La Mujer Inter-Dimensional

Capítulo 22

Esa noche, Clarice no pudo dormir, pasó el tiempo pensando, caminando por ahí y conviviendo con los animales nocturnos del bosque, aunque ella no fue la única con insomnio, los héroes y villanos hicieron todo lo posible por dormir, algunos no lograban conseguirlo ya que no dejaban de pensar en la decisión de Clarice, no estaban seguros de que decidiría volver a ser la de antes, muchos temían que eligiera ser Robín Del Bosque; al final, la mayoría logró dormir, los únicos que se mantuvieron despiertos, fueron Mérida, Maléfica, Alison y Elsa, no solo no pudieron dormir, no querían hacerlo.

– ¿Estás preocupada? –Preguntó Mérida.

– ¿Y tú? –Preguntó Elsa, ella estaba sentada en una roca mirando el lago encantado.

– Sí, lo estoy, no soporto la idea de volver a perder a Clarice. –Dijo Mérida.

– ¿Ya no confías en Clarice? –Preguntó Elsa.

– Jamás dejaría de confiar en Clarice, en la que no confío es Robín, quien sabe qué vaya a elegir. –Dijo Mérida.

– Tal vez usa otro nombre, tal vez son diferentes en algunos aspectos, pero... en el fondo son la misma persona, en el pasado Clarice tomó las decisiones correctas, te consta, debemos tener fe en que esta vez no será diferente, no tiene por qué serlo, me parece que ya te lo había dicho. –Dijo Elsa.

– ¿No te preocupa que se vaya y ya nunca regrese? –Preguntó Mérida.

– Sí, por supuesto que me preocupa, pero trato de no pensar en eso, o mejor aún, resignarme, porque como sabemos, no habrá nada más que hacer. –Dijo Elsa.

– Si ella me hubiera elegido a mí.... –Dijo Mérida.

– ¡¡PERO NO LO HIZO!! –Dijo Elsa.

– Tengo que ver a Daniel. –Dijo Mérida y se fue.

– ¿Crees que vuelva? –Preguntó Alison saliendo de la tienda en la que estaba durmiendo su hermana.

– No lo sé. –Dijo Elsa.

– Espero que sí. –Dijo Alison.

– Igual yo, vuelve con tu hermana. –Dijo Elsa y su hija la obedeció.

– Yo creo en ti Clarice. –Dijo Elsa.

A la mañana siguiente todos esperaron el regreso de Clarice, pero ella nunca llegó, la esperaron en la mañana, después de un par de horas, se rindieron y buscaron algo para desayunar; la esperaron en la tarde, cuando pasaron 3 horas prefirieron preparar algo de comer; una vez que cayó la noche, los hijos de Clarice fueron los únicos que siguieron esperando, ya ni siquiera Elsa y Mérida los acompañaron, sabían que ella no se presentaría, pero no querían quitarles la esperanza a sus hijos.

– Me duele ver a los niños así, mirando el bosque como si realmente fuera a aparecer, me recuerda a cuando la esperaban al terminar la guerra. –Dijo Mérida.

– Si te molesta diles. –Dijo Elsa, refiriéndose a que les dijera que perdían su tiempo y que Clarice no iba a llegar.

– No podría. –Dijo Mérida.

– Aunque lo hicieras perderías tú tiempo, estoy segura que ellos ya lo saben, sobre todo Alison, pero se niegan a creerlo. –Dijo Elsa.

– ¿Por qué seguimos aquí? Creo que ya es muy obvia su respuesta. –Dijo Mérida.

– Le dije que tenía dos días y éste apenas fue el primero. –Dijo Elsa.

– ¿Crees que mañana será diferente? ¿En verdad lo crees? –Preguntó Mérida incrédulamente.

– Sinceramente...... no estoy segura, quiero creer que sí, como todos. –Dijo Elsa.

– ¿No estás segura? Yo creo que sí lo estás, sabes que ella no va a volver, ya podría estar en su amado árbol otra vez. –Dijo Mérida.

– Me sorprendes Mérida, en el pasado solías confiar más en Clarice. –Dijo Elsa.

– Confío en Clarice, en la Clarice que conocimos, pero ella ya no está, no confío en Robín Del Bosque. –Dijo Mérida.

– Es una pena, porque esa niña es igual a la Clarice que conociste, pero más confundida y asustada, Robín tampoco quiere aceptar que sigue siendo Clarice porque le asusta, todo este asusta mucho, aunque siempre estuvo asustada desde que abrió los ojos sin memoria, esto solo lo empeoró. –Dijo Elsa.

– Clarice no era tan cobarde. –Dijo Mérida.

– Clarice no era una niña. –Dijo Elsa.

– Bueno... en muchos sentidos sí lo era. –Dijo Mérida.

– Dejemos de hablar sobre eso, ve con tu hijo y dile que ya es hora de que se vaya a dormir, yo haré lo mismo con mis hijas. –Dijo Elsa.

– Bien. –Dijo Mérida.

Elsa y Mérida fueron con sus hijos, los convencieron de que dejaran de esperar a alguien que no iba a aparecer, ambas los llevaron a dormir, pero ninguno fue capaz de hacerlo, ni siquiera ellas, y se preguntaba si Clarice estaría igual y si no ¿Cómo lograba dormir de noche en esa situación? En realidad la pequeña Clarice si estaba en la misma situación, ella no podía dormir, no podía comer, ni podía dejar de mirar su carta y pensar, sabía que ya era hora de tomar una decisión ya fuera que quisiera o no.

A la mañana siguiente todos volvieron a esperar a Clarice mirando el bosque, esperaron ahí por horas, igual que la última vez, pero no ocurrió nada, sin embargo justo en el momento cunado habían comenzado a dispersarse para desayunar, escucharon un ruido proveniente del bosque que los hizo detenerse y al volver a mirar, la vieron, era Clarice quien salía de entre los árboles, por un segundo los héroes y los villanos se sintieron felices, pero al ver que la niña dejó de acercarse, su sonrisa se desvaneció.



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En el texto hay: elsa arendelle, fanfi, fanatacia

Editado: 07.03.2025

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