo Elsa.
- No mientas, le tienes más apego a ella. -Dijo Mérida.
- Sí, pero ya te lo dije, no es porque será la siguiente reina. -Dijo Elsa.
- ¿Entonces? -Preguntó Mérida.
- Porque nació de Clarice, cada vez que la miro, cada vez que la abrazo, sé que una parte ella está ahí. -Dijo Elsa sonriendo.
- A ver si te entendí, la prefieres a ella ¿Porque te recuerda a Clarice? -Preguntó Mérida.
- Sí, algo así. -Dijo Elsa y Mérida sonrió.
- ¿Te digo algo? Creo que esa es justo la razón por la que yo amo tanto a mi hijo, es idéntico a ella, sé que una parte de Clarice vive en él. -Dijo Mérida.
- Así es, en fin, debo retirarme, es hora de la lección de Johanna. -Dijo Elsa y se fue.
Mérida fue a buscar a Daniel, el primer lugar que se ocurrió buscar fue en un rio cerca de su castillo, pues a su hijo le gustaba quedarse sentado en un tronco y observar a la marea llevarse cosas; por suerte para ella, Daniel sí estaba ahí, pero cuando lo encontró, no se atrevió a acercarse a él, la razón, es que estaba hablando con Clarice y no quería interrumpirlos, ella se quedó bastante cerca para escuchar de lo que estaban hablando.
- ¿Hay algo de lo que quieras hablar niño? -Preguntó Clarice.
- No. -Dijo Daniel mirado el rio.
- ¿Seguro? Pareces algo molesto, además de triste, dime lo que te pasa, puedes decirme lo que sea. -Dijo Clarice y Daniel la miró.
- Me esfuerzo, de verdad me esfuerzo... pero -comenzó a llorar-, creo que nunca lograré que estés orgullosa de mí. -Dijo Daniel mirando hacia abajo.