Visiones:
Con la opaca penumbra del refugio, el armario ha sido restaurado, desencadenando en la mente de todos un perturbador bombardeo de sospechas, cae sobre nosotros la urgencia de revertir la restauración del viejo escaparate, antes que el maestro ejerza su autoridad sobre nosotros.
—Sora, no deberíamos provocar su aproximación ante esa cosa, que ni siquiera sabemos con seguridad que es, —hizo una pausa ansiosa— podría ser un demonio que se oculta tras todas estas energías inducidas por los recuerdos.. —advirtió con solemnidad Vintage, su rostro desvestía el temor más primario.
—Únicamente mediante la atracción.... lograremos su libertad y la nuestra de este agónico encierro —prosiguió en un tono casi susurrante.
Mis pasos resonaron fatídicamente hacia el armario ignorando por completo su conversación, con tan solo el roce de mi suela contra la baldosa más cercana, en una tonada, las puertas se abrieron de par en par con un chirrido espeluznante, retrocedí contemplando el interior hueco y desolado, pero mi visión me decía que la apariencia del armario se había transformado de alguna manera.
—Aquí, justo aquí, había un espejo —dije señalando una de las puertas— debió ser retirado antes de llegar. En él se reflejaba mi deseo insaciable por las telas exóticas y los ornamentos extravagantes.... como los que visten tus hombros, Sora, mis ojos se desviaron hacia ella—. Y también como tu vestimenta Vintage—. En un instante de profunda introspección, tuve un trance que me transportó a mis retratos del pasado, reviví fragmentos perdidos de mi vida, momentos que rebosaban de emoción: la dicha efímera, el dolor punzante, las victorias gloriosas y las derrotas aplastantes, fue entonces cuando una presencia se manifestó ante mí desde el espejo empañado, en la esquina donde casi no alcanzaba la iluminación de las velas, en su reflejo desaviado pude entrever a una bestia alada y cornuda, cuya mirada penetrante traspasaba mi alma, un destello fugaz bastó para que el cristal desapareciera, desvaneciéndose en la nada y dejando únicamente el bronceado marco vacío. El mueble antiguo, repleto de incontables secretos ocultos entre su entablado, sucumbió repentinamente bajo una imperceptible fuerza, desplomándose con un estruendo hacia delante, como si una entidad invisible hubiese decidido revelar su presencia, los fragmentos astillados salieron disparados a toda velocidad a mi alrededor, cuando un trozo afilado de residuo maderoso en forma de estaca rozó mi brazo desnudo, como un proyectil antes de perderse entre los escombros dispersos por las escaleras de salida, la sangre salía impetuosa ante aquel contacto traicionero, tiñendo mi brazo con rojizo elixir de vida, mis manos temblorosas se unieron en forma de tazón, la visión de estas llenas de sangre, me hicieron dejar que el liquido se escapase convirtiéndose en una especie de fluido negro y viscoso.
—No debimos traerla aquí.... morirá, como todos nosotros —susurró el chico del pijama con su mirada perdida.
En un instante de lucidez embriagadora, mis ojos, reflejos de temor, se posaron en la salida —¿Cómo un simple mueble puede desenterrar un torrente de memorias?, deslicé la pregunta al vacío, hasta que Sora, apresurada extrajo un pergamino de su atuendo
—Lubak.... —susurró con un atemorizante reconocimiento—Hemos hallado al arquitecto de nuestras desdichas, al devorador de almas —su voz se escuchaba con una determinación férrea.