Alejandro la esperó en el estacionamiento y juntos salieron a un mirador, cerca del Cerro San Cristóbal. Cada uno en su auto.
Al llegar Alicia, pudo respirar para tomar fuerzas y hablar con Alejandro.
Sentados, observando el atardecer comprendieron que necesitaban calmar sus pensamientos, sus emociones y su pasión. Había mucha atracción entre ellos, Pero uno de los dos tenía que enfriar el momento.
Alicia empezó a conversar sin mirarlo.
- Alejandro mi vida ha sido llena de malos amores. No quiero seguir así. A lo mejor tú necesitas otra clase de relación, que yo no puedo darte ahora. Quiero conectarme con lo que quiero y no sé, si será lo mismo que quieres tú.
Alejandro en silencio.
- ¿Podríamos darnos un tiempo para conocernos?
Dijo Alicía, terminando la pregunta inhalando el aire, cómo si le faltara llegar a la última palabra.
Alejandro también quiso responder de manera segura, pero se dio cuenta que él tampoco había estado en una situación parecida y se cuestionó el hecho de buscar a Alicia sin tener más nada que ofrecer, qué una relación pasajera.
Tenía claro que había mujeres compañeras (que no la atraían) y otras para disfrutar una noche o dos citas pero nada más que eso. Le sorprendía la idea de querer a alguien por más tiempo. Alicia le hacia sentir eso.
Recordaba lo que le dijo Pablo con respecto a Alicia. Tampoco quería hacerle daño y lastimarla, ya había pasado por muchas cosas similares y no se sentía bien utilizar a alguien por placer y luego dejarla para que ella se ilusionara.
Ser sincero cada vez que conocía a alguien, resultaba mejor. Relaciones sin compromiso. Pero esta situación lo tomaba por sorpresa y no sabía si quedarse o escapar.
Alicia siguió diciendo.
- Tengo ganas de conocerte mejor, pero no me gusta tener relaciones en el trabajo, no puedo mezclar las cosas.
Alejandro seguía en silencio, se notaba su nerviosismo.
Alicia al ver a Alejandro que no decia nada, terminó la conversación. Le dijo.
- Creo que ya he sido clara y lamento hacerte perder el tiempo. En ese momento se paró y caminó a su auto.
Cuando Alejandro vio que se alejaba, sintió terror de perder la oportunidad de estar Alicia, sabía que en ese momento tenía que hacer algo.
Alejandro se paro del asiento y agarró su mano, la detuvo abrazándola por la espalda. Estaba nervioso y le dijo.
- Alicia Tengo ganas de ti, no soy un muchacho, pero sé que puedo esperar. Me gustas mucho, cada día que te conozco, más me gustas y más quiero estar contigo.
Alejandro la apretaba hacia su cuerpo, sintiendo su calor y el aroma en su cuello. No podía soltarla.
Qué alegría era para ella, escuchar a Alejandro, confesándole su amor, para no perderla. Sentía que era una situación difícil para ambos. Pero, también sabía qué clase de hombre era Alejandro, muy parecido a los hombres que había tenido antes.
Alicia tenía miedo, ella no sabía explicarlo, pero se dio cuenta que si seguía actuando igual, no iba a funcionar. Tembló al pensar lo anterior y se apartó de él.