Rosalie
-¿Que tienes para mi?- pregunte a la persona que estaba detrás de la linea- Espero que no sea una estupidez como la pregunta de por que tu mano derecha me odia, porque honestamente no lo se.
-No es nada de eso, Williams, es sobre algo mas- contesto el con una voz muy seria, eso quería decir que esto era importante.
-Ya me di cuenta, no me estarías contactando si no fuera importante- dije divertida- así que habla, ¿que tienes para mi?
-¿No se supone que tienes que dejarle esto a tu gente o algo por el estilo?- vaya curiosidad la de este idiota.
-Escucha, italiano, yo muevo a mi gente, sin mi estarían perdidos, aquí quien da las instrucciones soy yo y quien maneja todo, soy yo... no es fácil, pero no me quejo- dije dando un suspiro cansado- Así que habla.
-Bien- dijo suspirando- Hay una camioneta casi idéntica a las mías persiguiendo jovencitas, te lo digo porque no quiero que me involucres en esas cosas, han estado rastreando a una chica pelirroja que conocí hace un par de meses.
-Esto es nuevo- dije sorprendida- ¿Acaso no puedes proteger a una de tus zorras?- dije con diversion.
-La chica no es una de mis zorras, es mas una chica de apariencia dulce que conocí- hablo ofendido- ademas, no me gustaría tener que meterla en esta clase de mundo.
-Ya entendí, encontraste tu nueva obsesión- dije tomando lápiz y papel- Describela para saber a quien voy a mandar a cuidar o dame su nombre si lo sabes.
-Bien. Ella tiene el pelo rojo, rizado naturalmente, ojos verde aqua, una que otras pecas en su nariz y mejillas, su piel es mas o menos rojiza, o por lo menos así la vi, estaba frió cuando la conocí, y usa lentes de marcos negros- la descripción que me estaba dando era como si fuera la de Phoebe- su rostro es perfilado, su nariz es pequeña y fina, labios medio gruesos de color rosa, cejas pobladas de un color castaño rojizo... o si, y tiene un flequillo.
-¿S-sabes e-el nomb-bre de esta chica?- me estaba asustando, no quería que nada le pasara a Phoebe, no quería que fuera ella.
-Su nombre es Phoebe, ¿por que?
-Demonios- dije en voz alta, ella, su madre y hermano ya habían llegado a Italia hace tres días, necesitaba llegar a ella antes de que algo ocurriera, pero no me podía ir, tenia que guardar reposo y estar con mi hija recién nacida.
-¿La conoces?- la voz de Daniel me hizo regresar a la realidad.
-Escucha, Daniel, hagas lo que hagas, no quites los ojos de esta chica, puede ser que la persona que me has descrito no sea la Phoebe que yo conozco, puede ser alguien mas, pero si por algún motivo es la que creo que es, cosas malas pueden pasar- dije nerviosa, me había levantado de la silla en la que estaba y había comenzado a caminar de un lado a otro.
-¿Por que dices eso?
-Hay cosas que es mejor no saberlas, pero te digo, esa chica es importante para mi, si es quien creo que es- lleve una mano a mi cabeza peinando mi cabello hacia atrás- Enviare a uno de mis mejores agentes para que la vigilen, tu envía a un par de tus mejores hombres para que hagan lo mismo- dicho esto colgué la llamada sin dejarlo decir nada.
Ya había escuchado sobre estas personas, tenia gente trabajando en este caso, pero ahora es algo personal. Tome mi chaqueta de la silla de mi oficina y me fui hacia mi casa, necesitaba relajarme, como dije antes, existía la posibilidad de que no fuera Phoebe, no la que yo conozco.
Daniel
Colgó, no me dejo decir ni una sola palabra, solo me dio una orden y colgó, eso es cruel de su parte, pero ella no es conocida por ser un amor de persona, es conocida por eso... eso hizo que yo llegara a desearla a mi lado, ahora solo me parece un poco descortés. No es que la quisiera como amante ni nada por el estilo, quería tenerla de mi lado, que fuera una mas de las personas con las que trabajo, una mas en la mafia, pero ella no hace equipo con los malos, lo aprendí a la mala.
Sali de mi auto y me dirigí hacia la casa, yo había estado fuera por un par de semanas, no fui a la boda de Claire, solo le envié un regalo y mis felicitaciones por ello, en cambio, estuve en Venecia investigando un poco de algunos de los tratantes de blancas que habían estado rondando por aquí, descubrí algo interesante sobre ellos, tienen que ver con un cartel que esta formado por varias personas de latino-america y uno que otro latino-europeo, eso no es bueno, no del todo.
A causa de personas como esas es que yo me meto en problemas, no miden las consecuencias de sus actos y quien mas afectado sale en todo esto soy yo y mis negocios fuera de la mafia, por suerte, Rosalie sabe que no hay nada que encontrarme, no hay personas que hayan sido condenadas por mi sin una razón aparente, y aun así soy conocido como un cruel mafioso, nadie sabe los problemas de nadie.
-¿Como te fue con tu investigación?- pregunto Debora una vez me vio cruzar por la puerta principal, ella estaba de pie en el recibidor con una copa de whisky en mano.
-Encontré lo que quería- conteste encaminadome hacia ella y tomando la copa de su mano para llevármela a la boca- con suerte no saldremos implicados esta vez, eso espero y eso le conviene a esas personas.
-Wao, relájate, bestia- dijo ella con tono divertido- Como sea, tengo una sorpresa para ti.
-Me tienes en tus manos- dije abriéndome de brazos, adoro las sorpresas de Debora, ella siempre sabe como hacerlo- Quiero saber que es esta vez.