Clarice estuvo inconsciente un tiempo, hasta que por fin logró despertar, lo primero que notó fue que estaba en un hospital y entonces se dio cuenta de que el portal había funcionado, ella regresó a su mundo.
– ¡Clarice! ¡Gracias al cielo despertaste! –Dijo una de las compañeras de Clarice que la estaba visitando, pero ella no esta la única.
– ¿Cómo te sientes? Vinimos en cuanto nos enteramos que despertaste. –Dijo otro compañero.
– Estoy bien se necesita más que un rayo para matarme, además no podía dejarme morir, tengo que volver a casa con Elsa. –Dijo Clarice.
– ¿Qué es lo que dice? –Preguntó su compañero.
– Olvídenlo, no me creerían si se los dijera. –Dijo Clarice.
– Elsa... ¿Hablas de Elsa de la película de Frozen? –Preguntó su compañera.
– Olvídenlo, olviden lo que dije. –Dijo Clarice.
– El doctor dijo que podría pasar esto. –Dijo su compañera.
– ¿Qué? –Preguntó Clarice.
– Clarice, estuviste en coma 5 meses desde que te cayó el rayo, lo único que le daba esperanza a los doctores que despertarías era el hecho de que hablabas de vez en cuando. –Dijo su compañero.
– Mencionabas a Elsa, a Mérida, a algunos villanos, incluso otros nombres que no reconocimos. –Dijo su compañera.
– El doctor dijo que podrías estar soñando con ellos y que cuando despertaras... quizá lo harías creyendo que todo fue real, al parecer tenía razón. –Dijo su compañero.
– Miren, no quería decir esto, porque sé cómo reaccionaran, pero lo haré, ese rayo me trasportó a otro mundo, estaba en otro universo con Elsa y los demás, estuve años allá, pero decidí volver a resolver un par de cosas, usé un portal mágico que hizo Maléfica, dijo que me regresaría justo cuando me cayó el rayo, tenía razón. –Dijo Clarice, sus compañeros se miraron entre ellos.
– Creo que mejor tras a un doctor. –Dijo su compañera.
– Es cierto. –Dijo Clarice.
– Clarice, estabas soñando. –Dijo su compañero.
– Les digo la verdad, Maléfica abrió el portal usando mis placas militares. –Dijo Clarice.
– Clarice... tú... perdiste tus placas durante una batalla... hace meses. –Dijo su compañero.
– Claro que no, yo las llevaba conmigo cuando me cayó el rayo, gracias a ellas volví. –Dijo Clarice.
– No, no las tenías, las perdiste, te metiste en problemas por eso, los superiores dijeron que te las iban a remplazar, pero aún no lo hacen. –Dijo su compañera.
– Se equivocan, yo las tenía. –Dijo Clarice.
– Clarice... suponiendo que lo que dices es verdad, pero no lo es ¿Cómo pensabas regresar al otro mundo? –Preguntó su compañero.
– Le pedí a Maléfica que me diera los ingredientes para abrir el portal en este mundo. –Dijo Clarice.
– ¿Y en dónde están? –Preguntó su compañera.
– Se perdieron durante el trasporte. –Dijo Clarice.
– Que conveniente, ¿Y qué pensabas usar para abrirlo? Dijiste que allá "usaron tus placas". –Dijo su compañera.
– Mi anillo, mi anillo de bodas. –Dijo Clarice.
– ¿Qué anillo? –Preguntó su compañero.
– Éste -Clarice levantó su mano para mostrarles su anillo, pero cuando lo hizo, se dio cuenta de que no tenía nada-, mi anillo ¿Dónde está mi anillo? Tal vez me lo quitaron cuando me trajeron al hospital. –Dijo Clarice un poco alterada.
– Clarice, tú no tenías nada cuando te trajeron, ni placas, ni anillo. –Dijo su compañera.
– ¡No tenía las placas porque desaparecieron, les dije en qué las usé, pero mi anillo... se debió caer! ¡Tengo que ir a buscarlo! ¡Es lo único que me puede regresar a casa! –Dijo Clarice, en ese momento se levantó y trató de irse, pero sus amigos y enfermeras trataron de detenerla, pero ese la hizo alterarse más y desesperarse.
– ¡Cálmate! ¡Clarice! –Dijo su compañero.
– ¡Lo tengo que encontrar! ¡¡LO TENGO QUE ENCONTRAR!! –Dijo Clarice, entonces llegó un doctor y la sedó.
Cuando Clarice despertó, trató de escapar nuevamente, pero esta vez fue más violenta, volvieron a sedarla, sin embargo la ataron a la cama, aunque Clarice no dejó de insistir que tenía que encontrar su anillo para poder volver a casa. A partir de ese día Clarice recibió contestes visitas de doctores, médicos y psiquiátricos que la mantenían medicada, sus compañeros no pudieron volver a visitarla, pues la guerra aún continuaba; los primeros días Clarice siguió insistiendo en su anillo, pero al final los doctores lograron hacerla entrar en razón, poco a poco comenzó a aceptar su realidad, y entonces fue tiempo de su última evaluación psiquiátrica (ya se había recuperado por completo del rayo), en la evaluación estuvieron presentes sus amigos.
– Entonces ¿Quién eres? –Preguntó el psicólogo.
– Soy Clarice, tengo 20 años, soy un soldado que lucha en la tercera guerra mundial. –Dijo Clarice resignada y mirando hacia abajo (estaba en su cama de hospital).
– ¿Lo que recuerdas de Arendelle, Elsa y demás...? –Preguntó el psicólogo.