La Niña Del Orfanato

Capítulo 22

Dime tú nombre— dice con voz autoritaria el joven hombre que se encuentra sentado en el sofá de su apartamento.

—Mi nombre… es Katherine— responde la chica, quien permanece de pie junto a la puerta, luciendo temerosa.

—¿Qué edad tienes?

—Veintiuno.

—Pareces menor… eres muy pequeña de estatura— comenta mientras se pone de pie y avanza hacia ella sin soltar su botella de vodka—. Pareces de quince.

—T-Tengo veintiuno, se lo aseguro, no tendrá ningún problema legal— habla raudamente, tropezando las palabras—. Por favor, no llame a quejarse, Trey se pondrá molesto y…y.

—Shhh, ya— dice mientras le da un sorbo a su bebida. Observa a la joven de pies a cabeza y esboza una pequeña sonrisa lasciva—. En ningún momento me quejé de que parecieras una niña. Al contrario, me gusta eso de ti— comenta mientras acorta el espacio entre ambos. Dirige su mano hacia el cabello de la joven y lo acaricia con suavidad, enredando sus dedos en esas hebras rubias—. Definitivamente tú y yo la vamos a pasar muy bien.

 

—JD... ¡Jasón!

El susodicho frunce el labio con disgusto al escuchar la voz de su jefe, llamándole desde una habitación de la suite en la que se hospeda temporalmente. Rueda los ojos mientras se pone de pie, dejando a su compañero solo en el sofá, y avanza hacia la habitación.

—Sí, señor— contesta mientras ingresa a la habitación para encontrarse al rubio acostado sobre la alfombra, con sus brazos cruzados sobre su pecho, en posición fúnebre.

—¿La viste?

— ¿A quién, señor?— pregunta el hombre con un tono de cansancio en su voz.

—A Katherine, ¿la viste?

—No era Katherine señor, era su hija— responde mientras se pone en posición de descanso, entrecruzando sus brazos en su espalda.

Joseph frunce el ceño mientras se incorpora hasta quedar sentado sobre la alfombra, posando sus ojos grises sobre el hombre.

— ¡La encontré!— exclama victorioso—. Le dije a esa maldita mujer que la encontraría. Lo logré—continúa mientras se pone de pie y camina hacia la cama desabrochado los botones de la camisa a su paso.

—Usted no la encontró señor, su cuñada lo hizo— responde el hombre carente de humor.

—Tiene razón... Pero eso ya lo tengo solucionado— responde el hombre sonriendo con malicia mientras se deshace de sus pantalones hasta quedar en bóxer y calcetines—. Solo tengo que exigirle a Jared que cumpla con el pacto, si no lo hace, amenazaré con decirle la verdad a su esposa. Él no querrá perderlo todo por nada. Mientras estén en contiendas es mi oportunidad para quedarme con la pequeña Katherine— sonríe con picardía y se acuesta en la cama.

—No creo que ese plan resulte señor, su hermano no se dejará sobornar tan fácil— advierte el guardaespaldas mientras rueda los ojos ante la actitud caprichosa del hombre joven.

—¿Eso es lo que crees?, ya verás como como todo sale tal y como lo planeo.

—¿Y no le importa que posiblemente su hermano termine en prisión?

—No, porque yo lo sacaré de allí después, tengo amigos en la policía que con facilidad hacen desaparecer evidencia, y lo sabes— se alza de hombros mientras se recuesta de costado y sonríe—. Saldré ganando el doble: libero a mi hermano y me quedo con mi mascota.

—Es una niña— réplica JD con el entrecejo fruncido.

—Y yo seré su papi.

***

Jared estaciona su auto con brusquedad y baja rápidamente para dirigirse al viejo edificio. Cuando está frente a la puerta toca de manera desesperada hasta que esta es abierta. Un hombre con barba trenzada y varias perforaciones en el rostro aparece en su campo de visión.

— ¡Maldito infeliz!— grita mientras lo sujeta con brusquedad de su camisa y lo empuja hacia el interior de la habitación, causando que éste caiga al suelo golpeándose la muñeca.

— ¡Jared!, ¿Qué demonios te pasa?— pregunta el hombre adolorido mientras sujeta su muñeca con la mano sana.

— ¿Cómo demonios se enteró?, ¿tú se lo dijiste?— interroga con furia.

Su rostro está totalmente rojo, su mirada es letal y amenaza con acabar con la vida del hombre frente a él en cualquier momento.

— ¿D-De qué hablas?— replica el hombre con terror en sus ojos. Mientras se arrastra tratando de alejarse de él.

— ¿Tú le dijiste a Joseph lo que hice?, solo tú lo sabías, ¡Maldito bastardo!— grita con furia antes de patear con fuerza la pierna derecha del hombre, quien grita a causa del dolor que le provoca—. El muy idiota se atrevió a amenazarme, quiere que termine lo que empecé. Y todo esto es tú maldita culpa— añade mientras comienza a patear el cuerpo del hombre con brusquedad; él continúa gritando, rogando por su vida mientras el pie de Jared se estrella con brusquedad contra su cuerpo. Entonces los golpes cesan.

—Y-Yo no... No l-le dije nada— dice con dificultad mientras se pone de costado y escupe la sangre acumulada en su boca—. ¡¡Ahh!!— grita de dolor cuando Jared le propina un golpe más: en el estómago.

—Tú eras el único que lo sabía infeliz, te dije que mantuvieras la boca cerrada. Que no me obligaras a hacer algo que no quisiera— dice mientas saca un arma del cinturón de su pantalón y le quita el seguro.

—No... No Jared, por favor, yo no le dije nada, ¡no dije nada!— grita el hombre horrorizado cuando Jared le apunta directamente en el entrecejo.

—De todas formas mi hija murió en el auto que tú manipulaste, de alguna u otra forma planeaba asesinarte— dice mientras esboza una media sonrisa.

—Pero yo no tuve la...— no termina la oración cuando Jared tira del gatillo, quitándole la vida al instante.

—Bien, Joseph...— exclama mientras se pone de pie—. Quieres muertes, muertes tendrás— dice mientras saca un pañuelo de su bolsillo trasero y comienza a limpiar todo su rastro. Para después salir e irse como si nada.



#111 en Thriller
#49 en Misterio
#39 en Suspenso

En el texto hay: drama, amor familiar, orfanato

Editado: 29.08.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.