La Nekomata

Capítulo 3

III

Rosalinda es para Tama lo mas cercano que tiene como amiga, se conocen desde el jardín de niños, y aunque nadie se acercaba a Tama, Rosalinda fue la única que no solo se acerco a ella, sino que le habló y desde entonces no se han separado, pero a algunos no les gusta esta amistad, sobre todo a la madre de Rosalinda; así como una mujer de clase alta que es, fue así como también educo a su hija; con una educación muy alta, con profesores particulares y de alto prestigio. Por lo que en su forma de vestir, hablar, caminar, comportarse y hasta pensar, son muy educados y finos; tanto, que es muy madura a pesar de su corta edad. Por lo que es muy querida en la comunidad gatuna, la aprecian mucho, sus maestros, sus compañeros de clase, su familia, sus vecinos etcétera. Y, a pesar de lo que dicen ciertos gatos, ella se sigue acercando a Tama, como su mejor amiga.

En el camino de todos los días, hay una esquina donde existe una pequeña tienda de dulces y siempre se encuentran ambas ahí, y desde ese punto se van juntas a la escuela. Siempre hablan de todo, entre otras cosas se preguntan sobre la tarea, el programa de anoche, la comida que trajeron a la escuela,  etcétera. Dónde, por unos momentos, en que ambas son felices la una con la otra, en que se olvidan por un momento el mundo que les rodea; en cuestión de Tama: olvida su extraña cola, así como las burlas y los señalamientos de sus compañeros que eso le ah provocado, en tanto Rosalinda: se olvida de la educación estricta de su madre, así como la fuerte presión social que ejercen hacía ella por parte de su familia, vecinos, amigos de la familia de clase alta, etcétera. Pero sobre todo sus profesores, maestros de piano, pintura, danza, y demás, esperan lo mejor de ella, siempre jactándose de que será la mejor de su especialidad cuando sea mayor. 

Llegando a la escuela, siempre se encuentran con sus maestros bien postrados en la puerta de entrada, quiénes les dan la bienvenida. La escuela pública Gatuna es de las mejores en su tipo, ya que en escuelas privadas: “Catbridge” la sobre pasa con su plan de estudios, instalaciones, profesorado, y muchas más cosas; pero como dijo una vez Rosalinda a su amiga: “yo prefiero esta escuela donde están mis verdaderos amigos y sobretodo mi mejor amiga, a una donde solo van puro egocéntrico y ciegos del poder del dinero, son puros gatos de plástico”, y no lo decía solo por decir, ya que ella conoce muchos de los gatos que van ha esa escuela de élite, ya que simplemente son los hijos de personas cercanas a su padre o amigas de su madre. Por lo que parece ser que el padre tuvo un buen tino al meter a su hija a esa escuela, no solo para que conociera más a la gente del pueblo sino que conociera la honradez, la bondad y el trabajo duro. Gracias a eso le ha forjado un buen carácter y un buen juicio a pesar de su corta edad.

En el patio del colegio podemos encontrar a sus compañeros, alegres y juguetones, gatos de todos los colores y formas, la escuela es de primaria, pero anexada se encuentra otro edificio aunque con separación suficiente, ya que ahí se encuentran los del grado de secundaria. Entre toda esa gama de gatos juguetones que se encuentran en el patio de la primaria, hay uno que sobresale, es un gato de color naranja atigrado, de ojos azules, un niño llamado Silvestre. Silvestre es el típico niño travieso y juguetón; es el líder de un pequeño grupo de tres gatos; sus amigos se llaman coco, un minino grande y regordete de color café y Julie un gatito chico casi sin pelo y de un café mucho más claro que su amigo. Y aunque, no va mal en las calificaciones, los maestros siempre lo regañan por ser tan inquietó. Con sus compañeros no se lleva tan mal, pero a veces saca de quicio a sus compañeritas, ya que a veces le gusta jugarle bromas a ellas; pero con Tama es particularmente cruel, le hace muchas maldades cada vez que puede: le esconde sus libros, pone goma de mascar en su asiento, le tira en una cubeta de agua su estuchera de lápices, y demás diabluras. Curiosamente hace lo contrario con Rosalinda, la trata muy bien, le habla de buen modo, le ayuda con sus libros, y eso es, porque obviamente le gusta, aunque él lo quiera seguir ocultando.

Llegan Tama y Rosalinda, son una especie de foco de atención; ¿y porque no? ya que ella es linda, amable, hija del alcalde, refinada, toda una princesa. Mientras que Tama la ven como la fea, sucia, indeseable, y corre el rumor de que su madre práctica la brujería, por lo consecuente como su hija también. Por lo que siempre son comparadas como las protagonistas de un cuento de hadas, la princesa y la bruja; por lo que también se preguntaban ¿como fue posible que la princesa se hicieran la mejor amiga de la bruja?

En cuanto Silvestre vio a Rosalinda se le iluminó una sonrisa que muy pronto se esfumó al ver a su lado a Tama, por lo que exclamo, -¡miren, ya llego la cola-loca!- decía burlándose con sus amigos, ellos a su vez se reían de aquel apodo cruel.

Pero Tama se quedaba callada y no decía nada, nunca le ha gustado ese apodo y ningún otro que haga referencia a su colita, cada vez que lo escucha, siente una gran tristeza, mejor opta por ignorarlo.

-¡Déjala en paz, Silvestre! -dijo molesta Rosalinda, agarra de la mano a Tama para jalarla hacia el edificio, mientras le decía -vayámonos Tama, sólo ignóralos 




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