I. La Revelación en la Muralla.
La Niebla cubría la base de la muralla exterior, volviendo imposible el uso de escaleras o cuerdas sin ser detectados por el brujo. Kaelen se dio cuenta de que no podían escapar de la Niebla; tenían que escapar a través de ella, usando su conocimiento de la criatura.
—Duque, Giovanni. Si queréis vivir, haréis exactamente lo que os diga. —ordenó Kaelen.
El Duque Blackwood, aterrado por el pensamiento de la Niebla y la Ghoul, estaba al borde del colapso.
—¡Mi propia hija! ¡Me matará!
—¡Vuestra hija es ahora vuestra única salvación! —Kaelen liberó la cuerda de arrastre y empujó a la Ghoul, Elara, hacia la base de la muralla.
La Ghoul, libre de las inmundicias de la cloaca, sintió el llamado de la Niebla liberada. Su energía se disparó. La marca del cuervo de tres garras en su nuca brilló con una luz carmesí.
La Niebla respondió al pulso del Guardián. En lugar de engullir el área, se arremolinó violentamente, creando un vacío temporal de Niebla en un área concentrada: una burbuja de aire limpio de unos diez metros de diámetro.
II. La Escalada con el Terror
—¡Ahora, Giovanni! ¡Duque, subid!
Kaelen usó los agarres de piedra en la muralla. El Duque Blackwood era pesado y torpe, pero el miedo le dio una fuerza inusitada.
Mientras subían, las alarmas resonaron en la ciudad. El Brujo de Ironwood había sentido el pulso de energía Ghoul.
El brujo apareció en el borde de la muralla superior, su máscara de hueso brillando. Sostenía el Cuchillo de Obsidiana, y su ira era palpable.
—¡El Ghoul! ¡El ancla! ¡No escaparéis!
El brujo lanzó un rayo de fuego azul que impactó en la piedra justo debajo de Giovanni. La pared se agrietó, y el calor del rayo quemó la mano del Duque.
—¡Kaelen! —gritó Giovanni.
—¡Sujetad al Duque! ¡Yo me encargo del Brujo! —Kaelen sabía que no podía usar su espada a esa distancia.
III. El Chantaje Final.
Kaelen se detuvo a medio camino, desafiando al brujo.
—¡Brujo! ¡Te doy una advertencia! ¡Si usas tu magia, el Ghoul en la base perderá el control!
Kaelen forzó su conexión de sangre con Elara. La Ghoul, en la base, gimió. La burbuja de aire limpio se encogió, y la Niebla circundante se tornó negra y agresiva. Los wights espectrales que la componían se hicieron visibles, lanzándose contra la muralla.
El brujo, aterrado de que los wights atacaran a la Ghoul (la única ofrenda que necesitaban para el ritual final), se detuvo.
—¡No! ¡Detente! ¡Si la dañas, mi Señor te cazará por el resto de tu vida!
—¡Ella es la llave de su poder! ¡Y yo soy el único que la controla! —Kaelen gritó su chantaje final—. ¡Si disparas un hechizo, yo la libero! ¡Y la Niebla se llevará la capital!
El brujo se quedó inmóvil, paralizado por la amenaza. La vida de la Ghoul era más valiosa que la vida de Kaelen.
IV. La Huida Final.
Bajo la protección del chantaje de Kaelen, Giovanni y el Duque Blackwood llegaron a la cima de la muralla.
—¡Al otro lado! ¡Rápido!
Mientras el Duque Blackwood y Giovanni descendían, Kaelen tomó una decisión. Se giró hacia el brujo y arrojó su espada de acero valyrio. No para luchar, sino como una distracción.
El brujo, por instinto, levantó una pared de fuego para quemar la espada. Kaelen usó la fracción de segundo de distracción y se lanzó por el borde de la muralla.
Cayó en una pila de heno, aterrizando con un golpe doloroso. El brujo gritó de rabia al ver a Kaelen vivo y la Ghoul aún bajo la muralla.
Kaelen se puso de pie, asegurando a la Ghoul que Giovanni había subido. La Ghoul, suelta de su ancla mágica, se aferró a la Niebla del lado exterior.
La muralla fue cruzada. La Ghoul, el Guardabosque y el Duque cobarde habían escapado. El Segundo Acto había terminado. Kaelen no había salvado la capital, pero había salvado su vida, a su amigo y a su única prueba.