I. La Fuga Espectral.
Kaelen y Giovanni se arrastraron fuera del Pozo de los Lamentos, arrastrando a la Ghoul Elara, que estaba en un estado catatónico por el veneno de la Lágrima del Druida. El brujo de Ironwood no pudo seguirlos de inmediato; Kaelen había usado la daga de obsidiana para activar una contención mágica temporal, lo que le dio una hora de ventaja.
—Es un peso muerto, Kaelen. ¿Por qué no la matamos y nos vamos al Sur? —jadeó Giovanni, limpiándose el sudor frío de su frente. Arrastrar un cuerpo era pesado, arrastrar un Ghoul era repugnante.
—Porque si la matamos, la Niebla ya no tendrá un ancla. —Kaelen, cojeando por el golpe del guardia, tomó las riendas—. La energía de la Ghoul es la única cosa que está reteniendo el pulso destructivo del Pacto. Si queremos exponer a Ironwood antes de que la Niebla consuma Veridia, necesitamos a nuestro monstruo de exhibición.
El objetivo de Kaelen era la Línea de la Sombra, la cadena montañosa que servía de frontera natural y que, según el folclore, era inmune a la Niebla.
II. La Brújula del Horror.
Mientras huían, Kaelen se dio cuenta de un detalle crucial: la Niebla, generalmente caótica, se retiraba ligeramente ante la presencia de Elara.
—Detente, Giovanni. —Kaelen se arrodilló, examinando a la Ghoul.
La Ghoul, aunque aturdida, emitía un pulso de energía fría. La marca del cuervo de tres garras en su nuca brillaba débilmente. Kaelen recordó el diario: Elara era la Guardiana transformada para el Pacto.
Kaelen tuvo una idea temeraria. Cortó la palma de su mano y frotó la herida sobre la marca del cuervo de Elara, uniendo su propia sangre a la energía ritual.
Giovanni se sobresaltó. —¿Estás loco? ¡Te vas a infectar con la magia de la Niebla!
—Estoy haciendo un contrato, Giovanni. —dijo Kaelen, sintiendo un escalofrío que no era del frío.
Al unir su sangre, Kaelen sintió una conexión instantánea con la Ghoul. Ya no era un monstruo, sino una brújula. La energía de Elara le mostraba el camino más débil de la Niebla, la ruta de menor resistencia hacia la Línea de la Sombra.
III. El Conflicto de la Moralidad.
A través de la brújula del Ghoul, Kaelen y Giovanni pudieron moverse más rápido, evitando las trampas y las bestias menores que la Niebla solía generar. La Ghoul era su pase de seguridad.
Mientras caminaban, Kaelen reflexionó sobre la moralidad de sus acciones. Había apuñalado a un Duque, engañado a un brujo y ahora usaba a una mujer convertida en monstruo. No era heroísmo.
—¿Por qué todo esto, Kaelen? Podríamos estar en el Sur con oro. —preguntó Giovanni.
—La nobleza es una enfermedad que corrompe al reino más que la Niebla. —Kaelen miró la Ghoul. La marca en su nuca era la prueba de que el poder era un veneno—. Elara fue sacrificada para mantener una mentira. Si permito que Ironwood gane, los cínicos como yo no tendrán clientes. Si Veridia se hunde, mi mercado se acaba.
La verdad de Kaelen era pura: su motivación era la supervivencia, no la justicia. Pero para sobrevivir, tenía que hacer el trabajo que un héroe temería: romper el sistema.
IV. La Frontera Protectora.
Al amanecer del día siguiente, Kaelen y Giovanni emergieron de la Niebla. Ante ellos se alzaba la Línea de la Sombra, una cadena montañosa con una cresta de basalto negro, donde la Niebla se detenía por completo, como si una pared invisible la bloqueara.
Kaelen sintió el aire limpio y fresco del exterior, libre de la enfermedad mágica. Habían llegado a su refugio.
Sin embargo, en el paso de montaña, no había paz. Una docena de soldados con el emblema del Duque Crestwood (el tercer Duque del Pacto) estaban apostados, patrullando la frontera.
—¡Alto! ¡Nadie cruza la Línea de la Sombra sin autorización de Su Excelencia!
Kaelen y Giovanni estaban atrapados. Habían escapado de Ironwood, solo para encontrarse con el tercer Duque del Pacto. Kaelen sabía que el Pacto era entre los tres; si Ironwood estaba traicionando, Crestwood debía estar involucrado.
Kaelen sonrió, su cicatriz tensa. Tenía un Ghoul, la verdad de un Pacto roto, y solo un día antes de que la contención mágica se derrumbara.
