La Necesidad del Amor

II PARTE, CAPITULO 4

Era temprano, tendrían que almorzar allá.

Alicia estaba molesta, hubiera querido saber antes lo de la salida. Haber podido planificar algo. Pero también, es necesario ceder un poco. Iba de a poco poniéndose contenta, tratando de disfrutar las sorpresas. ¿Las cosas no son siempre como uno quiere? Por lo tanto, estar con Alejandro la hacia feliz. Caminando hacia el estacionamiento iba cada vez más reconciliada con la situación.

Tomaron la camioneta de la empresa y el chofer pone una música suave en la radio. Ya en camino, las miradas, los toqueteos de manos y sus sonrisas, fueron cálidas y reiteradas mientras hablaban del trabajo o donde almorzarían. Algunas cosas se decían en código. En todo el camino nunca dejaron de hablar.

Cuando llegaron a la primera obra. Alicia estaba con bototos, jeans, chaquetilla y su casco. Se veía muy diferente a lo que ella siempre usaba. Seguía a Alejandro. Cuando el hablaba con el inspector de la obra, ella tomaba apuntes de cosas que consideraba importantes.

El inspector los conduce a un conteiner habilitado como oficinas temporales. Ahí verifican los planos y en terreno revisan todo el lugar. Alicia toma notas de algunos cambios y luego siguen su camino. Ya era hora de almorzar.

Alejandro la lleva a la Caleta de Portales en Valparaíso. El chofer le indica que irá a visitar a unos familiares y vuelve en una hora media más. Les da tiempo para estar solos y conversar.

Cuando entran al lugar, les sacan una foto sin avisarles y una encargada les busca una mesa. Alejandro pide que sea en el balcón, donde están las rocas y el mar. Se sientan juntos y la brisa marina les hace sentirse más relajados. Una vez que piden su almuerzo, Alicia le pregunta.

- ¿Me puedes decir que sucedió? ¿Por qué te fuiste? Pensé que no te había gustado verme. Me dio vergüenza.

Alejandro, con una sonrisa dice.

- ¡Jamás! Eres hermosa.

Trataba de buscar las palabras apropiadas para que ella no se sintiera mal, pero sabía que no había escapado por que no la quisiera. Para un hombre ver a una mujer desnuda, es sexo. Y eso, no era lo que en ese momento esperaba. Tenía todo pensado para la salida a la nieve y tenía miedo de no estar a la altura en su primera vez juntos. Pero eso, no podía decirlo.

- Entonces. ¿Que pudo haber pasado? Lo pienso y no entiendo. Dice Alicia, confundida.

En ese momento tenía Alejandro una mano de Alicia tomada y él en ese momento, agarra la mano de ella con ambas manos. Un poco disculpándose y también pidiendo que lo entendiera sin tanta explicación y le dice.

- Alicia, te deseo. Eres maravillosa, pero teníamos pensado estar juntos el fin de semana que viene y quiero que sea especial. Solo falta 4 días para el viernes y estaremos 2 noches y 3 días juntos. Quiero que sea inolvidable para los dos ¿tú crees que no tenía ganas de estar contigo? Salí a correr y cansarme para agotar esa energía que me consumía.

Le habla mirándola a los ojos, apretando sus manos y luego besa sus dedos, mordiendolos, cada uno con ansiedad. Provocando que ella se sonroje.

- Ok. Puedo entender y esperar hasta el fin de semana. Dice Alicia.

Ella sonríe y toma la mano de Alejandro y la coloca en su mejilla para que el sienta el calor que provocaron sus palabras y sus besos.

Llega la mesera con los almuerzos y el sonido de las gaviotas le hacen compañía. Mientras las olas del mar chocan en las rocas y el paisaje marino adorna una hermosa tarde para los dos.

Cuando terminan de almorzar salen del lugar. El fotógrafo les entrega la foto que será guardada, como el comienzo de un gran amor y algo que tendran siempre en sus recuerdos.

Esperan, mientras llega el chofer y se esconden en una de las calles. Se besan de manera desesperada y luego con ternura, como si estuvieran a contratiempo. Luego salen de ese lugar mirando si la camioneta ha llegado. Como se dan cuenta que no ha llegado, vuelven a ese pasaje a buscar caricias y besos que encienden su pasión.

En la camioneta, en camino a la siguiente obra. Alicia pregunta al chofer, donde vivía su familia y conversan. Él comenta de algunas picadas que conoce. También de las calles y cerros de Valparaíso.

En la siguiente obra, había problemas en los planos y tuvieron que llamar a Pablo. Eso significó que debieron volver antes y dejaron pendientes dos obras más.

Cuando llegaron a la oficina, eran las 6 de la tarde. Informaron el problema que había en terreno.

Pablo le pidió a Alicia que al otro día también debía ir a terreno. Pero esta vez iría con él.




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