LEYENDA.
Lucas:
Leonel llegó mucho más temprano que otros días y en lugar de estar en su salón está metido en el mío. Esta recargado sobre el escritorio de los profesores y mira con demasiada insistencia hacia la puerta. Tengo que aprovechar que está aquí y que puedo abordarlo con este tema porque estamos solos, saco los poemas de mi mochila y avanzo hacia él.
Le arrojo el poema falso a las piernas, toma las hojas antes de que caigan al suelo y las mira con desprecio.
—¿Qué es esto, Lucas? —Baja las cejas en señal de molestia.
—Solo léelo.
Arruga un poco las hojas, pero comienza a leer con el ceño fruncido.
—Es un bonito poema, ¿se lo has escrito a la chica que amo? —dice lleno de odio.
Me arroja las hojas a la cara, ¿no reconoce el poema? Me cuesta trabajo creerle, conociendo su ego debió ver el video, del concurso que ganó, al menos dos o tres veces.
—¿Has hablado con Luna? —Lo miro con la misma incredulidad de hace rato.
Juro por Dios que voy a separarlos eternamente si ella le advirtió algo de esto, Luna no puede ser tan incrédula cuando se trata de Leonel.
—No... —En su cara puedo ver la tristeza que eso le causa—. Tú te has encargado de alejarme de ella, pero ya no estoy dispuesto a soportarlo ni un día más —Por fin deja de ver la puerta y me mira a mí con dos océanos enardecidos.
—¿Crees que voy a dejarte estar cerca de ella? —Lo reto con la mirada—. No voy a permitir que juegues con lo que ella siente, aléjate de Luna y concéntrate en hacer feliz a tu novia.
No debería estar tan a la defensiva con Leonel, después de todo Luna no estaba equivocada con él, les debo una disculpa por no haber confiado en ellos. Pero eso solo quiere decir que Malena fue quien hizo todo eso, no me sorprende realmente, solo a ella se le pueden ocurrir esas ideas tan tontas.
—¿Tú crees que voy a rendirme con ella? —Suelta una risa burlona—. ¿Por qué crees que estoy aquí, Lucas? ¿Crees que estoy aquí por ti o por Hannah? Vine aquí solo para terminar con esta farsa, yo no quiero a Hannah y por eso no será más mi novia.
—¿Qué...?
Los dos giramos hacia la puerta, me causa un poco de lástima Hannah, en su cara solo puedo ver decepción y tristeza, pero a Leonel eso no parece afectarle, no es de las personas que se deja chantajear por otras.
—Lo que escuchaste, Hannah —Se separa del escritorio—. ¿Recuerdas que te dije que Luna era mucho más importante para mí de lo que tú llegarías a ser? Con eso quería darte a entender que estoy enamorado de ella, yo solo puedo amar a Luna Soon, nunca podría amar a nadie más.
Me sorprende lo que Leonel está haciendo, no parece estar jugando como siempre, se ve tan decidido y tan... seguro. Está enfocado en enamorar a Luna como sea. Desvío la mirada, soy un gran imbécil, nunca debí hacerle esto a mi amigo.
—No... Leonel... no puedes dejarme —Lo toma por el suéter—, te prometo que cambiaré, seré igual que Luna... seré más amable y menos exigente, pero no me dejes... quiero que me ames a mí.
Esto es ridículo y patético, Hannah debería tener un poco de dignidad y dejar esto así, el chantaje nunca funcionará con él.
Leonel emite una carcajada demasiado sarcástica, eso sonó tan... cruel.
—No estás entendiendo nada —Se deshace de sus manos—, puedes fingir ser Luna, puedes intentar ser como ella, pero nunca podrás ser tan especial como lo es ella, ninguna de ustedes puede ser comparada con ella, ustedes no son nada.
Se va del salón dejando a Hannah en un terrible estado. Hannah tiene la mirada clavada en el suelo y los puños apretados, una lágrima cae sobre el suelo, siento pena por ella, pero no olvido lo mal que trató a Luna. Observo el lugar por donde se fue Leonel, esta vez no tomará las cosas a la ligera, puedo ver que peleara con todo lo que tiene para que ella lo elija a él, en serio quiere a Luna.
Luna:
Me quedo parada en la puerta del salón, no entiendo que hace Leonel sentado sobre mi mesa, sus pies están cruzados por los tobillos y tiene ese aire travieso que lo caracteriza, extrañaba tanto a Leo.