—No vamos a cruzar. —dijo Kaelen, soltando el ancla de Elara—. Vamos a exponerlos.
Kaelen tenía un plan final: usar la energía de Elara para hablar directamente a la Niebla y a los ciudadanos de Veridia, revelando la traición de la nobleza. IV. La Reflexión de la Supervivencia.
Kaelen y Giovanni, arrastrando a la Ghoul Elara por el bosque, habían ganado unas horas, pero no la guerra. El Guardabosque sentía la fatiga en sus huesos, y el hombro herido latía con cada esfuerzo. Giovanni, aunque leal, estaba al borde del pánico.
—Nos van a encontrar, Kaelen. Ironwood es un perro rabioso. ¿Por qué no usamos a la Ghoul como distracción y nos perdemos en las colinas? —preguntó Giovanni, con la voz apenas un susurro.
Kaelen se detuvo en un claro temporalmente libre de Niebla, dejando caer su pesada carga.
—Si nos perdemos, el Pacto continúa. Ironwood y Crestwood (el tercer Duque) se reunirán, y la próxima Luna de Sangre será el fin de Veridia. —Kaelen examinó a Elara. La Lágrima del Druida la mantenía en un estado dócil, pero la energía de la Niebla aún pulsaba alrededor de su cuerpo—. Yo no busco el heroísmo, Giovanni. Busco el equilibrio.
El Guardabosque se sentó. Su filosofía era simple: los nobles corruptos (Blackwood, Ironwood, Crestwood) generaban tanto caos como los monstruos. El único camino para un hombre cínico era destruir la base del poder corrupto. Y esa base era el Pacto de Contención, revelado por Elara.
V. La Brújula Mágica del Ghoul.
Kaelen recordó la herida en su palma y la sangre que había frotado en la marca de la Ghoul. Al concentrarse, sintió la energía espectral de Elara. Era una sensación fría, como un alfiler clavado en su mente, que le indicaba el camino más débil de la Niebla.
—Elara no solo es un ancla; es un mapa vivo. La Niebla la rechaza porque ella es parte de su contención. —explicó Kaelen.
Usando esta conexión simbiótica, Kaelen guió a Giovanni a través de senderos invisibles, cortando el tiempo de viaje a la mitad. La Línea de la Sombra—la cadena montañosa—se acercaba rápidamente.
Sin embargo, la Niebla respondió a su manipulación. Las criaturas espectrales—pequeños wights y sombras—comenzaron a pulular, atraídas por la Ghoul, que emitía una firma mágica tan fuerte como un faro.
Kaelen tuvo que desenvainar su espada varias veces, matando rápidamente a los wights con golpes limpios, mientras Giovanni protegía a la Ghoul inerte.
—¡Nos están acorralando! ¡Ya casi llegamos! —gritó Giovanni, viendo las cimas negras de la Línea de la Sombra emerger de la neblina.
VI. El Muro de Crestwood.
Al amanecer, la carrera terminó. Ante ellos se alzaba la majestuosa e imponente Línea de la Sombra. La Niebla se detenía abruptamente ante la montaña de basalto, creando una línea divisoria perfecta.
Pero la paz no existía. El paso de montaña estaba fuertemente fortificado. Una docena de soldados con la armadura verde oscuro del Duque Crestwood estaban apostados, patrullando la frontera.
El Duque Crestwood era el Duque más cauteloso del Pacto, el más discreto y el más astuto. Kaelen había asumido que Ironwood lo había traicionado a él también, pero la presencia de sus tropas en la única salida demostraba la complicidad.
Un Capitán con el rostro marcado por la disciplina se adelantó, su alabarda apuntando directamente a Kaelen.
—¡Alto! ¡Nadie cruza la Línea de la Sombra sin autorización de Su Excelencia! ¡Y traen a una abominación consigo!
Kaelen soltó la Ghoul. Elara, aún en su estado catatónico, se deslizó hasta el suelo, quedando justo en la frontera entre la Niebla y la roca limpia.
—No vamos a cruzar. —dijo Kaelen, con su voz resonando en el silencio de la montaña.
—¡Entonces date la vuelta, Guardabosque! ¡O te mataré aquí por albergar magia prohibida!
Kaelen sonrió, sin miedo. Vio la oportunidad. Tenía un Ghoul, la verdad del Pacto, y solo una semana antes de que el mundo se acabara.
—Mi contrato acaba de cambiar, Capitán. Mi pago no es en monedas, sino en silencio. Y tú tienes algo que me pertenece.
Kaelen tenía el plan final: usar la Ghoul y su conexión mágica para obligar a Crestwood a ayudarle a exponer la traición de Ironwood, antes de que el tiempo se agotara.