La musa de mis melodías [sangre Oscura #0.5]

Capítulo 6

Capítulo 6: Cuestión de familia.

[28 de septiembre del 2010, martes]

Papá se aclara la garganta antes de citar las palabras que tiene frente al computador. Los cuatro estamos de pie al otro lado del escritorio, alineados cual grupo de soldaditos a la espera de una noticia importante por parte de su superior.

—”Espero que se encuentren bien, limpiadores. Como ya es de su conocimiento, la pandilla snake empieza a ganar territorio en la ciudad de Manchester y no podemos permitir eso. Blue blood siempre ha sido el líder del narcotráfico y un grupillo de incompetentes no acabará con el imperio que nos ha costado años construir. El nombre de su cabecilla es Oliver Jones. La guarida se encuentra en Moss Side, un barrio de mala muerte muy poco frecuentado en Manchester. De todas formas, adjuntaré la dirección exacta. Si cumplen con el trabajo, recibirán una suma de diez millones de libras. Gracias y suerte” —la cantidad de dinero antes mencionada me pone a delirar, porque nos tocarían más de un millón de libras a cada uno y eso si sumamos al tío Daniel y a la tía Danitza.

>>Escucho sugerencias —papá apoya los codos sobre el escritorio, entrelazando las manos y sosteniendo su cabeza con estas.

Alhena mira a Alya, Alya me mira a mí y yo miro a Deneb. Este último rueda los ojos al entender el mensaje y yo musito un “gracias” en su dirección.

—Puedo ponerme en contacto con unos amigos de Manchester y conseguir una vista panorámica de la zona, o del lugar en específico. Eso nos resultaría mejor —Darcy asiente satisfecho.

—No podemos entrar desde el frente, lo más probable es que tenga un montón de mercenarios custodiando el área —acota Alhena contagiándonos con su pesimismo.

—La terraza.

Todos enfocamos nuestra mirada en la rubia que acababa de emitir palabra por primera vez desde que entramos a la “Sala de juegos”.

—¿Qué? —cuestiona papá como si no la hubiese oído bien y es que en realidad habló súper bajito.

—La terraza —repite con voz monótona—. Si el edificio tiene terraza, podemos llegar en helicóptero y entrar desde arriba.

Asiento estando de acuerdo. Papá se queda callado, sopesándolo, mientras que Alhena le aplaude con fuerza muy cerca del rostro de Alya y esta aparta las manos de nuestra hermana mayor con fastidio.

—Sabía que algún día ese cerebrito macabro tuyo nos serviría para algo —reprimo una risita por el comentario que suelta Alhena. Me encanta cuando sale con sus ocurrencias.

—La idea de su hermana es buena —papá irrumpe nuestras risas con su alegato—. Pero es demasiado arriesgado y ruidoso.

—El que sea ruidoso no tiene nada que ver —contradice Alya con aires de superioridad—, porque no es un ataque que esperan. Los tomaremos por sorpresa, no sabrán qué hacer y mientras intenten idear algo, nosotros ya les habremos volado la cabeza.

—Me cae mal, pero tiene razón —secunda Deneb, señalándole.

Los cinco nos sumimos en un silencio pesado, a la expectativa del veredicto de nuestro progenitor. Los nervios me hacen juguetear con los dedos tras mi espalda. Papá sigue sin decir nada, detallándonos uno a uno con los ojos entrecerrados.

Sé que suena arriesgado, pero al igual que Deneb, estoy de acuerdo con Alya. No hay nada mejor que el factor sorpresa y las probabilidades de que nos ejecuten antes de llegar son muy bajas, sobre todo si nos acompañan nuestros tíos.

—El que se muera no le doy su parte —Alhena chilla de felicidad antes de estrujar a Alya entre sus brazos y yo choco los cinco con mi gemelo.

Solo nos queda esperar.

***

[2 de octubre del 2010, sábado]

—¿Nerviosa? —cuestiono a la rubia que se mantiene de pie junto a mí, sin despegar la vista del lujoso jet privado que nos transportará a la ciudad de Manchester.

—Normal.

Avanza hacia las escaleras del jet dejándome con la palabra en la boca. Necesita con urgencia unas clases de modales, ni siquiera se puede mantener una conversación normal con ella.

Me sobresalto cuando una mano se estampa en mi hombro dos veces. Es Deneb, que luego de palmear mi hombro, sigue su camino yendo tras Alya. Echo un vistazo rápido a la extensa pista antes de seguir a mis hermanos, adentrándome en la ostentosa nave donde el piloto me da la bienvenida con un asentimiento de cabeza.

Ya dentro, busco los últimos puestos. En el camino, veo a Alhena en uno de los primeros asientos junto a la ventana. Ya hasta tiene el cinturón bien puesto. Frente a ella se encuentra Alya, observando un punto fijo dando la sensación de que se encuentra en un trance.

Me dejo caer con pesadez sobre el cómodo asiento. Mis manos se aferran al cuero blanco del reposabrazos brindándome una satisfacción peculiar. Quisiera que el asiento me tragara y no me volviera a escupir al mundo de nuevo.

El piloto anuncia el despegue y en menos de nada el jet se pierde entre las nubes, dejándonos minutos después sobre estas. Una música suave llena mis oídos e instintivamente muevo los dedos como si estuviera frente al majestuoso instrumento. Es increíble como me ha afectado el aprender a tocar el piano y no en el mal sentido. Es como un hobby bastante adictivo.

Ahora entiendo a Katherine y aunque le pedí que me enseñara a tocar el instrumento como excusa para acercarme más a ella, lo único que conseguí es adquirir una nueva manía.

Mi rostro se contrae en una mueca al recordar que recientemente le mentí. Sé que no podemos andar por ahí diciendo que somos asesinos, pero detesto mentirle cada vez que tenemos un trabajo. Ella cree que me voy de paseo a la lujosa propiedad que tenemos en Londres —que no existe— cuando en realidad estoy en el lugar más recóndito del mundo asesinando a diestra y siniestra.

Pierdo la noción del tiempo entre mis dilemas internos y cuando menos lo espero ya estamos aterrizando en la pista privada del aeropuerto de Manchester.



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Editado: 29.06.2022

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