I. El Enfrentamiento en la Línea.
El Capitán de los guardias de Crestwood, un hombre rígido y disciplinado, apuntó su alabarda directamente al pecho de Kaelen. La docena de soldados detrás de él formaba un muro impenetrable en el paso de montaña.
—Última advertencia, Guardabosque. Entregue la abominación y retroceda hacia la Niebla. Su presencia aquí viola el Pacto de No Invasión entre los Ducados.
—El Pacto ya fue violado, Capitán. Por el Duque Ironwood. —dijo Kaelen, cojeando y agotado, pero con la mirada firme.
Giovanni, a un lado, sostenía la cuerda que ataba a la Ghoul Elara, cuyo cuerpo inerte se deslizaba peligrosamente entre la roca limpia y la Niebla.
Kaelen se acercó a la Ghoul y señaló la marca del cuervo de tres garras en su nuca.
—El Ghoul no es una abominación, Capitán. Es la hija del Duque Blackwood y la prueba viviente de la traición de vuestro amo.
El Capitán se rió, un sonido seco y sin humor. —Mentiras. El Duque Blackwood no tiene hija.
—Falso. La tuvo, y la convirtió en el ancla que os mantiene a salvo. Los tres Ducados —Blackwood, Ironwood y Crestwood— han estado sacrificando a su propia sangre para alimentar la Niebla, bajo el pretexto del Pacto de Contención.
II. El Cifrado del Pacto.
Kaelen arrojó el cuchillo de obsidiana ritual a los pies del Capitán. El metal negro, cargado de energía mágica residual, brilló a la luz de la mañana.
—Este es el cuchillo usado para el ritual de la Luna de Sangre. Yo lo tomé de vuestro aliado, el Duque Ironwood, cuando intentó sacrificar al Duque Blackwood. Vuestro amo, el Duque Crestwood, sabía de este ritual y lo permitió.
Kaelen sabía que estaba apostando su vida al conocimiento.
—La Niebla regresará con toda su fuerza en menos de una semana. Ironwood intentó usar a esta Ghoul para ganar control total sobre Veridia. Si me matáis, el secreto muere, la contención se derrumba, y la Niebla devora vuestra montaña.
El Capitán dudó. El miedo ancestral a la Niebla era más fuerte que la lealtad al Duque.
—¿Y qué demonios quiere un cazador como tú?
—Quiero un paso seguro a través de la Línea de la Sombra. Y un pergamino con el Sello Real de vuestro Duque, jurando que le daréis mi mensaje.
III. El Trato Forzado.
Kaelen dio un paso hacia la Ghoul. Su propia sangre en la marca del cuervo le dio un control limitado sobre su energía.
—Observa, Capitán. El Pacto funciona así.
Kaelen activó la energía de Elara. La Ghoul seguía inmóvil, pero la Niebla en el valle inferior se agitó violentamente, arremolinándose en una tormenta artificial. Fue una demostración de poder puro, una advertencia de lo que sucedería si el ancla era destruida o liberada sin control.
—Esta criatura es la única cosa que detiene ese desastre. Y yo soy el único que sabe cómo controlarla y cómo destruirla.
El Capitán miró al Guardabosque. Kaelen no era un héroe, sino una amenaza. Pero el cínico tenía la verdad y el poder. El Capitán entendió que matar a Kaelen era condenarse a sí mismo.
—Bien. El Duque Crestwood sabrá de esto. Yo no romperé el Pacto de la Paz.
El Capitán bajó su alabarda. —Te daré un pergamino sellado. Escribirás el secreto. Cruzarás el paso de montaña. Pero tu compañero, Giovanni, se quedará aquí como garantía de que no has mentido. Si la Niebla nos devora, tú no serás el único en morir.
IV. La Partida Solitaria.
Kaelen dudó solo un instante. Miró a Giovanni, quien asintió con una expresión sombría.
—Es el precio de la supervivencia, Kaelen. Ve. Yo tengo una espada y un poco de fe.
Kaelen tomó un trozo de pergamino de su mochila y escribió su informe: el ritual de sacrificio, la traición de Ironwood y la evidencia de la Ghoul. Selló el pergamino con cera y lo entregó al Capitán, junto con el cuchillo de obsidiana.
El Capitán, en contra de su juicio, le entregó a Kaelen el Sello Real de Crestwood en el pergamino de vuelta, como garantía de que el mensaje sería entregado.
Kaelen tomó la cuerda que sujetaba a la Ghoul, Elara. Se despidió de Giovanni con un apretón de manos rápido y frío, y cruzó el paso de montaña hacia el otro lado de la Línea de la Sombra.
La Niebla de Veridia quedó atrás, pero Kaelen sabía que el peligro no había desaparecido. Ahora, solo un hombre, un Ghoul y un secreto mortal viajaban hacia las Tierras Libres, con la esperanza de exponer el Pacto y salvar, sin quererlo, a todo un reino. La Apuesta de la Verdad.
El Capitán de los guardias de Crestwood mantuvo la punta de su alabarda peligrosamente cerca de la garganta de Kaelen. La docena de soldados detrás de él eran un muro de disciplina. La luz de la mañana, que no llegaba a penetrar la Niebla detrás de Kaelen, se reflejaba en sus yelmos.
