La Niebla de Veridia.

Capítulo 5: Traición y Combate en el Templo.

​I. La Revelación del Maquinador.
​El aire se congeló en el templo de piedra. La luz de la Luna de Sangre, roja y amenazante, se filtraba a través de las ruinas. El Duque Ironwood, con el símbolo del cuervo de tres garras grabado en su mano, disfrutaba de la conmoción de los presentes.
​—¿El Pacto es obsoleto? ¿Traición, Ironwood? —rugió el Duque Blackwood, un hombre de poder pero sin habilidad para la batalla.
​—Necesaria, Blackwood. Necesaria. —respondió Ironwood, su voz era un susurro sedoso—. La Niebla no debe ser contenida, sino amplificada. El Sacrificio de Sangre pura de tu linaje nos ha permitido a mí y a Crestwood estudiar la energía de la Niebla. Pronto, no seremos tres Ducados iguales, sino un único Imperio gobernado por la oscuridad.
​Ironwood chasqueó los dedos. Sus guardias, que habían acompañado la comitiva, se giraron y masacraron a los guardias de Blackwood y Crestwood en una matanza silenciosa. Estaban compinchados.
​—Y tú, cazador. —Ironwood miró a Kaelen, que observaba desde las sombras—. Gracias por guiar a Blackwood hasta su altar. Eres un perro leal, después de todo.
​II. La Intervención del Cínico.
​Kaelen salió de la oscuridad, su espada de acero valyrio desenvainada.
​—No soy leal a nadie, Duque. Solo al contrato. Y mi contrato era con Blackwood. —Kaelen sabía que si Ironwood ganaba, no solo moriría el Duque, sino que la Niebla se desataría de forma incontrolable. El dinero de Ironwood no duraría mucho.
​—Diez monedas de plata por el Ghoul fueron suficientes para traicionarte. Mi precio por salvar al imbécil de Blackwood es mucho más alto, Ironwood.
​El Duque Ironwood se rió. —Mátenlo. Y traigan al Ghoul.
​El combate estalló. Kaelen era rápido y brutal, un maestro en la lucha sucia que la nobleza había olvidado. Su objetivo no era la victoria, sino el símbolo ritual que Ironwood llevaba.
​Kaelen esquivó una estocada y usó el cuerpo de un guardia caído como escudo. Sus ojos buscaron la debilidad del Duque Ironwood.
​III. El Poder del Cuervo.
​Ironwood no era un simple noble; era un brujo. Levantó la mano y la marca del cuervo de tres garras brilló con una luz carmesí. La energía de la Niebla—que se agitaba furiosamente contra la barrera del templo—respondió a su voluntad.
​Fragmentos del templo se levantaron en el aire, lanzados contra Kaelen como proyectiles. Kaelen se vio obligado a retroceder, protegiéndose con su espada. La magia de la Niebla era mucho más poderosa de lo que había previsto.
​Mientras tanto, el Duque Blackwood, aturdido, se arrastró hacia una pared.
​—¡El Ghoul, Kaelen! ¡Ella es la clave! ¡Si la matas, el ritual se rompe!
​Kaelen se dio cuenta de la trampa. Si mataba a Elara, la ofrenda, el Pacto de Contención se anularía por completo, y la Niebla entraría. Si no la mataba, Ironwood completaría su ritual.
​IV. Un Cambio de Ofrenda.
​Kaelen tomó una decisión. En lugar de atacar a Ironwood, corrió hacia el Duque Blackwood.
​—¡Tú eres la ofrenda, Blackwood! ¡No tu hija!
​Kaelen apuñaló con su espada al Duque Blackwood en el hombro, una herida dolorosa pero no mortal. El Duque gritó de dolor y cayó, su sangre manchó la piedra del altar.
​Ironwood se detuvo, sorprendido. —¿Qué haces, cazador?
​—El Pacto requiere sangre pura y el símbolo, ¿no es así? —dijo Kaelen, con el aliento agitado. Rápidamente, tomó el cuchillo ritual de obsidiana del altar y cortó la mano del Duque Blackwood.
​Kaelen no quería la mano; quería el medallón ancestral del Duque, el verdadero símbolo de su linaje que el Duque llevaba oculto.
​—Tu ritual está obsoleto. Pero el miedo de la nobleza no lo está. —Kaelen lanzó el medallón del Duque Blackwood hacia el centro del altar.
​El medallón, imbuido de la sangre del Duque, reaccionó inmediatamente con el templo. La barrera de contención de la Niebla brilló, y en lugar de romperse, se reforzó.
​Ironwood gritó, su poder de control sobre la Niebla se disolvió instantáneamente.
​—¡Imposible! ¡Has usado la Sangre y el Sello!
​Kaelen sonrió, su cicatriz relucía a la luz de la Luna de Sangre.
​—No soy un héroe, Duque. Solo un hombre que no quiere que la Niebla destruya el mercado de las monedas. Y ahora, usted no controla nada.
​Kaelen sabía que el tiempo para luchar había terminado. Ironwood estaba furioso y peligroso, pero su magia estaba temporalmente anulada. Kaelen tenía que encontrar a Elara y escapar antes de que Ironwood recuperara el control. La Revelación del Maquinador.
​La risa del Duque Ironwood resonó en las ruinas del templo, su voz un eco de superioridad sobre la sangre derramada de los guardias caídos. La Luna de Sangre bañaba el altar de piedra con un color carmesí.
​—¡Estúpido Blackwood! El Pacto de Contención fue una mentira desde el inicio. Nunca fue sobre detener la Niebla; fue sobre entenderla. —El Duque Ironwood, alto y delgado, levantó su mano. La marca del cuervo de tres garras brillaba con un brillo rojo profundo, idéntico al que Kaelen había visto en el Ghoul de Elara.
