La niñera

Compras

La semana de prueba pasó, mañana el señor Alexander se irá de viaje. Me repetía los datos una y otra vez, también me dio la hoja con los números donde podíamos localizarlo y también se la dejó a Andrés.

Michelle hablaba conmigo en la sala de un chico que había en su escuela, Todd. Mientras Ady veía caricaturas y resolvía sumas.

—Resultó que el maestro lo puso como compañero mío para hacer un trabajo.

—¡Oh. Por dios! ¿Y él te invitó a salir?

—No —Dijo un poco desanimada.

—¿Por qué? — le peine su cabello con mis dedos.

—Porque el chico puede ver —Ady nos miraba divertida

—¡Cállate, mocosa! —Michelle se defendió.

—Niñas, tranquilas. Ady, no digas esas cosas de tu hermana.

—¿Por qué? —Contestó insolente. —Porque ¿es mi hermana?

—Sí y porque se parecen mucho. Cuando tengas catorce como ella lucirás igual.

—¡Estas mintiendo! —Dijo un poco disgustada.

—Claro que no, son hermanas y se parecen mucho.

—¡No puede ser!—Dijo asustada y corrió hacia las escaleras

—¿Qué le pasa niña Adela? —Dijo Andrés cuando vio que Adela subía.

—¡Seré fea cuando crezca!—Gritó desde arriba.

—No le hagas caso, solo quiere molestarte. — Animé a Michelle.

—No, Val. La mocosa tiene razón. Nadie me nota y es más, él ni siquiera sabía mi nombre. —Se desanimó mucho.

—Tal vez solo debas hacer un cambio ¿No crees que ya debas cambiar el estilo de ropa que usas? También un poco el cabello, a tu edad yo ya usaba un poco de maquillaje, era perfecto con mi falda de mezclilla y mi blusa de tirantes sin sostén… —Recapacite lo que acababa de decir. —Olvida lo que dije, tu estilo será mejor y también serás popular si usas sostén, querida.

—Papá escoge mi ropa y mi corte. Nunca lo he hecho yo sola, no creo que yo esté lista para tomar esas decisiones.

—Linda, linda. No estarás sola, me tendrás a mi y claro que tomarás decisiones pero de lo que a ti te guste y te acomode.

—Pero ¿Cómo se lo voy a decir a papá?

—Se lo digo yo. —Me levanté del sillón y fui hasta su oficina. ¿Andrés dijo que no podía entrar a su oficina? Pero esto es importante. Toque dos veces y abrí la puerta. —Señor Alexander.

Cuando entré él estaba leyendo unos papeles y Paula del otro lado de su escritorio también leía.

—¿Señorita Valeria? ¿Pasa algo?

—Sí, quería decirle que Michelle y yo hemos estado hablando y ella quiere comprarse algo de ropa. —Me acerqué más al escritorio hasta estar a la par con Paula.

—Pero apenas hace unas semanas que fuimos a comprarle.

—Sí, también de eso quería hablar. ¿No cree que ya la ropa que usted le elige es un poco anticuada?

—¿Alexander, dejas que la niñera te hable así? —Paula me miraba de arriba a abajo. No entiendo porque, hoy me había puesto mi vestido favorito. Era azul marino con una abertura en la pierna.

—Lo que yo piense no importa, Señorita Valeria —dijo un poco enojado —Lo que importa es que ella está muy cómoda con cómo se viste.

—Ella ya no está cómoda, señor. No sé cuando fue la última vez que le preguntó si la ropa le gustaba o que si se sentía cómoda, hace cuatro años quizá. —Me encogí de hombros — Pero definitivamente ya no lo está. Pero claro que si usted no le da permiso , no podemos hacer nada. Pero está perfecto, se lo diré enseguida. —Me giré y caminé lentamente hacia la puerta, lo más lento que pude.

—Espere — me giré enseguida. —Creo que si ella quiere comenzar a comprar sus cosas , puede hacerlo. — sacó su billetera y me extendió una tarjeta.

—¿Qué es esto señor? —fui a tomarla.

—Una tarjeta de crédito, compre lo que ella quiera —Sonrió un poco triste.

—Ya no es una niña, señor. —Camine hacia fuera, sólo escuché un débil “Lo sé”

Ady, Michelle y yo fuimos a una de las mejores tiendas de ropa, la tarjeta tenia crédito ilimitado y aún que la ropa no fuera para mi, me sentía dichosa.

Elegimos ropa, cuando Michelle no estaba segura de alguna cosa hacía una mueca y me decía que no era mucho su estilo, le expliqué que la ropa se ve muy distinta cuando ya está puesta y que ella todavía no tenía estilo, que estábamos ahí para que ella eligiera cuál sería.

La vi mirando mucho un vestido, era hermoso.

—¿Te gusta?—Le pregunté mientras miraba la talla del vestido, le quedaría perfecto.

—Si, pero es muy atrevido. — siguió su camino.

—¿Atrevido?—Dije confundida —Yo usaba cosas peores a tu edad, linda. Y ese vestido solo…

—Hace resaltar mucho el pecho. —Dijo al final.

—Eso no es cierto —Iba atrás de ella con el vestido en la mano —Solo es escote de corazón. No tiene nada de atrevido.

—Val, a mi me encanta. Pero a papá no le va a gustar. —miró con tristeza el vestido.

—Hagamos esto. Pruébatelo, si piensas que definitivamente es atrevido, entonces lo dejamos. —Me sonrió con complicidad.

—De acuerdo.

Sentía que algo se me esta a olvidando… ¡Adela! Giré desesperadamente a todos lados y la encontré observando una falda con tirantes. Me acerque a ella, vi una blusa muy bonita y la tomé.

—Con esta quedaría perfecta. —Se la di.

—¿Qué? —dijo confundida.

—¿Por qué no te pruebas la falda con esta blusa?

—No le gustara a papá.

—Pero a ti si te gusta ¿no?

Ignoró por completo mi comentario y fue detrás de Michelle. Tome la falda y la blusa, estas niñas si que son raras. A mi no me dices dos veces si quiero ropa.

Mientras Michelle se probaba la ropa y salía a mostrármela, le pedí a Adela que entrara a probarse la falda, ella entró con pesar.

Ya habíamos elegido más de seis blusas para Michelle y Adela todavía no salía.

—¿Ady?—Llame a la puerta.

—¿Si?—Volví a respirar.

—Linda, sal. Queremos verte.

Ella abrió la puerta pero no tenía puesta la falda.

—No me gustó —Me dio la falda y la blusa.

—Podemos encontrar algo mas si quieres, algo que se le parezca.

—No— Se sentó para ver a Michelle modelar la ropa, fue el final del asunto.



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Editado: 30.09.2020

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