BIENVENIDOS.
Malena:
Mi tía es peor que un detective, consiguió averiguar la hora exacta a la que llegarán los nuevos integrantes de Beaileville y ahora estamos esperando su arribo. Leo sigue molesto y tiene cara de pocos amigos, mi tía lo obligó a traer la cámara fotográfica y a mi me tocó cargar las galletas que horneamos anoche, Leo comienza a gesticular algo molesto, es adorable cuando quiere, pero en solo un segundo su cara cambia y antes de darme cuenta oprime el botón obturador.
Bastante desconcertada giro la cabeza, lo que estoy viendo no me agrada en lo más mínimo, una maldita niña... no, una maldita adolescente, Leonel le tomo una foto a esa... mocosa. Es una niña bastante bonita, no parece ser más grande que Leo, su cabello negro baila con el aire y sus grandes ojos grises centellan un poco. Me molesta tanto que término arrugando la nariz, algo en esta mocosa no me gusta en lo más mínimo, no sé si me están influenciando los celos de hermana, porque Leonel no deja de verla con gran interés, o es porque sé que existe algo diferente en ella.
—Hola —dice mi tía—, sean bienvenidos a Beaileville, esperamos que nuestra ciudad sea de su agrado y que sientan muy pronto que están en casa.
La madre de la niña sonríe mostrando unos bellos hoyuelos en sus mejillas, ella también es muy hermosa.
—Les agradecemos la bienvenida —Se le acerca a mi tía—, soy Neftalí Soon, es un placer.
La mocosa sigue de largo, ni siquiera se detiene a saludar, que niña tan mal educada. Mi querido Leo no deja de seguirla con la mirada, no puede esta pasando esto, justo ayer pedía al cielo que nunca se enamorara y lo acaba de hacer.
—Hola, linda —Mis ojos se cruzan con los de un hombre alto, me gustan sus ojos entre gris y azul, pero lo que es mejor es su cabello algo rizado.
El señor me tiende la mano.
—Ho-hola —Consigo estrechar su mano.
—Es todo un placer, soy Dante, Dante Soon.
Me da un ligero apretón en la mano, este hombre es realmente guapo.
—Soy Malena Godwin, el placer es mío.
—Ella es mi sobrina —Mi tía sostiene mis hombros—, es hija de una de mis primas, por desgracia sus padres murieron en un accidente cuando tenía diez, nosotros la cuidamos desde entonces y la consideramos nuestra hija.
No me parece correcto que le cuente esto, pero mi tía no suele tener filtro cuando esta nerviosa. Para mí fue muy difícil manipular su mente los primeros cinco años, tenía que hacerlos verme como una niña, lo cual dejé de ser hace mucho tiempo. Me quité un gran peso de encima cuando todo eso terminó, de verdad los amo y ellos a mí, nada me hace más feliz que eso.
La señora se encoje en hombros.
—Disculpen a mi hija —dice con un ligero rubor la señora Neftalí—, creo que está más emocionada por la nueva casa que por ustedes, de verdad lamento su mal comportamiento.
Todo giramos a ver la puerta de la casa, pero la niña ya no está ahí.
—Adolescentes, ¿verdad, señora?
—Oh, ¿en dónde dejé mis modales? —Toma la mano de Neftalí—. Soy Lucía Knight, espero que seamos amigas.
Al fin explotó mi tía, pero creo que se llevaran bien. Siento un ligero tirón en mi muñeca, Leo me lleva lejos de los adultos, algo esta tramando y dudo que sea algo bueno.
—Malena, ella es un ángel, el más hermoso del mundo, ¿no lo crees?
Aprieto los dientes y arrugo la nariz, Leo acaba de sentenciar mi odio hacia ella, esa estúpida niña ya le robó el corazón a mi Leo.
—¿No decías que las niñas eran asquerosas? —No quiero que se enamore tan pronto.
El calor sube por la cara de Leo, ya es oficial, Leonel está enamorado.
—¡Malena! —me regaña.
Vemos pasar una melena negra frente a nosotros, veo que la mocosa heredó la sonrisa de su madre, aunque no los hoyuelos.
—Nena —la llama su madre—, ¿a dónde vas? Aún no conoces la ciudad, no quiero que te pierdas.