I. El Enfrentamiento en el Cráter.
Kaelen sabía que la tregua había sido una farsa. El Pozo de los Lamentos no era solo un lugar de sacrificio; era una trampa mortal.
El Brujo de Ironwood, acompañado por dos guardias blindados imbuidos de magia (los que Kaelen había visto antes), cerró la entrada al cráter. El brujo sonrió bajo su máscara de hueso.
—Tu arrogancia, cazador, es tu debilidad. Ahora te unirás al Pacto.
Giovanni, el leal Guardabosque que acompañaba a Kaelen, se tensó. —¡Somos tres contra tres, Kaelen!
—No. Somos uno contra tres. Tú tomas el Ghoul y corres. Yo gano tiempo.
Kaelen empuñó su espada. Primero, tenía que neutralizar a los guardias.
La lucha se centró en el cráter, con la Ghoul Elara arrodillada en el centro, atrayendo la Niebla con su energía de sacrificio.
Kaelen se centró en el Guardia de la derecha, que intentaba flanquearlo. Kaelen no luchó con fuerza, sino con suciedad. Usó una roca afilada que estaba oculta en la neblina para desequilibrar al guardia y, en un movimiento rápido, enterró su espada de acero valyrio justo entre las placas de su armadura. Un golpe silencioso y mortal.
II. El Poder del Brujo y la Lágrima.
La muerte del primer guardia enfureció al brujo. El brujo no atacó con fuego azul, sino con sombras y frío. Las estatuas erosionadas a lo largo del cráter parecieron cobrar vida, lanzando ráfagas heladas que buscaban la carne de Kaelen.
Kaelen sintió que sus extremidades se ralentizaban. La magia de Ironwood no mataba, sino que congelaba el movimiento.
—¡Maldición! ¡No puedo alcanzarlo! —Kaelen sabía que el segundo guardia se acercaba por su espalda.
—¡Ahora, Giovanni! ¡Rápido!
Mientras el brujo se concentraba en paralizar a Kaelen, Giovanni, con una valentía nacida de la desesperación, corrió hacia la Ghoul. Elara, atrapada en su dolor, ni siquiera notó su presencia.
Kaelen, con un esfuerzo agonizante, se liberó de la parálisis y, en lugar de luchar contra el guardia restante, se lanzó hacia su cinturón. Abrió el frasco de "La Lágrima del Druida" (el veneno que Giovanni le había dado) y ungió rápidamente la punta de su espada.
III. El Toque de la Obsidiana.
El segundo guardia lo alcanzó. Kaelen no tuvo tiempo de esquivar; solo pudo defenderse con un golpe defensivo. El guardia de Ironwood, con una fuerza espectral, lanzó a Kaelen contra la pared de piedra.
Kaelen sintió el sabor de la sangre. El brujo se acercó, la mano extendida para dar el golpe final.b
—Acabaste con un Duque, Guardabosque. Pero no puedes acabar con el Pacto.
Justo cuando el brujo se preparaba para lanzar un rayo de energía pura, Kaelen usó su último aliento. No atacó al brujo, sino que arrojó la daga de obsidiana ritual que había robado del altar del templo.
La daga no impactó en el brujo, sino en el altar de piedra en el centro del cráter.
La obsidiana ritual, imbuida con la energía de contención, resonó con el círculo de basalto del Pozo.
IV. La Captura del Ancla.
El golpe de la daga en el altar interrumpió el enfoque mágico del brujo. La parálisis sobre Kaelen se desvaneció.
—¡Ahora, Giovanni!
Giovanni, viendo su oportunidad, se acercó a la Ghoul y le ató una gruesa cadena de hierro a la muñeca. La Ghoul, sorprendida por el contacto físico del hierro (que era repulsivo para las criaturas de la Niebla), intentó morder a Giovanni.
Pero Kaelen no había terminado. Sabía que la Ghoul no podía ser controlada solo con hierro.
Kaelen se arrastró hacia el centro. Su espada, untada con la Lágrima del Druida, tocó la nuca de la Ghoul.
No fue un golpe de muerte. Fue un toque. La Ghoul se convulsionó, y la Lágrima actuó como un shock mágico. La luz roja de sus ojos se apagó, y la criatura cayó en un estado catatónico, aturdida y dócil.
El brujo de Ironwood, furioso por la interrupción y la pérdida de control, atacó. Pero Kaelen y Giovanni, con el Ghoul ahora inmovilizado, no esperaron.
—¡Vámonos, Giovanni! ¡Ahora!
Kaelen y Giovanni arrastraron el cuerpo inerte de Elara, su ancla mágica, fuera del Pozo de los Lamentos, dejando atrás al furioso brujo y al último guardia. El brujo no pudo seguirlos de inmediato, ya que Kaelen había activado otra contención temporal al golpear el altar.
La cacería había terminado. Kaelen tenía a su Ghoul rastreada y a su ancla mágica. Pero ahora, la totalidad de los Ducados de Ironwood y Crestwood (los traidores del Pacto) sabrían que el Guardabosque no solo era un cínico, ¡sino un peligro para el poder de Veridia
Círculo de Hueso y Sombra.
