Las clases habían terminado y había llegado la hora del descanso. Gabriella y Hikari recorrían el pasillo del primer piso cuando, de repente, Gabriella chocó con alguien.
—Oye, ten un poco de cuidado – reclamó ella, girando para ver con quién había tropezado. Pero para su mala suerte, era Matthew.
—Vaya, no puedo creer que una niña de mami y papi me diga a mí que tenga cuidado, cuando en realidad es ella quien debería mirar por dónde camina – replicó él con arrogancia, observando de arriba abajo a las dos chicas que tenía enfrente.
—¿Alguna vez tu maldita arrogancia tendrá fin? – dijo Gabriella con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
—Ehm, Gabriella… ¿no crees que deberías moderar tus palabras? – susurró Hikari, preocupada por su nueva amiga.
—Deberías escuchar a tu amiguita, señorita Grayson. ¿O acaso no te enseñaron modales? – soltó Matthew con esa sonrisa burlona que tanto irritaba a Gabriella.
—Definitivamente, lo que a ti te falta son modales, niñato arrogante y maleducado – disparó Gabriella, alzando la voz, aunque luchaba por controlar su temperamento.
—Gabriella, vámonos. No vale la pena discutir con alguien como él – dijo Hikari, tomando la mano de su amiga para sacarla de aquel lugar cargado de tensión.
Mientras se alejaban, Gabriella le lanzó a Matthew una mirada cortante, pero él seguía con esa media sonrisa arrogante en los labios.
Ya en el patio de la Academia, donde los estudiantes se recreaban, Gabriella no podía quedarse quieta: caminaba de un lado a otro, refunfuñando sin parar.
—¡Cómo lo detesto! Porque sea parte de una de las familias más ricas del país no significa que tenga derecho a tratar a las personas así. ¿Quién se cree ese inútil? – bufó con rabia.
—Ya, ya, Gabriella, deja de dar vueltas y siéntate – dijo Hikari con paciencia.
— Solo ignóralo y no dejes que arruine la felicidad que tenías hace un momento.
Gabriella suspiró, tratando de calmarse. —Tienes razón, Hikari… Solo lo ignoraré – respondió al fin, tomando asiento junto a ella. Pronto comenzaron a hablar de cosas triviales para despejar el ambiente.
Por otro lado…
Matthew estaba sentado bajo la sombra de un árbol, aparentemente sin interés en lo que ocurría a su alrededor. Fue entonces cuando una chica de cabello castaño claro y expresión alegre se le acercó con decisión.
—Iré a hacerle compañía a ese chico – murmuró para sí antes de detenerse frente a él.
—Hola, mucho gusto, mi nombre es Ivy. ¿Puedo sentarme contigo? – preguntó amablemente, con una sonrisa en el rostro.
Matthew alzó la vista y la observó en silencio. No pensaba gastar palabras con una simple chica que, seguramente, terminaría encaprichándose con él como todas las demás.
—Mmm… ¿eso fue un sí o un no? – dudó Ivy, sin saber si debía sentarse o no.
Él no respondió. Solo la miró fijamente durante unos segundos. Una mirada fría, pesada, que para cualquiera habría sido suficiente para dar media vuelta. Pero Ivy sonrió aún más.
—Perfecto. Entonces lo tomaré como un “sí” – dijo alegremente, sentándose a su lado sin pedir más permiso.
Matthew resopló con fastidio, cerrando los ojos como si quisiera ignorarla. Sin embargo, en el fondo, no pudo evitar preguntarse quién era esa chica que, a diferencia de los demás, no parecía tenerle miedo ni rendirse ante su indiferencia.
¿Quien será esa tal ivy y que querrá con Matthew?
Muy pronto lo sabremos..
Gracias por el apoyo 🫶