La niña fantasma

La niña fantasma

Había una pequeña aldea en las afueras de la ciudad, rodeada de densos bosques y neblina perpetua. En este lugar misterioso y silencioso, se rumoreaba que una niña fantasma lloraba todas las noches en una vieja casa abandonada en lo profundo del bosque.
La leyenda decía que la niña había muerto en un trágico accidente hace muchos años, y su espíritu atormentado aún vagaba por la casa en busca de paz. Muchos habitantes de la aldea evitaban el lugar, temerosos de encontrarse con la niña fantasma y sus lúgubres lamentos.
Sin embargo, una joven valiente llamada Sofia decidió investigar la verdad detrás de la leyenda. Intrigada por las historias que había escuchado desde pequeña, se armó de valor y se adentró en el bosque en busca de la vieja casa.
La noche era oscura y fría cuando Sofia finalmente llegó a la morada abandonada. La luna brillaba débilmente entre las ramas de los árboles, añadiendo un toque fantasmagórico al lugar. Con paso decidido, la joven entró en la casa y se adentró en el silencioso interior.
A medida que avanzaba por los pasillos polvorientos y oscuros, podía sentir una presencia indescriptible a su alrededor. El ambiente estaba cargado de tristeza y desesperación, como si el mismo aire estuviera impregnado con el pesar de la niña fantasma.
De repente, un débil sollozo resonó en la penumbra de una habitación cercana. Sofia se detuvo en seco, con el corazón latiendo desbocado en su pecho. Se acercó lentamente a la puerta entreabierta y miró dentro con temor.
Lo que vio la dejó sin aliento. En el rincón de la habitación, una figura pálida y etérea estaba sentada en el suelo, con la cabeza entre las manos, sollozando amargamente. Era la niña fantasma de la que tanto habían hablado en la aldea.
Sofia se acercó con cautela a la niña, sintiendo una mezcla de compasión y miedo. La pequeña levantó la vista, sus ojos brillaban con una tristeza infinita que cortaba el alma. Con voz entrecortada, la niña le contó a Sofia la historia de su muerte y de cómo su espíritu había quedado atrapado en la vieja casa.
La joven escuchó con atención, sintiendo cómo las lágrimas le picaban en los ojos. La niña fantasma le suplicó que la ayudara a encontrar la paz y a descansar en paz, lejos de la prisión de la casa abandonada.
Sofia sintió un impulso irrefrenable de ayudar a la niña, de liberar su alma atormentada de su sufrimiento. Con determinación en su corazón, ideó un plan para ayudar a la niña a encontrar la paz que tanto anhelaba.
Durante días y noches enteras, Sofia se dedicó a investigar sobre rituales y ceremonias ancestrales que pudieran liberar el alma de la niña fantasma. Consultó a viejos libros de hechicería y habló con lugareños sabios en busca de respuestas.
Finalmente, tras semanas de preparación y meditación, Sofia se armó de valentía y regresó a la casa abandonada. Con el corazón latiendo fuertemente en el pecho, realizó el ritual que había planeado con tanto cuidado, invocando la ayuda de los espíritus protectores del bosque.
En un destello de luz brillante, el espíritu de la niña fantasma se elevó de su prisión terrenal, liberado finalmente de su sufrimiento. Una sensación de paz y alivio inundó la vieja casa, disipando la oscuridad y el dolor que la habían plagado durante tanto tiempo.
Sofia observó maravillada mientras la niña fantasma ascendía hacia el cielo, desapareciendo lentamente entre las estrellas. Una sensación de gratitud y felicidad llenó su corazón, sabiendo que había ayudado a una alma perdida a encontrar el descanso eterno.
Desde aquella noche, la aldea ya no fue testigo de los lúgubres lamentos de la niña fantasma. En su lugar, reinaba la tranquilidad y la armonía, y la leyenda de la pequeña alma atormentada se convirtió en un recuerdo lejano en la memoria de los habitantes del lugar.
Sofia se convirtió en una heroína silenciosa, admirada por su valentía y compasión hacia el espíritu de la niña fantasma. Su historia perduró en las generaciones venideras, recordando a todos que incluso en la oscuridad más profunda, la luz de la esperanza y la bondad siempre brillan con fuerza.
Y así, la pequeña aldea en las afueras de la ciudad siguió su camino, envuelta en la bruma misteriosa de los bosques eternos, con la memoria de la niña fantasma como un recordatorio de que el amor y la compasión pueden vencer cualquier mal.



#173 en Terror

En el texto hay: terror y amistad

Editado: 06.07.2024

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