La musa de mis melodías [sangre Oscura #0.5]

Capítulo 17

Capítulo 17: Con las manos en la "masa".

[23 de diciembre del 2010, jueves]

*Deimos*

Adhara incrementa el agarre en mi mano y me obliga a avanzar más rápido hacia la entrada del instituto.

—Espera...

—Apresúrate que no voy a alcanzar el chocolate —me apremia. No me queda más que acelerar el paso y entre trompicones llegamos a la interminable fila para recibir un vaso con chocolate caliente.

Es el último día de clases antes de las cortas vacaciones de Navidad y los estudiantes están eufóricos. Hoy habrá varias presentaciones en el auditorio, momento perfecto en el que voy a concretar la siguiente fase de mi venganza.

Darle caza a Kenny ha sido como intentar poner un cilindro en un envase cuadrado. El idiota solo sale con sus amigos del equipo de fútbol y casi siempre está rodeado de gente. Jamás solo. No me sorprendería no ser el único que lo anda buscando para darle una paliza.

Más adelante, en la fila, un pleito se roba mi atención. Ni me inmuto al ver a Alya empujando a un muchacho en la fila y luego dándole el lugar a Jade. La mejor amiga de mi hermana da saltitos en el lugar antes de llenarle la cara de besos a la rubia, supongo que en agradecimiento por el puesto. El pobre chico ni siquiera refuta, solo se va hasta atrás para hacer la fila de nuevo.

Mi hermana está buscando que la vuelvan a expulsar.

—¿Por qué no hacemos lo mismo que Aly? —pregunta Adhara haciendo que baje la vista hacia su cara.

—Eso no es justo, hay que respetar la fila —suelta un bufido, hastiada. Yo la observo con incredulidad

—Eres taaan aburrido, de seguro por eso tu novia te dejó.

—¿Novia?

—Si. Esa chica bonita, la de ojos grises —la aclaración hace que tense la mandíbula y aprieto los labios hasta que estos forman una fina línea.

Esa última conversación con Katherine aún me persigue en sueños. No mentí cuando decía que estaba dispuesto a esperarla el tiempo que fuese necesario, ni muchos cuando revelé que la amaba con cada fibra de mi ser. Esos sentimientos se mantienen intactos, latentes. Aunque ahora solo debo conformarme con observarla desde la lejanía o intercambiar un par de palabras.

—Ella nunca fue mi novia —aclaro un poco más fuerte de lo que pretendía y Adhara enseguida nota que el comentario no me ha sentado bien, por lo que intenta regalarme un sonrisa comprensiva.

—Pero te gusta, ¿verdad? —asiento—. Entonces no te rindas. Prepara algo romántico, yo que sé. Llévale muchas golosinas, o invítala a salir, así como en las películas. ¡Ya sé! Puedes traerla a la mansión y le pediremos a Alhena que prepare un pastel.

Me es imposible no sonreír ante las variadas opciones que me brinda mi hermana menor para conquistar a Katherine. Estoy seguro que si mi musa llega a aceptarme, soy capaz de bajarle la luna y las estrellas. Me voy a encargar de provocarle todas las sonrisas que le fueron arrebatadas. Las que yo mismo le robé.

—Gracias por los tips —le digo y me sonríe satisfecha. Me ahorro de contarle la historia completa para no quitarle la ilusión. De seguro debe sentirse como la salvadora de una relación que ni siquiera empezó.

La fila avanza y por fin le entregan su adorado chocolate caliente. Con un beso en mi mejilla, se despide. Camina hacia la entrada de la primaria donde el supuesto mejor amigo la espera y, agarrados de la mano, desaparecen de mi campo de visión.

Una palmada en mi hombro me sobresalta y volteo encontrándome con Deneb. En su otra mano sostiene el vaso con chocolate caliente, humeante. Le limpio la comisura del labio con el pulgar cuando distingo una leve mancha café.

—Hoy nos espera un largo día.

—Ni que lo digas —resoplo antes de arrebatarle la bebida y darle un sorbo. Hago una mueca. No entiendo como les gustas, le hace falta azúcar—. ¿Trajiste todo?

Mi gemelo palmea su mochila y desde adentro resuenan las cuchillas al chocar entre sí.

—Todo listo para acabar con ese idiota —dice con voz ronca.

—Bien, no podemos permitirnos errores... —la frase queda a medias cuando la veo.

De pie, a un lado de la puerta doble que da hacia el pasillo principal. Siente el peso de mi mirada y nuestros ojos se conectan solo por una fracción de segundo, ya que aparta la vista de inmediato.

Se ve hermosa. Con ese abrigo que es el doble de grande que ella y un gorrito de lana color azul para protegerla del frío, la hacen lucir tierna. Tiene las mejillas sonrojadas por el clima gélido y eso hace que sus ojos resalten mucho más de lo normal.

—Te dejo —informa Deneb y enseguida camina hacia ella. Lo saluda con un beso en la mejilla para luego engancharse a su brazo, desapareciendo segundos después por el ancho corredor. Y dejándome a mí con una sensación de malestar en el pecho.

No es que me moleste que mi gemelo esté apoyándola, todo lo contrario, me alegra que sea él y no Kenny. Pero con Deneb nunca se sabe. Si tuvo la osadía de besarla, ¿quién me asegura que no volverá a hacerlo?

Prefiero no pensar en eso y emprendo camino hacia la primera clase.

***

—¿Seguro que no sabes en dónde está? —le pregunto a Deneb por quinta vez y vuelve a negar. La desesperación me nubla los pensamientos, haciéndome sopesar los peores escenarios posibles.

Estamos en la cafetería. No me molesté en ocultar mi desconcierto cuando vi ingresar a Deneb, sin Katherine. Esperé y esperé, más no apareció y ahora estoy preocupado.

—Solo me dijo que tenía que hacer algo y se fue —me llevo las manos a la cabeza. Lo más probable es que esté exagerando. Armando un drama por algo insignificante, pero desde aquella vez me he vuelto un maldito paranoico al velar por la seguridad de Katherine.

Al menos en el instituto, ya que con su familia no puedo hacer mucho. Sin embargo, es algo de lo que me voy a encargar.



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Editado: 29.06.2022

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