La Mujer Inter-Dimensional

Capítulo 18

Cuando todos los héroes y villanos se reunieron en el gran comedor (dentro del castillo de Elsa), Robín estaba lista para decir lo que tenía que decir, sin embargo, Elsa le dijo que esa conversación la tendrían después de comer, ella no tuvo más opción que resignarse. L primer platillo que sirvieron fue una ensalada verde, seguida de una sopa de zanahoria, la misma que Robín había tratado de envenenar, el plato fuerte fue un enorme filete de pollo empanizado con una guarnición de puré de papa y otro poco de ensalada verde; en cada platillo Robín no dejaba de voltear a ver a Maléfica, como tratando de recordarle la promesa que le hizo; una vez que la comida terminó, fue momento de hablar.

– Muy bien, Robín, sé has esperado mucho tiempo para esto, la comida terminó así que... ya puedes decirnos, lo que quieras. –Dijo Elsa.

– De acuerdo, entonces comenzare, diciéndoles lo que pienso de ustedes. –Dijo Robín.

– Oh, no. –Dijo Johanna.

– Todos ustedes, todos los de su clase...... son personas repugnantes, seres egoístas e ignorantes que no ven nada más allá de sus castillos y su dinero, gracias a ustedes, mucho pueblos están muriendo de hambre, algunos por los abusos de personas ricas o bandidos que les quitan lo poco que tienen, y hasta donde sé, todo eso pasa por culpa por culpa suya. –Dijo Robín.

– Eso no es verdad. –Dijo Elsa.

– ¿Ah, no? ¿Cuándo fue la última vez que visitaron esos pueblos de los que hablo? ¿Qué han hecho para asegurarse de que todos sus súbditos estén bien... después de la guerra? –Preguntó Robín.

– Robín, las cosas después de la guerra fueron... complicadas, hemos estado haciendo todo lo que podemos por ayudar a los más afectados. –Dijo Bella.

– Pues no parece. –Dijo Robín.

– Es cierto. –Dijo Elsa.

– No tiene derecho ¡No tienen idea de todo lo que he visto! ¡Todo lo que he soportado! ¡Se supone que ustedes deben protegernos! Pero solo nos dan la espalda, yo he intentado hacer algo, pero me persiguen por eso, después de todo lo que vivido, no me quedó duda de que todos los de su clase, son los culpables, malditos egoístas. –Dijo Robín.

– Está bien, tranquila, te podemos probar que las cosas no son así. –Dijo Cenicienta.

– Lo dudo mucho. –Dijo Robín.

– Dices que el problema es que muchos pueblos son muy pobres, te daremos un mapa para que señales todos esos lugares a los que estuviste ayudando y nosotros nos encargaremos de que no les vuelvan a faltar nada. –Dijo Anna.

– ¿Y creen que con eso todo estará solucionado? –Preguntó Robín.

– ¿Qué más quieres? –Preguntó Alison.

– Ustedes no entienden nada, este problema ya lleva años, empeoró por la guerra ¿Están conscientes de que hubieron dos grupos de esclavistas aterrorizando a los pueblos más pobres? –Dijo Robín.

– ¿A dónde quieres llegar? –Preguntó Mulán.

– Mejor dicho ¿Qué es lo quieres en realidad? –Preguntó Mérida.

– Que hagan su trabajo, que envíen soldados a cuidar de esos lugares con regularidad, que los cuiden y no vuelvan a olvidarlos. –Dijo Robín.

– Eso se puede solucionar. –Dijo Elsa.

– Ah, es así de fácil ¿No? –Dijo Robín.

– Sí, así de fácil. –Dijo Anna.

– ¡¿Entonces por qué se los tengo que pedir?! ¿Por qué tuve que hacer tanto para que por fin pudieran reaccionar? Si es tan obvio, solo necesitan comprensión humana, ¡Es su trabajo santo cielo! No debería tener que decírselos. –Dijo Robín.

– Tienes razón, es verdad, hemos descuidado a nuestra gente, durante años creíamos que el problema eran los villanos, ellos y nada más, cuando fueron capturados, nunca volvimos a preocuparnos por los pueblos. –Dijo Felipe.

– Cuando fueron liberados, volvimos a enfocarnos solo en ellos y cuando las cosas se solucionaron... seguimos sin pensar más allá. –Dijo Erick.

– Después de la guerra... utilizamos muchos recursos en reconstruir lo que se destruyó, además de... otras cosas. –Dijo Elsa.

– ¿Otras cosas? –Preguntó Robín.

– Alguien a quien yo amaba mucho despareció después de la guerra, hice lo que pude por tratar de encontrarla, invertí toda mi atención en eso, cuando me di por vencida, la creí muerta y.... –Dijo Elsa.

– ¿Y? –Preguntó Robín.

– No volvió a interesarme nada más. –Dijo Elsa, ella hizo todo lo que pudo para evitar llorar, pero Robín se dio cuenta de que estaba triste.

– Aunque lo entiendo, no es excusa, yo también perdí a alguien importante, pero no dejé que eso me distrajera. –Dijo Robín.

– Si es la persona de la que me hablaste, entonces no la perdiste, la abandonaste, dijiste que fue para protegerla. –Dijo Johanna.

– Sé, pero no fue fácil para mí, era la única que me había acompañado, la única persona que conocía, no fue fácil. –Dijo Robín.

– Escucha, lamentamos mucho todo lo por lo que tuviste que pasar, pero ahora que sabemos de lo... ciegos que hemos sido te prometemos que jamás se repetirá, arreglaremos todo. –Dijo Mérida.

– Me temo que no lo creeré hasta que lo vea. –Dijo Robín.



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En el texto hay: elsa arendelle, fanfi, fanatacia

Editado: 07.03.2025

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