Cada princesa envió una parte de sus tropas a pelear en la guerra, mientras que la otra parte permanecería en sus reinos para resguardarlos de cualquier ataque sorpresa, Mérida se había ofrecido como voluntaria para ir a la guerra al igual que Mulán; Elsa también debió enviar tropas, pero para su desgracia, era el deber del capitán de la guardia ir a cualquier guerra que se presentará, así que Clarice también debía irse.
– Entonces no hay más que decir, yo también iré a la guerra. –Dijo Clarice, ella y Elsa discutían en su habitación.
– Preferiría que te quedaras aquí, también serías útil. –Dijo Elsa.
– Sé porque no quieres que me vaya, todos saben lo que significa guerra, pero no tienes de qué preocuparte, recuerda que yo llegué a este mundo cuando estaba en otra, además, esta guerra comenzó por mi culpa, lo menos que puedo hacer es tratar de detenerla en el campo de batalla. –Dijo Clarice.
– Esto no es culpa tuya, es de esos necios que no comprenden que no eres una amenaza. –Dijo Elsa.
– Tal vez tienen razón en tenerme, no soy de este mundo, sé que incluso tú llegaste a tenerme mido. –Dijo Clarice.
– Eso pasó hace años. –Dijo Elsa.
– Lo sé, nunca le tomé importancia, aun así iré a la guerra, es mi deber, no abandonaré a mis hombres. –Dijo Clarice.
– Pero no te importa abandonarme a mí y a nuestras hijas. –Dijo Elsa.
– Estás siendo injusta. –Dijo Clarice.
– Lo siento, es sólo que... no quiero que te vayas. –Dijo Elsa y Clarice la besó.
– Tampoco quiero irme, pero te prometo que si voy, la guerra terminará antes de lo que crees, yo me aseguraré de eso. –Dijo Clarice.
– Sé que lo harás, yo te nombré capitana y ahora debo atenerme a las consecuencias. –Dijo Elsa.
– Gracias por comprender. –Dijo Clarice.
– ¿Cuándo te irás? –Preguntó Elsa.
– Las tropas enemigas ya se acercan, Mérida, Mulán y yo decidimos que lo mejor era irnos mañana mismo. –Dijo Clarice.
– ¡¡MAÑANA!! –Dijo Elsa sorprendida.
– Sí, fue una decisión difícil y apenas lo acordamos hoy, sé que es demasiado pronto, pero aplazarlo no lo hará más fácil. –Dijo Clarice.
– Te irás. –Dijo Elsa llorando.
– Elsa, recuerda, me encargaré de que la guerra duré poco, por favor no llores, no permitas que ese sea el último recuerdo que tenga de ti. –Dijo Clarice.
– Tienes razón, si ésta será nuestra última noche juntas no debemos desperdiciarla. –Dijo Elsa, ella y Clarice se acomodaron en la cama, pero casi no durmieron esa noche y no sólo por la preocupación.
A la mañana siguiente, Clarice empacó sus cosas y se preparó para irse, aún no sabía qué le diría a sus hijas, pero ya no tenía tiempo para pensar en algo; una vez que terminó de empacar, se dirigió a las afueras de Arendelle con Elsa, Alison y Johanna, Mérida ya estaba ahí esperando con Daniel y Mulán, además que las tropas ya estaban listas también, sin mencionar la presencia de todos los héroes y villanos que llegaron para decir adiós, entonces llegó la parte más difícil, la despedida.
– ¿Ya listas? –Preguntó Clarice.
– Sí ¿Y tú? –Preguntó Mérida.
– Más lista no se puede. –Dijo Clarice.
– Cuídense mucho. –Dijo Bella y Mulán asintió.
– ¿No te despedirás de Daniel? –Preguntó Clarice.
– Nos despedimos poco antes de que llegaras. –Dijo Mérida.
– Muy bien -Clarice se inclinó hacia Daniel- tu madre y yo nos iremos un tiempo ¿Sabes por qué? –Preguntó Clarice.
– Hay una guerra y ustedes irán a ganarla. –Dijo Daniel.
– Sí, descuida, no será por mucho tiempo, estoy segura que cuando vuelva, habrás mejorado en tus estrategias. –Dijo Clarice y Daniel la abrazó.
– Te quiero mamá. –Dijo Daniel.
– Y yo a ti. –Dijo Clarice, soltó a Daniel y fue con sus hijas.
– Mamá. –Dijo Johanna.
– Mi niña, tienes sólo 6 años y eres más inteligente de lo que yo era a los 12, sé que te convertirás en una gran reina, cuando vuelva... seguramente Elsa estará aprendiendo más de ti que tú de ella. –Dijo Clarice y la abrazó.
– No te vayas. –Dijo Johanna llorando.
– Tengo que hacerlo, me necesitan ¿Lo entiendes verdad? –Dijo Clarice.
– Sí. –Dijo Johanna.
– Muy bien, cuídate Johanna. –Dijo Clarice, besó a Johanna en la frente y después se dirigió a Alison.
– Yo voy contigo. –Dijo Alison.
– Tienes que quedarte con tu madre y tus hermanos. –Dijo Clarice.
– ¿Crees que soy muy débil para ir a la guerra? –Preguntó Alison.
– No, eres una niña de 9 años y la guerra no es lugar para alguien de tu edad, además, te necesito aquí, ahora que me voy serás tú la que los cuide a todos en mi ausencia, tu mamá y tus hermanos te necesitarán, no hay nadie más a quien los confié ¿Los cuidarías por mí? –Dijo Clarice.