La Niña Del Orfanato

Capítulo 35

Por eso busqué las cosas que más me dañaban, aprendí un poco de ellas y también dañé”
—B.

*Contiene violencia*

Susan se levanta de golpe al escuchar un ruido proveniente del cuarto de las niñas, su vista se torna borrosa. No se detiene y se apresura a encaminarse de la pequeña sala de estar hacia la habitación de las niñas.

Al abrir la puerta cubre su boca con su mano para ahogar un grito, suspira profundamente mientras cierra los ojos tratando de calmarse. El ruido proveniente de la habitación son los cachorros, a quienes se les ha pasado el efecto del sedante y están dando vueltas por la habitación. Por suerte para ella, ambas niñas siguen profundamente dormidas.

A paso lento regresa hacia la sala de estar mientras intenta recordar qué era lo que había soñado. Sin ningún éxito, observa el reloj blanco decorado con hojas de otoño colgado en la pared color melón de su apartamento. Talla su rostro con sus manos, apenas es la una de la madrugada.

Frunce el ceño al escuchar un ruido proveniente del balcón, pero entonces recuerda al ojiazul que permanece ahí afuera.

— ¿Acaso no piensas dormir?— pregunta mientras se acerca a él con cuidado de no asustarlo—. Ya es la una ¿Qué haces aquí afuera?

Alex gira la cabeza en su dirección para prestarle atención mientras esboza una pequeña sonrisa y niega con la cabeza.

—Lo siento, te quedaste dormida y ahora me siento realmente ansioso, olvidé mis cigarrillos—comenta mientras desvía su mirada hacia la ciudad que se extiende frente a él—. Tienes una muy hermosa vista, no me canso de decirlo.

Ella sonríe mientras se acerca hasta posarse a su lado, admirando igualmente la hermosa vista que da el paisaje nocturno, decorado con muchas estrellas en el cielo y faros que le dan a la ciudad una imagen de árbol de navidad. Y la Luna, la luna llena es la más grande y hermosa atracción de la noche.

—Creo que yo también necesito un cigarrillo— comenta mientras suspira profundo, ganando la total atención del ojiazul.

—Oh vaya, ¿ahora fumas?— cuestiona gracioso mientras se cruza de brazos viéndola fijamente con una sonrisa pintada en sus labios—. ¿Sabes?, yo comencé a fumar luego de la noticia de que mi padre había muerto.

— ¿Entonces, Beatriz lo sabe?— inquiere sin apartar los ojos del paisaje nocturno.

—Sí, y nunca le molestó. Sólo que nunca debía fumar frente a Melody...y ahora frente a Mell y Katy— comenta frunciendo el entrecejo mientras parpadea varias veces desviando la mirada.

—¿Cómo era ella?, hablo de Melody.

Alex sonríe mientras observa hacia la nada. Su entrecejo se frunce cada vez más y su labio inferior tiembla un poco.

—Era un ángel, un hermoso ángel— sonríe con nostalgia—. Amaba mucho a sus padres y a todos los que estaban a su alrededor, incluso a los empleados. Sí, en la mansión había muchos empelados, el señor Arnett los despidió luego del accidente, y cuando Beatriz se recuperó, ya sólo tenía a Amalia a su lado. Pero eso no fue lo que me preguntaste— se da un ligero golpe en la frente—. Melody era hermosa, amable y cariñosa. Nos hablábamos en clave, sólo nos entendíamos nosotros, uno de ellos consistía en hacernos señas, si tocaba su nariz estaba contenta, si tocaba su oreja, me veía obligado a comprarle un helado, amaba el de fresa, y debía ser doble, doble o nada — suelta una media risa mientras cierra los ojos con fuerza, permitiendo que las lágrimas fluyan de sus ojos—. Lo siento, creo que desde que murió, es la primera vez que hablo de ella.

—Te comprendo— responde Susan, mientras posa su mano sobre el hombro del contrario.

—Necesito un cigarrillo— murmulla mientras rebusca en sus bolsillos—. ¡Rayos!, lo olvidé, no los tengo aquí.

—Alex...

—Ya regreso— dice y se aparta de ella para dirigirse hacia la puerta.

— ¡Alex!— alza la voz, logrando llamar su atención—. No fue tu culpa.

Una expresión dolorosa se plasma en el rostro del joven, mientras observa a la chica a los ojos.

—Debí responder la llamada, Susan, no estaba tan ocupado ese día y, aun así, no respondí, eso es algo que jamás me perdonaré— dice con tristeza mientras se deja caer sobre el pequeño sillón ubicado en el balcón junto a un enorme florero. Esconde su rostro entre sus manos y deja fluir las lágrimas—. Luego de su entierro tuve que ser fuerte, tenía que ser fuerte por Beatriz, por el señor Arnett y por las abuelas de la niña, Amalia me lo dijo... Solo me preguntaba ¿quién sería fuerte por mí?, yo también estaba sufriendo, también la había perdido. Pero tuve que ocultar mi dolor y ser fuerte.

Susan suspira profundo mientras avanza hacia él, y sin decir ninguna palabra lo envuelve entre sus brazos.

«Todos se sienten culpables» se dice a sí misma mientras recuerda a Beatriz y a Marcus igual de afectados al hablar del tema.

—No fue tu culpa, Alex, pero no te preocupes, esta vez yo seré fuerte por ti.

Repentinamente el ojiazul se incorpora, apartando los brazos de la chica de sobre él.

—Tú no puedes ser fuerte ni por ti misma— comenta, sorbiendo su nariz mientras aparta sus lágrimas.

— ¿De qué hablas?— cuestiona confundida.

—De Marcus... Susan, Mell me contó todo, ella me dijo que no le gustaba que lloraras siempre. ¡La niña no entiende lo que ocurre entre ustedes, pero creo que eso es algo que deberías superarlo y comportarte como una madre que prefiere a su hija por sobre todas las cosas!

Susan amplía los ojos de manera exagerada y retrocede como si la hubieran abofeteado, su mirada se mantiene fija en la del ojiazul mientras siente cómo su corazón palpita de manera exagerada.

— ¿C-Cómo te atreves a decirlo?, eso no es verdad, Alex. Sí, me puse triste cuando lo mío con Marcus terminó, pero jamás en mi vida he descuidado a mi hija, Abigail lo es todo para mí y aunque fue difícil aceptar que no era lo suficientemente buena para Marcus, nunca dejé de lado a mi hija... De verdad no entiendo porqué sacas a Marcus a relucir en el tema.



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En el texto hay: drama, amor familiar, orfanato

Editado: 29.08.2020

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