La emboscada del Brujo de Ironwood en el Pozo de los Lamentos no era una pelea, sino un juicio. El brujo se movió hacia el altar, rodeado por sus dos guardias blindados, que empuñaban espadas que emitían un aura azul eléctrico. La energía de la Ghoul Elara, arrodillada en el centro, pulsaba en el aire, atrayendo la niebla y cargando la atmósfera de miedo.
—El Guardabosque morirá aquí, y la ofrenda me servirá. El Pacto será mío. —siseó el brujo bajo su máscara de hueso.
Kaelen se puso de rodillas, sintiendo la parálisis helada que emanaba del brujo.
—Tu Pacto es un pozo de mentiras, y yo soy el que lo va a vaciar. —gritó Kaelen, aunque la parálisis lo hacía jadear.
Giovanni lanzó una distracción, arrojando su mochila a los pies de uno de los guardias. El guardia se detuvo por un instante, y Kaelen aprovechó la mínima oportunidad.
—¡Ahora, Giovanni!
Mientras el brujo se concentraba en paralizar a Kaelen, Giovanni, con una valentía que contrastaba con su naturaleza cautelosa, se lanzó hacia la Ghoul.
II. El Uso de la Lágrima del Druida
Kaelen se obligó a ignorar la parálisis, concentrando el dolor de su hombro herido en una furia fría. Arrancó la Lágrima del Druida del bolsillo. Sabía que la energía del brujo era demasiado fuerte para su acero valyrio, pero el veneno mágico del druida era la única cosa que podía cortar el flujo de la Niebla.
Kaelen logró ungir rápidamente su espada.
El primer guardia blindado, el más ágil, lanzó un tajo mortal. Kaelen interceptó, pero la fuerza del golpe lo hizo tambalear. Su mente no estaba en el combate, sino en la Ghoul.
El brujo, enfurecido por la distracción, atacó directamente a Kaelen con un rayo de energía espectral. Kaelen gritó cuando el rayo lo impactó, sintiendo que sus huesos se congelaban.
Giovanni, aprovechando la conmoción, logró asegurar una gruesa cadena alrededor de la muñeca de la Ghoul. Elara se despertó del shock, y su instinto animal se activó. Ella se abalanzó sobre Giovanni, sus dientes de Ghoul buscando la carne.
III. El Golpe de la Obsidiana y la Captura
Kaelen, al borde del colapso, vio su oportunidad. No podía vencer al brujo en un duelo mágico.
En un movimiento desesperado, Kaelen lanzó la daga de obsidiana ritual que había robado del altar (Capítulo 5). No la arrojó al brujo, sino al punto exacto en la base del altar central del Pozo.
El impacto resonó con una fuerza ancestral. La obsidiana, cargada con la sangre del Duque Blackwood (Capítulo 5) y la energía del templo, actuó como un interruptor de circuito mágico. La Niebla alrededor del altar se disolvió en un pulso blanco. La magia del brujo se cortó instantáneamente, y la parálisis sobre Kaelen desapareció.
El brujo gritó, su rostro bajo la máscara se contorsionó de furia.
—¡Traidor! ¡Has cortado el vínculo!
Kaelen no perdió un segundo. Corrió hacia el centro, donde la Ghoul luchaba contra Giovanni.
—¡Ahora, Giovanni! ¡Sujétala!.
Kaelen usó su espada untada con la Lágrima del Druida y la deslizó con precisión sobre la nuca de Elara, justo donde estaba la marca del cuervo de tres garras. El contacto no fue de un corte, sino de una inoculación mágica.
La Ghoul se convulsionó con un gemido que sonó casi humano. La energía espectral de sus ojos se apagó, y cayó en un estado de letargo profundo. La Lágrima había neutralizado temporalmente su voluntad, haciendo que su energía fuera controlable y su cuerpo inerte.
IV. La Huida con el Cebo Vivo.
El segundo guardia, liberado de la parálisis, intentó interponerse. Pero Kaelen, ahora con su energía restaurada, fue una furia. Usó el impulso de la Ghoul inerte como un arma, empujando el cuerpo contra el guardia, desestabilizándolo.
—¡Corre, Giovanni! ¡Corre! —Kaelen sabía que el brujo se recuperaría en segundos.
Kaelen y Giovanni aseguraron rápidamente a la Ghoul con una gruesa cuerda y la arrastraron fuera del Pozo.
El brujo, recuperándose, lanzó un grito. Su voz era ahora puro odio.
—¡No te atrevas a cruzar la Línea de la Sombra! ¡Pagarás por esto, Guardabosque!
Kaelen no se detuvo, sintiendo el aliento frío del brujo a su espalda.
—No me importa el precio, Brujo. Solo la supervivencia. —Kaelen miró el cuerpo inerte de Elara. Ella no era un monstruo. Era la prueba viva de la traición de la nobleza, y la única forma de exponer a Ironwood y Crestwood.
El Guardabosque y su compañero desaparecieron en la Niebla, con la Ghoul a cuestas, rumbo al paso de montaña en la frontera. La cacería se había convertido en una carrera contrarreloj, con la Contención de la Niebla desmoronándose en sus talones.