La niñera

Vida social

Cuando Michelle vió a Joaquín, se puso muy roja y no dejaba de verlo, era un Dios.

—¿Cómo les fue hoy? —Preguntó el señor Alexander mientras comíamos.

—Wendy y yo nos hicimos amigas, me invitó de un almuerzos que robó hoy, es decir que ya tiene mi reemplazo. —Nos platicaba Ady sonriente.

—Pues… creo que eso es bueno. — El señor Alexander dudaba.

—A mi me fue bien, saqué diez en mi tarea. — Michelle no dejaba de mirar a Joaquín.

—¿Y usted? — Me preguntó Joaquín.

—¿Yo? ¿Qué? — Me senté a su lado a comer, y no me le despegaba ni un minuto.

—¿Cómo le fue el día de hoy?

—¡Oh! Que considerado. Me fue fabuloso, salí con el padre de Wendy y hablamos sobre qué había pasado con nuestras vidas, tomamos algo y fue muy agradable.— Les conté a todos.

—Demasiado, diría yo. — Andrés me sonreía desde el otro lado de la mesa, lo asesine con mi mirada.

—Me parece perfecto, señorita Valeria — Decía forzado el señor Alexander.— Ahora, Joaquín. ¿Qué proyectos tienes en mente?

—Pues la acabo de terminar una campaña de viajes a la playa y llevo tres días aquí. Solo tengo un proyecto pero es para dentro de unos cuantos meses. ¿Y qué tal tus proyectos? — Todos comimos a nadie le interesaba los proyectos del señor Alexander.

—Estoy iniciando la producción de una serie de romance, nada importante, se adaptará el libro… simplemente más que amor y en eso estamos. Lo demás son cosas más pequeñas, como el comercial de una línea de ropa.

—Entonces te va muy bien — Joaquín era amable, simpático, alegre, guapo, soltero y sin hijos. 

Era perfecto.

—Sí y últimamente la señora Navarro me esta dando dolores de cabeza.

—¿Navarro? La productora en competencia. — Bebió de su vaso y se limpio una pequeña gota que escurría por su labio. Ojala el señor Alexander no estuviera aquí y yo misma le limpiaría lo que él me pidiera.

—Sí, va a promocionar una línea de ropa que es la competencia de la nuestra.

—Que mala pata, pero ya lo sabía. Ayer me propuso ser su modelo, pero no sabía que tu ibas a lanzar un comercial en competencia. — Se le notaba preocupado, este hombre me hará llorar por el simple hecho de que no está saliendo conmigo.

—Oh… — Todos terminamos en silencio, pero era tanto el silencio que se escuchaba cada mínimo movimiento.

—Yo trabajaba en una tienda de ropa, también fui modelo en esa tienda. 

—¿A lo que usted era no se le llama edecán? — Andrés me sirvió más jugo.

—Pues…

—Joaquin, perdón que te moleste. Pero quería ver si no podrías darme tu autógrafo. — Michelle le preguntaba tímidamente.

—Claro, pero… —Se buscó en sus bolsillos — No traigo nada ¿Tu no tienes algo para escribir? — Andrés sacó de su bolsa un plumón permanente de punta fina. —¿Algún papel? — Dijo apenado mirando a Michelle y a mi. — Andrés sacó de debajo de su chaleco una foto de Joaquín.— Gracias. — Firmó la fotografía y se la entregó a Michelle.

—¿Podrías darme tu autógrafo a mi también?— Le sonreí anhelante.

—Claro ¿Puedo hacerlo en una serví…?— Andrés sacó dos fotos más. — ya no es necesario — Joaquín se rió ante la situación.

~~~

Michelle, Adela y yo esperamos en la sala la partida de Joaquín. Ya que él y el señor Alexander se encontraban hablando en la oficina. El tramposo de Andrés, dijo que iba a darles té y se quedó allá adentro, con ellos.

—Sí, Joaquín. No te preocupes, yo lo arreglaré todo. Pero no firmes con Navarro. —Los dos se dirigían muy amistosos a la puerta, el señor Alexander me dirigió una mirada extraña.

—Adiós —Michelle le sonrió a Joaquín y yo también, él me miró y sonrió de vuelta. Tal vez lo imaginé pero lo hizo muy obvio ¡¿Me está coqueteando?!

Cuando cerró la puerta el señor Alexander.  Andrés, Michelle, Adela y yo saltamos gritando riendo como tontos.

—¿Qué les pasa? Es solo una persona más.—El señor Alexander nos miraba con cierto resentimiento.

—Una persona más, que es famoso. —Andrés seguía sonriendo.

—Y es modelo — Michelle seguía sin creerlo.

—Y es guapo — Adela se sentó en el sillón.

—Y soltero — Finalice dirigiéndome a las escaleras.

~~~

Mientras, seguía enseñándole a Michelle cómo depilarse. Comenzamos a hablar de Laura, le conté de nuestra amistad desde que somos niñas, de lo que hacemos cuando un hombre nos rompe el corazón, lo que hacemos cuando la otra esta triste por el final de la novela, etc. Ella me contó que en la escuela se la pasa sola en los descansos, a veces se la pasa con maestros y solo se dedica al estudio, me confesó que anhelaba aunque sea una amiga para poder platicar sobre sus secretos, de sus sueños y de los chicos que le gustaban.

—Linda, ya tienes una amiga…

—Que sea de mi edad, Val. — Me dejó callada.

—Entonces — Comencé a pensar un plan. — Hay que idear algo, cualquier persona querría ser tu amiga, eres bonita, tienes dinero, eres buena persona, tu papá es un gran productor, eres muy dulce, tienes dinero, eres divertida y tienes un mayordomo.

—Repetiste dos veces que tenía dinero.

—Pues es que tienes mucho. —Me sonrió.

—Eso no importa, Val. Mis compañeras también tienen dinero y son bonitas.

—¿Tienen a un padre guapo y productor?

—No —Trató de hacer memoría.

—Entonces aprovechate de eso. — Y le arranqué la banda de cera.

Hubo un gran grito.

—Val, no creo que funcione eso. Aúnque no tenga amigas tengo una gran vida social… — Decía mientras se miraba las piernas — La semana pasada salí con Lili al cine, fue divertido.

—Linda, Lili es la señora que le ayuda a Andrés con la limpieza.— Le recordé

 — No te hará daño intentar hacer amigas.

—Pero todos los grupos están hechos y todas son tan aburridas y groseras. — Ella se ponía otra tira de cera como le enseñé.

—¿Y son populares? —Recordé mis tiempos en la escuela.

—Sí —Suspiró.



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Editado: 30.09.2020

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