—No mientas, Guardabosque. La hija del Duque Blackwood murió de enfermedad hace años. Yo mismo vi el edicto. —escupió el Capitán.
—Y tú mismo has visto cómo el miedo a la Niebla ha forzado a los hombres de honor a mentir. —Kaelen no se inmutó. Su voz era áspera por el cansancio, pero su convicción era pura, aunque cínica.
Kaelen se acercó a la Ghoul Elara, que yacía inmóvil, y señaló con su mano vendada la cicatriz ritual.
—Este Ghoul es el Sello Vivo del Pacto de Contención. Los tres Ducados —Blackwood, Ironwood y Crestwood— han estado sacrificando a su propia sangre para mantener la Niebla a raya. ¡Vuestro Duque, Crestwood, es tan culpable como el traidor Ironwood!
Kaelen arrojó el cuchillo de obsidiana ritual a los pies del Capitán.
—Esta hoja fue usada para marcarla. Y el cuchillo viene de vuestro Ducado, Capitán. Es un diseño ancestral de Crestwood, ¿no es así?
El Capitán se agachó con cautela y recogió la daga. Su rostro, endurecido por años de servicio, mostró una grieta de duda. El diseño del cuchillo era inconfundible, una reliquia de su propio linaje ducal.
II. La Demostración del Ancla Mágica
Kaelen decidió que las palabras no eran suficientes. Tenía que usar su única arma: la demostración de poder.
Se concentró en la conexión de sangre que había forjado con Elara (Capítulo 9). La energía Ghoul respondió, y Kaelen sintió una oleada de frío que emanaba de su centro.
—Observa, Capitán, el precio de tu obediencia ciega.
Kaelen manipuló el ancla de Elara. La Ghoul seguía inmóvil, pero la Niebla que lamía la base de la montaña se arremolinó con una furia silenciosa. Los wights y sombras que la componían se hicieron visibles por un instante, moviéndose como si una mano invisible los hubiese empujado con violencia contra la base de la Línea de la Sombra.
Los soldados de Crestwood retrocedieron, sus rostros pálidos bajo sus yelmos. La demostración fue innegable: la criatura atada en el suelo tenía un poder directo sobre la maldición de Veridia.
Kaelen cortó la demostración. —Esta criatura es la única cosa que detiene ese desastre. ¡Y yo soy el único que sabe cómo controlarla y cómo destruirla! En menos de una semana, la contención del Pacto fallará por completo.
III. El Precio de la Supervivencia de Giovanni
El Capitán miró el cuchillo de obsidiana, miró a la Ghoul y miró a sus soldados aterrorizados. La balanza de su lealtad se inclinó hacia la supervivencia.
—Bien. Te daré un paso seguro y un pergamino sellado. Escribirás el secreto y te irás. Pero mi Duque es un hombre de honor y desconfianza. Necesito una garantía.
El Capitán miró a Giovanni. —Tu compañero se quedará aquí. Si la Niebla consume esta montaña en una semana, él pagará el precio de tu mentira. Si lo que dices es verdad, yo lo liberaré con honores. Es un trato.
Kaelen sintió un nudo frío en el estómago. La decisión era moralmente repugnante, pero tácticamente necesaria. Kaelen necesitaba a alguien que pudiera salir de Veridia con el Sello Real de Crestwood en el pergamino; él y la Ghoul eran demasiado visibles.
—Giovanni...
Giovanni le sonrió, una sonrisa tensa y sombría. —No soy un héroe, Kaelen. Soy tu socio. Sé lo que vales. Si el reino se va al infierno, no seremos mejores que los nobles si nos traicionamos. Yo tengo una espada y un poco de fe en tus malas decisiones. Ve. Yo esperaré.
IV. La Partida Solitaria
Kaelen apretó la mano de Giovanni en un rápido y frío apretón.
—Sobrevive, socio. Yo haré que este reino valga la pena salvarte.
Kaelen se puso de rodillas y, bajo la supervisión del Capitán, escribió su informe: la evidencia de la Ghoul, la traición de Ironwood y la manipulación del Pacto. Selló el pergamino con cera y lo entregó al Capitán, junto con el cuchillo de obsidiana.
El Capitán, con solemnidad, le entregó a Kaelen el Sello Real de Crestwood.
Kaelen tomó la cuerda que sujetaba a la Ghoul, Elara. Se volvió y se adentró en el paso de montaña. La Ghoul, en su estupor, se arrastró dócilmente tras él.
Al mirar hacia atrás por última vez, Kaelen vio la figura solitaria de Giovanni, de pie en la frontera de la Línea de la Sombra, bajo la mirada desconfiada de los soldados de Crestwood.
Kaelen había cruzado la frontera. El primer acto de "La Niebla de Veridia" había terminado. Kaelen no era más rico, sino más peligroso. Solo, con la prueba viviente de la traición de Veridia, se dirigía a las Tierras Libres, a buscar a alguien lo suficientemente poderoso (y con la moralidad adecuada) para creer la historia de un cazador de monstruos y su Ghoul.