Katy suelta un suspiro cansado mientras continúa su camino, no logra reconocer nada, camina y camina esperando encontrar la calle que la lleva al orfanato. Está haciendo mucho frío y el cielo está nublado; a pesar de ello, comienza a sentir calor y su abrigo empieza a asfixiarla. Mientras avanza se deshace de sus guantes para poder sentir sus manos, están sudadas. Está comenzando a sentir mucho miedo.
Al doblar una esquina se topa con un callejón, se dispone a seguir caminado, pero observa a unas personas sentadas en una esquina. Es una madre con su hija. Un puchero se apodera de sus labios al pensar en su mamá, ¿Por qué no ha regresado por ella? Ella prometió que volvería, pero se está tardando demasiado.
Observa nuevamente la escena y ladea un poco la cabeza al notar que la madre abraza con fuerza a la niña que gime y tiembla, parece tener mucho frío. Se acerca lentamente a las personas y las observa detalladamente, la mujer está sentada sobre una caja aplastada mientras carga a su hija en sus piernas. Ella levanta la mirada, sus ojos color miel observan a la niña con curiosidad.
— ¿Estás perdida, cariño?— le pregunta con voz suave mientras observa a su alrededor, para confirmar que realmente la niña se encuentra sola.
Katy no contesta, solo permanece de pie frente a ellas, sin despegar la mirada de la niña que tiembla de frío, antes de quitarse el abrigo que lleva puesto. La mujer la observa frunciendo el ceño en confusión cuando ella se lo ofrece.
—No, gracias, tú lo necesitas tesoro. —dice, negando con la cabeza frenéticamente.
—No importa, pronto encontraré mi casa, ella lo necesitará mientras encuentran la de ustedes. —responde esbozando una pequeña sonrisa mientras coloca el abrigo con suavidad sobre el cuerpo de la niña, quien suspira al sentir la cálida tela sobre su frío cuerpo.
La mujer la observa con sorpresa mientras siente como un nudo se forma en su garganta, sus ojos se cristalizan, no puede contenerse y rompe en llanto. Katy se quita su gorro para el frío y lo coloca en la cabeza de la niña, luego le coloca los guantes en sus pequeñas manitas.
—Ya está lista— sonríe grandemente mientras observa a la niña con diversión ya que el gorro es muy grande para ella. Desvía su mirada hacia la mujer quien entre lágrimas le dedica una enorme sonrisa de agradecimiento.
La mujer observa a su pequeña con un poco de nostalgia, limpia una lágrima que se resbala por su mejilla antes de mirar nuevamente a la niña de pie frente a ella. Ésta sonríe, una sonrisa tan tierna que logra recordarle a alguien más, una persona de su pasado, un pasado no muy lejano. Amplía los ojos de manera exagerada al creer reconocerla.
—Katherine... —susurra lo suficiente alto como para que la niña la escuche. —. No puede ser... Eres Katy. —dice con real asombro.
Katy se aparta de ellas y ladea un poco la cabeza sin entender, ¿Por qué ella sabe su nombre?
—Katy... ¿no me recuerdas?, soy amiga de tu mami. —le dice con una sonrisa.
Katy frunce ligeramente el entrecejo mientras observa a la mujer directamente a la cara, buscando en su memoria algún tipo de recuerdo en el que ella aparezca. Y lo encuentra.
"Katy, amor... Ven y saluda a tu tía Susan"
"Hola Katy, ¿Cómo estás?, aquí traje a Mell para que juegues con ella"
Parpadea varias veces, es ella; su tía Susan, la mejor amiga de su madre. Siempre las iba a visitar al feo apartamento en el que vivían. Pero antes se veía diferente y la niña era más pequeña.
— ¿Tía Susan?
— ¡Oh por Dios!, ¿cómo has estado, pequeña?, ¿cómo está tu mamá? —pregunta la susodicha mientras despierta a su hija y se ponen de pie.
—No sé dónde está mamá. —dice Katy haciendo un puchero.
Susan abre los ojos con sorpresa. Recuerda muy bien el último día que vio a Kath, aunque no se quedó hasta el final, nunca volvió a saber nada de ella. Pensó que se había ido para siempre con su hija, quien no paraba de aparecerse en su trabajo a media noche.
— ¿A dónde te diriges pequeña? —pregunta esbozando una pequeña sonrisa tratando de animar a la niña de rostro afligido frente a ella.
—A casa —responde con ojos cristalizados mientras sorbe su nariz—. Mamá me dijo que la esperara en el orfanato hasta que volviera.
La mujer frunce el ceño ante esta información, pero se niega a comentar al respecto. Existe la posibilidad de que Kath le haya dicho eso, hablaron durante mucho tiempo de la opción de poner a ambas niñas en el orfanato. Pero al final ella se negó, su abuela se quedaba con su hija mientras ella trabajaba a media noche.
—Te acompañaré —dice mientras carga a su hija en brazos ya que aún está adormilada, y toma la mano de Katy para comenzar a caminar.
***
—Señorita Beatriz... ¿A dónde nos dirigimos? —pregunta Alex viendo a través del retrovisor mientras conduce.
Rachell observa a Beatriz esperando una respuesta, pero ella no contesta, solo se dedica a ver fijamente las calles a través de la ventana, esperando ver a la niña, pensando en que el cielo está muy nublado. Pronto comenzará a llover y tiene miedo de que algo malo le pase a su pequeña.
Su teléfono comienza a sonar, pero ella no tiene ni la mínima intención de contratar. Por los que Rachell toma la llamada; es Marcus, le comenta todo lo que ocurre y él le dice que las ayudará a buscar.
Luego de que el hombre cuelga, el teléfono comienza a sonar nuevamente. Se trata de Amalia, quien avisa que el señor Jared exige que tome la llamada de la empresa. Pero Beatriz no dice nada, no contesta, es más, ni se inmuta.
Rachell pone los ojos en blanco mientras suelta un suspiro exasperado. Beatriz tendrá muchos problemas si no logra convencerla de volver a la casa.
***
—¡Allí está! —exclama Katy contenta al ver el orfanato, llevan tres horas caminando, pero al fin lo encontraron.
Editado: 29.08.2020