La Necesidad del Amor

II PARTE, CAPITULO 5

Esta situación complicó a Alejandro, queria estar con Alicia. Compartir otra salida más con ella, disfrutar de su presencia.

Pero el problema en terreno debía ser solucionado por otro ingeniero y en este caso era Pablo, ya que él conocia los proyectos, el era el encargado y más encima, él se ofreció para hacerlo.

Los celos lo invadieron. No había que decir las causas de sus celos, eran muy evidentes. Sabía que a Pablo estaba interesado en Alicia, a parte la complicidad de ellos y su cercanía era algo que no soportaba. Lo peor es que no podía hacer nada.

Si sólo pudiera intervenir, pero tenía que alejar a Alicia de cualquier duda que ella tuviera. Debia estar con ella y convencerla con sus caricias que él era el indicado y que su amor es lo que necesita.

Al salir del trabajo Alejandro fue a dejar a Alicia a su casa. Ella estaba sin vehículo. Cuando llegaron al departamento, ella lo invitó a entrar. Alejandro accedió porque no queria alejarse de Alicia. Él de verdad se quedaría toda la noche.

Al subir la escalera pasaron por donde estaba Miriam y Alicia iba a tocar el timbre para conversar con ella. Alejandro la tomó de la cintura, la detuvo y le dijo al oído que subiera, que quería estar solo con ella, un rato.

Ella gira su cara y lo mira. Se suelta de sus brazos y sube la escalera corriendo. Alejandro la sigue y llegan hasta la puerta. Donde se vuelve una competencia quien llega primero. Él le agarra un pierna y no la deja subir. Ella lo agarra de la cintura y se ríe, ya que no lo dejará llegar primero. Alejandro se da vuelta y la toma en brazos y la besa apasionadamente. Ella teniendo las llaves en la mano, no quiere dejar de besarlo y le susurra al oído que el abra la puerta.

Cuando Alejandro la deja en el suelo, se da vuelta e intenta abrir la puerta. Ella se sube a su espalda y lo amarra con sus piernas en su cintura.

Al momento de entrar, cierran la puerta y él la lleva al sillón, para desatarse de ella y la busca para agarrar su cara y se vuelven a besar. Empieza un juego interminable de caricias, mordiscos, golpes, empujones, risas y hasta que se detuvieron por cansancio y también para frenar, ese juego loco que terminaría con la prohibición de estar juntos.

Quedaron agotados en el sillón y Alicia se le acercó para darle un beso y despedirse. Alejandro la besó tiernamente, agarrando su cara y su pelo.

Él le pide quedarse, que no tiene ganas de irse. Quería despertar a su lado y preparar el desayuno. Dormiría en el sillón. Que no la molestaría.

Alejandro sabía que pronto estarían juntos. Ahí si podría desatar su loco amor.




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