La MÚsica

Capítulo 23 - La Nota Oscura

La calma posterior al despertar del Corazón del Bosque duró apenas unos instantes. Luego, un viento extraño recorrió el claro, agitando las copas de los árboles con un susurro que no era del bosque.No era el murmullo de las hojas, ni el crujir de la madera: era una melodía.

Una nota sola, grave, sostenida, que vibraba bajo tierra como un latido enfermo.Alba la sintió antes que los demás. Le atravesó el pecho como una cuerda tensa que se rompe.El relicario en sus manos tembló, emitiendo un destello breve, como un gemido de luz.

"¿La escuchan? ".

Susurró ella.Lira asintió con gesto grave.

"Sí. Es la Nota Oscura. Aquella que el primer músico prohibió tocar."

Los demás la miraron confundidos. El rey de los lobos gruñó suavemente.

"¿Una nota puede ser peligrosa?".

"No es la nota" .

Explicó Lira.

"Es el silencio que la sigue. Donde esa melodía resuena, el alma olvida quién es".

Alba sintió que la música se expandía, que el aire mismo parecía desafinar. Su respiración se volvió irregular; por un momento creyó oír voces dentro de la nota, susurros de miedo y duda.

"No temas" .

Dijo Lira, posando una mano en su hombro.

"Esa melodía te llama porque reconoce algo en ti".

"¿Algo en mí? ".

Repitió Alba, incrédula.

"Tú naciste con la música del origen. Pero también llevas su sombra. Todos los que escuchan la armonía pueden oír, alguna vez, la disonancia".

El suelo vibró. Del corazón del bosque emergió una grieta fina, y de ella se filtró una niebla oscura, densa, que se movía como humo líquido. En su interior, una figura parecía formarse, hecha de sombra y sonido.El rey de los vampiros desenfundó su espada, pero Lira lo detuvo.

"No la hieras. No puede morir. No es materia, es recuerdo".

La voz de la sombra era profunda y melódica:

"Tantas voces, tanta pureza... y aún no han aprendido que toda música necesita su silencio".

El bosque entero tembló. Las flores se cerraron, los animales huyeron, y la luz del relicario se apagó. Solo quedó la respiración de Alba.Ella dio un paso al frente.

"Si eres silencio... entonces enséñame a escucharte".

Por un instante, la sombra vaciló. La oscuridad se movió como un eco herido.

"¿Escucharme...? Nadie me escucha. Todos me temen".

Alba extendió la mano, temblando.

"Tal vez... la armonía también te necesita".

La sombra pareció acercarse, como si el sonido se curvara hacia su voz. En el aire se mezclaron la nota oscura y la luz tenue del relicario, creando una vibración extraña, nueva.Lira observaba en silencio. Sabía que Alba no luchaba contra la oscuridad: estaba dialogando con ella. Y en ese equilibrio frágil, entre el sonido y el silencio, se escondía la verdadera música.

El viento se calmó. La sombra retrocedió lentamente, desvaneciéndose entre las raíces. Pero antes de irse, susurró algo que solo Alba pudo oír:

"El fin de la melodía no es el silencio... es la elección".

El bosque volvió a respirar. El relicario brilló otra vez, más suave, más humano. Alba lo miró en silencio, sabiendo que lo que acababa de escuchar no era una amenaza, sino un aviso.

La música que dormía en su interior había despertado.
Y con ella, el eco de algo antiguo y poderoso, que esperaba ser comprendido.




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