Paredes blancas, es todo lo que los ojos de la mujer aprecian a lo largo del camino por los pasillos; tan solitarios y escasos de luz. A medida que avanza, presiona levemente la mano de la amigable enfermera que la acompaña. No sabe hacia dónde se dirige, lo único que sabe es que no es casa, ni a ver a su hija.
Los episodios de enajenación, o trastorno mental de carácter transitorio como lo ha llamado el médico psiquiatra, han sido causados por los problemas vividos meses atrás, el hecho de que se enterara de manera repentina, o de golpe, de todo lo que había hecho su esposo, el perderlo a él, a su hija y el ser condenada, afectaron su sistema nervioso. Su mente buscó la manera de protegerla y hacerla desentenderse de la realidad fue la mejor manera.
¿Quién desea estar cuerdo, estando rodeado de locos?
Pero ahora, cualquiera puede notar que ha vuelto en sí totalmente, con excepción de que aún no recupera la capacidad de hablar. Ese es el motivo por el cual el psiquiatra ha permitido una visita sorpresa, espera que la persona a la que va a ver consiga hacer que vuelva a hablar como prometió cuando pidió una cita para hablar con la paciente.
—Señora Johnson, usted tiene visita— le informa la enfermera mientras ingresan en una sala distinta, la cual parece más bien una sala de interrogación en una estación de policía.
Los ojos de la mujer viajan en derredor, observando el reducido espacio, hasta se topan con aquel ya conocido e inolvidable rostro; estos se amplían con sorpresa al mismo tiempo que su boca que entreabre.
El médico psiquiatra, quien se encuentra en la sala contigua monitoreando todo, esboza una pequeña sonrisa de autosuficiencia al notar la reacción de la mujer. Sí, la persona es lo suficientemente importante en su vida como para que ella no le preste atención, ese es el primer paso hacia la recuperación total de la mujer, ahora solo debe esa persona conseguir que vuelva a hablar.
La enfermera desvía su mirada de Beatriz hacia la persona sentada del otro lado de la mesa, cuando la primera presiona su mano con una fuerza exagerada. Debe ser alguien importante en su vida, ya que aun cuando la madre de Beatriz llega a visitarla, ella no reacciona de esa manera.
—Déjanos a solas— ordena la persona con voz firme mientras se incorpora en el asiento hasta quedar erguida, sin apartar su mirada de la mujer.
—Volveré en un momento— le susurra la enfermera a Beatriz mientras tira con suavidad de su mano para guiarla hacia la mesa y ayudarla a sentarse—. Aquí tiene una libreta por si quiere escribirle algo.
Cuando la enfermera se retira, Beatriz observa nuevamente a la persona frente a ella; su corazón se acelera en su pecho cuando nota la mirada que ésta le dedica. No la había visto desde ese día, ese día en el que dejó al descubierto su traición y rompió su corazón.
Rachell
—Comencemos con la universidad, con Marcus— dice la mujer, carraspea al escuchar su voz temblorosa—. Me enamoré perdidamente de ese idiota, ¡Dios! Era tan sexy, nuestro amigo de la adolescencia se había convertido en un dios griego, era una tentación, un chocolate caliente con el cual no me importaba quemarme— sonríe con nostalgia recordando aquellos tiempos—. Decidió corresponder a mis insinuaciones, ¿sabes? Eso nunca te lo dije, prácticamente le rogué atención, me volví dependiente de él, emocionalmente hablando, porque siempre estuvo ahí para mí, porque cuando mi padre nos repartía golpes a mi madre y a mí, era él quien me abrazaba y me prometía que todo estaría bien… eran él y tú, pero no me enamoraría perdidamente de ti.
Pausa un segundo para observar fijamente a la mujer, quien solo le devuelve la mirada, sin decir nada. Suspira profundo intentando deshacer el nudo que se forma en su garganta.
—Cuando estuvimos juntos la primera vez, ese día en que hui de casa y me refugié en su departamento… recuerdo claramente que cuando se quedó dormido, pronunció tu nombre. Eso fue un shock para mí ya que en ese entonces no tenía idea de lo que él sentía por ti— muerde su labio inferior mientras fija su mirada en la mesa—. Cuando lo encaré por eso, le dije que tú nunca te fijarías en alguien como él y de igual manera que el señor Johnson jamás permitiría tal relación… yo lo amaba tanto que no soportaba la idea de que tú y él terminaran juntos. Lo que yo sentía, Beatriz, era amor real, Marcus era pobre, no tenía dinero y, aun así, estaba dispuesta a pasar el resto de mi vida a su lado. Pero me rechazo, porque nunca podría amar a alguien que no fueses tú.
Presiona sus manos en puños sobre la mesa, sintiéndose realmente impotente. Observa en la dirección en la que se encuentra la cámara que el médico le informó que estaría grabando y, suspirando lentamente, se relajó nuevamente.
—Entonces llegó Jared a nuestras vidas— ríe con amargura—, ese chico loco y sexy que se atrevió a retarte a una estúpida pelea con tal de acercarse. Cuando ambos comenzaron a salir, intenté volver con Marcus, pero no, no importaba que estuvieras revolcándote con otro chico, él te tenía en un pedestal y jamás te bajaría de ahí, me rechazó de nuevo. Me dolió. Tú, mi amiga, me quitaste el amor de nuestro mejor amigo… yo te devolvería el favor.
—Doctor, ¿de verdad cree que esto funcionará?— cuestiona la enfermera mientras observa las pantallas junto al médico.
—Tiene que, le prometí a Karina que su hija volvería a hablar. Oye, son de alta sociedad, si consigo curarla, este lugar será muy prestigioso.
—Pero, no creo que la señora Johnson apruebe esto, vio el juicio, todo lo que esa mujer dijo, y, aun así, aceptó permitir que ingresara aquí a atormentarla.
—Beatriz necesita desahogarse, si ella la provoca lo suficiente, entonces estallará, eso es lo que necesito.
—Jared tardó un poco de tiempo en percatarse de mi existencia, estaba muy ocupado en conquistar a la hija de uno de los hombres más millonarios del país. Pero, una vez que te tuvo comiendo de su mano, y con eso me refiero a casada y embarazada, fue cuando se dio cuenta de que no eras la única mujer en el mundo. Yo me encargué de hacérselo saber—niega con la cabeza mientras suelta una media risa—. Melody nació y creció, pero nosotros nunca nos dejamos de ver. Beatriz, ¿no lo entiendes? Él estaba contigo por interés, nunca por amor, en cambio a mí sí me amó… no sabes cuánto tiempo planificamos deshacernos de ti, Melody se quedaría con nosotros, yo sería su mamá. Pero tenías que arruinarlo ¿no? Aun así, no me arrepiento de nada, y te digo que mientras tú tenías ese accidente, Jared estaba en mi apartamento haciéndome el amor.
Editado: 29.08.2020