La Niebla de Veridia. (volumen 1)

Capítulo 18: La Espada Rota y el Duelo Silencioso.

​I. El Viaje del Desafío.
​Kaelen sabía que regresaba a la boca del lobo. Esta vez, sin la coartada de un contrato y sin aliados inmediatos. Su único objetivo era el Cuchillo de Obsidiana, el único objeto capaz de manipular y, potencialmente, liberar la Niebla de forma irreversible.
​Dejó a la Ghoul Elara encadenada en el castillo de Mirthwood. Ella era demasiado valiosa para arriesgarla, y su energía era necesaria para estabilizar la región cuando el cuchillo fuera destruido.
​El camino de regreso a la capital fue una pesadilla de Niebla densa y guardias de Ironwood patrullando, ahora con una confianza brutal. Ironwood sabía que la guerra estaba a punto de estallar y estaba consolidando su poder.
​Kaelen tuvo que usar rutas que solo un Guardabosque podría conocer: pasajes subterráneos, pozos secos y bosques olvidados.
​II. La Infiltración y el Enigma.
​Al llegar a la capital, Kaelen encontró que el castillo de Ironwood estaba sellado herméticamente, no solo por guardias, sino por un muro mágico invisible que impedía cualquier entrada no autorizada.
​Kaelen se disfrazó de nuevo. Su objetivo no era el Duque, sino el brujo, que estaría custodiando el cuchillo en la sala de rituales.
​Logró infiltrarse en el distrito de servicio a través de un viejo acueducto. Desde allí, Kaelen sintió una pulsación familiar: la energía helada del Brujo de Ironwood. El brujo estaba en la cima de la torre más alta, la Torre de los Observadores, justo donde el Pacto se había firmado originalmente.
​Kaelen ascendió la torre, matando a dos guardias silenciosamente en el camino. Al llegar al piso superior, el aire vibraba con energía mágica y Niebla concentrada.
​III. El Duelo por la Obsidiana.
​El Brujo de Ironwood estaba en el centro de la sala de rituales. No estaba solo. A su lado, sobre un pedestal, reposaba el Cuchillo de Obsidiana, brillando con un poder oscuro.
​—Sabía que volverías, Guardabosque. —dijo el brujo, sin girarse—. Eres un animal predecible. Tu lealtad a tu amigo y tu miedo a la Niebla son tu jaula.
​—El cuchillo no te pertenece. Pertenece al Pacto. —dijo Kaelen, desenvainando su espada.
​El brujo se giró, y Kaelen notó que su rostro bajo la máscara de hueso estaba pálido por la tensión. El brujo estaba usando toda su energía para mantener el cuchillo bajo control.
​—El Pacto ha muerto. ¡Y tú morirás con él!
​El brujo lanzó un rayo de energía pura. Kaelen lo esquivó, rodando y atacando el pedestal. Su objetivo no era el brujo, sino el cuchillo.
​El brujo lanzó un escudo de Niebla condensada. Kaelen golpeó el escudo con su espada de acero valyrio. La energía era demasiado para el metal. Su espada se rompió por la mitad con un chillido ensordecedor.
​IV. El Arma Final del Cínico
​Kaelen estaba desarmado, enfrentándose a la magia pura y al cuchillo.
​—¡Ahora, Guardabosque! ¡Sin tu juguete de acero, no eres nada! —se burló el brujo, levantando el Cuchillo de Obsidiana para canalizar más poder.
​Kaelen se levantó. Su cuerpo estaba herido y agotado, pero su mente estaba lúcida.
​—Soy un cínico, Brujo. Y los cínicos siempre tienen una herramienta escondida.
​Kaelen recordó el único objeto que el brujo no podía tocar: la Lágrima del Druida, el veneno mágico que había usado para someter a Elara. Kaelen había guardado una pequeña dosis concentrada en un tubo de hueso oculto en su cinturón.
​El brujo lanzó una ráfaga de hielo. Kaelen lo esquivó por poco y, en un movimiento rápido, arrojó el tubo de hueso directamente al pedestal que sostenía el Cuchillo de Obsidiana.
​El líquido verde se derramó. La Lágrima del Druida, diseñada para perturbar la magia del Pacto, no tocó el cuchillo, sino la piedra base del pedestal.
​La piedra del Pacto reaccionó violentamente. Un pulso de energía pura y destructiva salió de la piedra, impactando directamente en el Cuchillo de Obsidiana.
​El cuchillo no fue destruido por un golpe, sino por una reacción en cadena mágica. El sonido fue un estallido sónico. El Cuchillo de Obsidiana se rompió en miles de fragmentos inofensivos.
​El interruptor de seguridad de la Niebla había desaparecido.




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