La Nefilim

C U A T R O

COCCIÓN

COCCIÓN.

Luna:

Reviso como van mis soufflés, sonrío al ver que se están inflando a la perfección, me levanto y me pongo a remover la salsa para la pasta Alfredo, por alguna razón esta cena me emociona mucho y lo único que deseo es que sea una noche perfecta para Leonel y su familia, no logro comprender porque me gusta tanto, nunca he creído en eso del amor a primera vista, pero... ya tengo ganas de ver esos hermosos ojos azules.

Te recuerdo que no estás aquí para buscar novio.

A veces olvido que no estoy sola, me gustaría tener un poco de privacidad de vez en cuando. Suelto un suspiro, me gustaría que hoy pudiera disfrutar un poco de mi vida, casi siempre estoy ocupada con mis misiones, pero con ella es casi imposible disfrutar algo.

—Luna —grita mi mamá—, sube a cambiarte, nuestros invitados llegarán en cualquier momento.

Mi papá prácticamente me saca fuera de la cocina con un empujón, mi mamá suele ser muy pesada con nosotros si no hacemos lo que quiere, pero aún así pudo haber sido más cuidadoso, odiaría que Leonel me viera con algún raspón o moretón.

—No olvides apagar el horno en cinco minutos, pero no los saques del horno.

—A la orden, chef —Toma una postura militar—. Ve a ponerte más linda.

Mi papá siempre consigue sacarme una sonrisa, nos llevamos bastante bien. Subo las escaleras corriendo, me tropiezo en el último escalón, pero ni eso me quita la sonrisa, me meto a mi habitación y me cambio el uniforme, creo que voy a ponerme algo con lo que pueda cazar después, después de todo esa es mi obligación. Tomo una falda larga color negro y una blusa de manga larga color azul, espero poder encontrar a la Nefilim muy pronto y poder disfrutar mi estancia aquí junto a Leonel.

Reviso mi reflejo en el espejo de mi habitación, quiero estar perfecta. El sonido del timbre se hace presente en todo el lugar, bajo corriendo de nueva cuenta, quiero ser yo quien los reciba, además, yo soy mucho más rápida que mis papás.

Abro la puerta y al primero que veo es a Leonel, sonrío al verlo, después a un par de adultos que lo acompañan, supongo que ellos son sus padres, su papá es rubio y bastante guapo, pero sin ninguna duda Leonel heredó la belleza de su madre, incluso el color de sus ojos es muy similar. Mis ojos al fin llegan hasta la muchacha que me regalo la pulsera, me sorprende que sean tan diferentes, para ser parientes no se parecen en nada, ella es morena, sus ojos son de un café chocolate y es mucho mas alta que la madre de Leonel, esta casi de la misma altura que el señor.

Agito disimuladamente la cabeza, ellos son nuestros invitados y no tengo porque juzgarlos, yo no soy así.

—Hola, pasen, por favor.

Me hago a un lado para dejarlos pasar, la señora me entrega una botella de vino, una pésima elección de vino, por cierto.

—Es un pequeño presente —Una bella sonrisa ilumina el rostro de la madre de Leonel—, fue el mejor vino que encontramos.

Me esfuerzo por sonreír y los conduzco a la sala, tengo ganas de decirles que lo caro no siempre es lo mejor, pero quiero llevarme bien con ellos. Me muerdo el labio un poco ansiosa, tal vez debería llevarlos al comedor, pero si lo hago sin que mi mamá haya terminado de arreglar la mesa me meteré en problemas.

—Hola —saluda mi mamá justo a tiempo—, si gustan pasar al comedor.

—Es por aquí.

Los guío al pequeño comedor.

Me detengo al lado de mi mamá y le entrego la botella, adoro la mueca que hizo mi mamá al notar que cosecha eligieron, es lo malo de tener un chef exigente en casa, mi papá nos enseñó a apreciar los vinos y solemos ser muy exigentes.

—¿Sucede algo, Nef?

Veo a la señora con los labios ligeramente abiertos, ¿desde cuándo es tan íntima de mi mamá?

—No es nada — dice algo apenada—, es sólo que este vino es de una muy mala cosecha.

La prima de Leonel mira a mi mamá de mala forma, pero eso no parece intimidar a mi mamá, he visto como miles de personas la han intentado intimidar en los tribunales y hasta ahora nadie lo ha conseguido. Lo único que me desagrada de mi mamá es que su filtro de la verdad esta descompuesto, ella no puede evitar decir la verdad por más doloroso que sea.




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