La Mujer Inter-Dimensional

Capítulo 23

Momentos después de su conversación con Robín, Elsa volvió al lago encantado con los demás, pero estaba sola, tanto a los héroes como los villanos, les sorprendió verla llegar sin nadie más, esperaba que regresara con Clarice lista para entrar al lago y así por de volver a Arendelle; por su forma de caminar, Anna entendió que su hermana estaba triste y no dudó en correr hacia ella, detrás de Anna fue Mérida.

– Elsa. –Dijo Anna, al ver su cara tomó su mano y no quiso decir nada más.

– ¿Qué pasó? ¿Y Clarice? –Preguntó Mérida.

– No vendrá. –Dijo Elsa y continuó caminando.

– ¡¿Qué?! –Dijo Mérida, ella quería empezar una discusión, pero Anna le hizo una seña pidiéndole que guardara silencio.

– Madre. –Dijo Alison, Elsa solo negó con la cabeza y Alison comenzó a llorar al igual que Johanna y Daniel.

– No puede ser ¡No puede ser! –Dijo Alison.

– ¡Disfruten nuestro último día aquí, nos iremos mañana temprano! –Dijo Elsa.

– Pero Elsa. –Dijo Maléfica, pero Elsa la detuvo.

– ¿Qué pasó con Clarice? –Preguntó Madeleine.

– Robín ya se fue, me pidió que te dijera que si quieres la puedes alcanzar, pero solo para ir con ella, no tras ella, si tratas de convencerla de volver... bueno, no sé qué hará, creó que ya no volverás a verla, ¡Lo mismo para cualquiera que intente ir tras ella! –Dijo Elsa.

– ¡No puedes aceptar esto! –Dijo Maléfica.

– De hecho todos lo hicimos desde el momento en que decidimos traerla aquí, sabíamos que esto podría pasar, y aun así aceptamos. –Dijo Elsa.

– Elsa. –Dijo Anna, ella notó el esfuerzo que su hermana hacía para evitar llorar frente a todos, sabía que necesitaban verla fuerte o todos se derrumbarían.

– Si me disculpan, estoy exhausta, no he dormido en varios días, con su permiso me retiro. –Dijo Elsa entrando a su tienda para poder dormir un poco.

– Bueno, ya la escucharon nos iremos mañana, pueden ir guardando sus cosas si quieren. –Dijo Anna.

– Ya escucharon. –Dijo Mérida.

– Madeleine... ¿Irás con Robín? –Preguntó Alison.

– ......No. –Dijo Madeleine. Todos se dispersaron e hicieron lo que quisieron, alguno si empezaron a empacar, otros prefirieron disfrutar un poco más, lo único en lo que sus actividades se parecían, era en que con ellas podían distraerse de lo que acababa de suceder.

A la mañana siguiente todos estaban preparados para irse, sin embargo, por alguna razón Elsa dijo que quería quedarse un poco más, se sentó cerca del lago y se quedó ahí, Anna se sentó a su lado, no quería dejarla sola; los héroes y villanos no quisieron molestarla, supusieron que todavía no digería bien la decisión de Clarice y que necesitaba más tiempo, así que fueron a buscar algo para comer mientras esperaban que Elsa decidiera irse.

Incluso los hijos de Clarice no estaban listos para abandonar el lago encantado, tenían tantas esperanzas de que ella accedería a entrar a esas aguas, la noticia de la decisión les sorprendió, Daniel no sabía cómo reaccionar, Johanna estaba sumamente triste y Alison estaba decepcionada, triste, y enojada, además de que sentía una gran impotencia, Mérida se había percatado de eso, pero no sabía que hacer o decir para hacerla sentir mejor, pues ella se sentía igual.

Maléfica no dejaba de recordar el día que conoció a Clarice y pensaba que tal vez si no la hubiera hechizado con una memoria falsa, tal vez no habrían llegado a esa situación, pues el beso del verdadero amor de Elsa habría funcionado y hubieran tenido que llevar a Clarice al lago encantado para que tomara una decisión; los otros villanos se dieron cuenta de que Maléfica se culpaba a si misma de lo que había ocurrido y le dijeron que ellos también tenían la culpa, pues todos estuvieron de acuerdo en la memoria falsa y cada uno de ellos se esforzó en seguir la corriente.

Los héroes estaban preocupados por el estado en el que Elsa se encontraba, después de todo, una vez estuvo a punto de condenar a su reino entero al invierto eterno tras sentir una emoción negativa fuerte (miedo), esperaban que eso no se repitiera por un nuevo sentimiento negativo (tristeza, dolor), esperaban que la compañía de Anna la pudiera calmar, así como el pensar en sus dos hijas que necesitaban verla fuerte, ya que ellas habían perdido una madre.

Durante todo el día, Elsa estuvo sentada mirando el lago sin decir palabra y todos respetaron su espacio, sin embargo, una vez que cayó la tarde, decidieron que ya era hora de decirle que se tenían que ir de ahí, ninguno se atrevía a hacerlo, así que se lo pidieron a Anna.

– Elsa...... es hora de irnos. –Dijo Anna.

– Un poco más. –Dijo Elsa y Anna le tocó el hombro.

– No importa cuánto tiempo esperes, Clarice no va a venir, ella misma lo dijo ayer. –Dijo Anna.

– Clarice. –Dijo Elsa apretando sus puños.

– Vámonos Elsa, tus hijas están esperando. –Dijo Anna. Elsa bajo la cabeza, inhaló profundamente y exhaló.

– Está bien. –Dijo Elsa.

Elsa se puso de pie y empezó a caminar; ella encabezó el grupo, todos comenzaron su viaje de regreso a Arendelle con mucho dolor y resignación -ninguno de ellos podía creer que realmente habían fracasado y que Clarice había preferido abandonarlos-, sin embargo antes de que salieran del lugar del lago encantado, escucharon una voz burlona que lo hizo detenerse.



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En el texto hay: elsa arendelle, fanfi, fanatacia

Editado: 07.03.2025

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