En la mañana José se despierta y ve la puerta y reja de su casa abierta de par en par. Corre hacia la habitación de su hija y no estaba.
Despierta a su esposa y llaman a la policía. Al llegar revisan la casa y todos los objetos de valor estaban en su sitio, no había señales de robo ni forcejeo de la puerta. Las llaves estaban pegadas de la reja desde adentro.
La buscaron por semanas y nadie sabía nada de ella ni la habían visto.
Los padres de Patricia estaban destrozados por la desaparición de su hija.
Una noche Mirta se despierta a tomar agua y por alguna razón entra a la habitación de su hija. Se sienta en la cama y comienza a llorar.
Siente que pasa una sombra por la ventana y al ver se da de cuenta que es su hija, pero poseía una horrible mirada y una sonrisa que daba miedo.
Ella le sostenía la mano a otra niña, una rubia de ojos negros y la sonrisa igual de terroríficos que su hija.
Mirta quiso gritar, pero no pudo, sentía un gran miedo interno. En ese momento se reflejaban los rayos del amanecer y ante sus propios ojos desaparecieron Patricia y esa niña extraña y tétrica.
—Anoche era 23 -dijo Mirta con lágrimas en los ojos.
*FIN*
Autora: LUZAURI RUMBOS COLMENAREZ
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Editado: 20.11.2021