​—Mi linaje, y el de Crestwood, hemos trabajado doscientos años en secreto. Los sacrificios de vuestra sangre pura no eran para alimentar a la Niebla, sino para crear el vínculo con la energía espectral. Y tú, Blackwood, eres el último eslabón de la cadena.
​El Duque Blackwood se tambaleó, consumido por la vergüenza y el horror. —¡Traición! ¡El reino entero perecerá si rompes el juramento!
​—El reino es un mercado de ganado que merece perecer. —Ironwood chasqueó los dedos. Sus guardias, que vestían insignias discretas que Kaelen no había notado, cerraron filas. Eran profesionales, no reclutas.
​—Y tú, cazador sucio. —Ironwood miró a Kaelen con desprecio—. Por tu interferencia, mi ritual será un poco más sangriento. Pero no te preocupes. Tu cuerpo servirá para una ofrenda secundaria.
​II. El Baile de la Espada y la Sombra.
​Kaelen no se movió. Había perdido la oportunidad de huir; ahora solo quedaba la violencia quirúrgica. Desenvainó su espada de acero valyrio.
​—Soy un cínico, Duque. Y la verdad es que odio a los brujos más que a los ghouls. Siempre hacen que los contratos sean demasiado complicados.
​El combate comenzó con una furia helada. Los guardias de Ironwood eran rápidos, entrenados para matar sin ruido. Kaelen era un torbellino de cuero y acero. Usó el entorno del templo, desequilibrando a uno con una patada en los restos de un pilar y usando el cuerpo del segundo para detener la carga de un tercero. Su estilo era brutal, diseñado para la supervivencia, no para el duelo de caballeros.
​Pero Ironwood era un obstáculo diferente. Mientras Kaelen lidiaba con los guardias, el Duque recitaba un hechizo bajo. La Niebla, que lamía la barrera de contención del templo, se agitó, y la humedad en el aire se congeló.
​Fragmentos afilados de hielo y piedra salieron disparados de las ruinas. Kaelen rugió de dolor cuando un fragmento le desgarró el hombro. Tuvo que retroceder, usando su capa gruesa para amortiguar los golpes mágicos.
​—¡El poder del Pacto es absoluto, cazador! —se mofó Ironwood—. ¡No puedes luchar contra la voluntad de doscientos años!
​III. El Engaño del Contrato Roto.
​Kaelen se dio cuenta de su error. Ironwood no necesitaba a Kaelen muerto ahora mismo; lo necesitaba fuera de combate para completar el ritual. Y la única forma de detener el ritual era interferir con el ciclo.
​Vio al Duque Blackwood, temblando y arrodillado. Blackwood era la clave para el Sacrificio de Sangre Pura.
​Kaelen ignoró el dolor del hombro y cargó no contra Ironwood, sino contra el tembloroso Duque Blackwood.
​—¡Pensabas que solo querías mi moneda! —gritó Kaelen, con los dientes apretados.
​La espada de Kaelen se hundió en el costado del Duque Blackwood. No buscó el corazón, sino la agonía. Blackwood gritó un alarido gutural, su sangre noble tiñó el altar de piedra.
​Ironwood detuvo su hechizo, confundido. —¿Qué has hecho, loco? ¡Has contaminado el Sacrificio!
​—He terminado mi contrato. —Kaelen usó el cuchillo ritual de obsidiana del altar, que recogió de forma rápida. Cortó el cinturón del Duque, y arrancó un pesado medallón de plata que Blackwood llevaba escondido bajo su túnica—El Sello del Linaje.
​Kaelen se puso de rodillas, su mano ensangrentada. Vio el Sello y la sangre de Blackwood. Recordó el diario (Capítulo 3): el Pacto requería Sangre y Sello.
​IV. La Revocación Mágica.
​Con una decisión que era mitad estrategia, mitad acto de desesperación, Kaelen lanzó el medallón del Sello, cubierto con la sangre fresca del Duque Blackwood, hacia el punto central del altar, el nexo del ritual.
​El altar se encendió. No con la energía destructiva de Ironwood, sino con la luz blanca y fría de la contención original. La sangre de Blackwood y el Sello de su linaje activaron el protocolo de emergencia del Pacto: Reforzar la Barrera.
​Un pulso de energía blanca se extendió por el templo, chocando contra la agitada Niebla. El poder mágico de Ironwood se cortó, y la marca del cuervo en su mano se desvaneció, dejando una quemadura roja.
​Ironwood gritó de frustración. —¡No! ¡Maldito cazador! ¡Has activado el Protocolo de Receso! ¡La barrera se ha reforzado por una semana!
​—Una semana es todo lo que necesito para encontrar la fuente del Pacto. —dijo Kaelen, jadeando.
​Ironwood, despojado de su control mágico inmediato, estaba furioso pero impotente ante la barrera mágica activada.
​—¡Cazador! ¡Si Elara no es sacrificada, la Niebla regresará más fuerte! ¡No eres un héroe; eres un tonto que acaba de retrasar la muerte de Veridia!
​Kaelen se levantó, ignorando a Ironwood. Su misión no había terminado. Ahora debía regresar por la Ghoul que estaba encadenada en el Ducado.
​—No me importa Veridia. Solo el contrato. Y el mío acaba de cambiar: salvar a Elara y destruir el Pacto entero.
​Kaelen, herido y cojeando, se retiró de las ruinas, dejando al Duque Ironwood atrapado en su propia trampa temporalmente anulada. Tenía que volver al Ducado Blackwood para recuperar a su Ghoul encadenada, su única prueba viviente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.