La Mujer Inter-Dimensional

Capítulo 28

Al día siguiente todo volvió a ser normal, como antes de la guerra, con la diferencia de que Clarice no volvió a beber ni siquiera un pequeño trago de alcohol. Tal y como se lo habían prometido a sus hijas, Mérida y Clarice comenzaron a entrenarlas, aunque la abuela de las niñas no estaba del todo de acuerdo con eso; Edith resultó tener un gran talento con la espada y el combate físico, Evelyn por otra parte, era más bien del tipo estratega y la mejor para el arco y flecha.

Luego de un tiempo (2 años) hubo un gran incremento de criminales, o para ser más exactos, ladrones; Clarice se ofreció a ayudar a los soldados a encargarse de atrapar a todos y cada uno de esos ladrones, mientras que Mérida se hacía cargo de sus hijos, ellos esperaban que el problema terminaría pronto, pero parecía que cada vez habían más y más bandidos, les tomó varios años hacer que el porcentaje de crímenes volviera a disminuir, para entonces las hijas de Clarice ya tenían 16 años y el hijo 21.

Cuando las cosas parecían mejorar, Elsa recibió un aviso sobre una chica de aproximadamente la misma edad de las hijas de Clarice, esa chica había sido acusada de ser una ladrona y estafadora, que además viajaba por todas partes, pero la habían localizado en un pequeño pueblo cerca de Arendelle, Elsa envió a algunos soldados tras ella, Clarice escuchó sobre esa misión y no dudó en unirse al grupo, antes de salir de Arendelle, todos se vistieron como aldeanos comunes para no alertar a la chica (fue idea de Clarice) y después salieron a buscarla.

Clarice y los soldados no tardaron mucho en dar con esa chica, su nombre era Margo, una artista ambulante, para atraer al público utilizaba unas marionetas o música, después de dar un pequeño show anunciaba que iba a comenzar la hora de los juegos y era entonces cuando el verdadero acto comenzaba (la distracción para robar).

El juego favorito de Margo era el de encontrar la canica, en una mesilla ponía una pequeña canica debajo de una de tres cascaras de nuez, después las revuelve y deja que alguno de los espectadores trate de averiguar en dónde está, al principio lo deja ganar, después apuesta dinero y entonces comienza la trampa, mientras revuelve las cascaras cambia la canica de lugar para que el jugador no pueda encontrarla, inmediatamente Clarice se dio cuenta de eso.

Otro de sus juegos era el de cartas, un supuesto acto de magia, ella presumía de poder adivinar la carta que eligiera cualquier persona, ganaba mucho dinero cada vez que lo hacía, pero Clarice se dio cuenta de la trampa, en las cartas que Margo tenía habían pequeñas marcas casi indetectables a la vista, además de que emanaban diferentes olores tenues, así podía identificarlas guiándose por la vista y el olfato. Cuando Margo ya les había quitado suficiente dinero a los aldeanos y estos se habían ido, Clarice la retó.

– ¡Niña, quiero jugar! –Dijo Clarice.

– Adelante, todo son bienvenidos ¿Quiere que adivine su carta o prefiere jugar con la canica? –Preguntó Margo.

– Prefiero la canica. –Dijo Clarice.

– Excelente, comencemos entonces. –Dijo Margo, como Clarice esperaba, ganó fácilmente la primera ronda, entonces la chica propuso que hicieran una apuesta.

– Por lo general no apuesto, pero éste juego es divertido, apuesto 10 monedas de plata. –Dijo Clarice.

– Entonces serán 10 monedas. –Dijo Margo, ambas pusieron sus apuestas en un recipiente que ella tenía, revolvió las cascaras cambiando discretamente la canica de lugar, Clarice escuchó y vio a donde la cambiaba y cuando fue hora de adivinar en dónde estaba, logró dar con ella, sobra decir que Margo se sorprendió, pero aún tenía más trucos.

– Parece que gané. –Dijo Clarice.

– Sí, sus 20 monedas madame, ¿Le gustaría otro juego? –Preguntó Margo.

– Me encantaría. –Dijo Clarice.

– ¿Cuánto dinero quiere apostar ahora? –Preguntó Margo.

– Lo apuesto todo, mi bolsa completa, son 100 piezas de plata en total. –Dijo Clarice poniendo su bolsa encima de la mesa.

– ¿No le parece demasiado? –Preguntó Margo.

– ¿De qué sirve apostar si no corremos riesgos? –Preguntó Clarice.

– Bueno, está bien. –Dijo Margo, ella tenía 100 piezas de plata del dinero que les quitó a los aldeanos, no tuvo más opción que apostarlo.

– Esa es la actitud. –Dijo Clarice, en ese momento Marco puso la canica debajo de una cáscara de nuez y comenzó a revolverlas, pero ésta vez, en uno de sus movimientos ocultó la canica en una de sus mangas, Clarice se dio cuenta de eso, su primer impulso fue usar su magia para regresar la canica a su lugar, pero al final no lo hizo.

– Espero que no se arrepienta de hacer una apuesta tan grande. –Dijo Margo.

– Sabes algo niña, tus ojos son iguales a los míos. –Dijo Clarice, Margo la miró por un instante pero no dejó de revolver las cascaras.

– ¿Se refiere a que son del mismo color? Marrones, ya lo había notado, pero es un color muy común. –Dijo Margo.

– No, tus ojos son tan solitarios y llenos de dolor como los míos, no me sorprende que siguieras ésta cruel vida. –Dijo Clarice, en ese momento Margo se detuvo.

– ¿De qué habla? –Preguntó Margo.

– ¿Crees que no me di cuenta? La canica ya no está en ninguna de las cascaras, la ocultaste debajo de tu manga hace unos segundos, el truco de cambiarla de lugar no te funcionó conmigo y usaste otro. –Dijo Clarice, al escucharla Margo arrojó todo y trató de huir.



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En el texto hay: elsa arendelle, fanfi, fanatacia

Editado: 07.03.2025

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