La niña y la casa maldita.

Parte 1

🎃 Capítulo 1. 🎃

 

Hace muchos años una hermosa casa fue construida a orillas de una densa selva, lo que , con el pasar del tiempo muchas otras fueron construidas por los alrededores, una familia ocupó aquella gran obra arquitectónica, pero una noche de octubre algo raro ocurrió con aquella familia, supo de ellos y nadie los volvió a ver, muchos alegan que se mudaron sin que nadie lo supiera ya que una de las niñas de la familia desapareció, con el pasar de los años la casa estuvo varios inquilinos los cuales no duraron ni la noche, algo pasaba dentro de ella eso era seguro, ¿pero qué?

 

Nadie en su sano juicio se atrevía averiguarlo, algunos más osados lo intentaron, más todos siempre corrían despavoridos o perdían su vida intentando mostrar su valor, algunos pensaban que era solo una leyenda lo que pasaba en esa casa y sus alrededores, pero nadie creía tales historias de terror.

 

Muchas personas desaparecieron por los alrededores de aquella casa, algunos vecinos prefirieron mudarse, pero otros decidieron permanecer en esa pequeña comunidad, de los restos de los desaparecidos no se encontraba nada.

 

Una anciana que vivía al frente de aquella peculiar casa contaba historias sobre ella, algunas buenas y otras de terror para asustar a los niños curiosos que querían husmear en ella.

 

Una semana antes de celebrarse el día de brujas cinco amigos empezaron a merodear por aquella casa, la anciana solo los observó hasta que se atrevió a interceptarlos.

 

—¿Qué buscáis? —preguntó curiosa la anciana.

 

—¡Demonios, casi me mata de un susto! —exclamó una de las chicas.

 

—Lo siento —se disculpó.

 

—¿Sabe si alguien habita esa casa?

 

—¿Cuál casa es? —preguntó —la casa del frente.

 

—si esa misma.

 

—Esa casa está maldita, no entren en ella, aléjense se los advierto, si entran jamás saldrán, les pasara igual que los demás algunos han salido otros no lo lograron.

 

—Tranquila abuela no se altere —dijo uno de los chicos.

 

—a ver anciana, por qué no entra a su casa y hornea galletas para los niños que vienen mañana. —dijo la otra chica.

 

 




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