La niñera

Estruendo

Cuando bajamos, Michelle me presentó con todos sus compañeros de la escuela, había chicos muy lindos y chicas muy simpáticas. Michelle estaba tan feliz que hasta opacaba la sonrisa pintada de Andrés.
La chica que más destacó en mi radar fue Maribel, una niña muy bonita. Estuvo al lado de nosotros todo el tiempo ya que el señor Alexander, Andrés , mi madre y yo estábamos un poco apartados de todos los chicos pues nos sentíamos un poco anticuados, solo Todd y Maribel estuvieron a nuestro lado casi todo el rato. Aunque hubo un momento donde Michelle y Todd estuvieron juntos y aún así  Maribel siguió con nosotros.


—Maribel, no te sientas con la obligación de estar aquí. Puedes ir con tus amigos. —Le decía a la pequeña mientras las otras chicas la llamaban.


—Es cierto —El señor Alexander la ánimo, antes de eso me platicaba sobre que su padre lo envío a un internado. Aunque con Maribel no podíamos hablar a gusto.


—No, si no les importa quisiera quedarme aquí con ustedes. — Nos sonreía, era realmente simpática.


—No importa, linda. Si quieres estar aquí no tiene nada de malo. — Le sonreía.


—A mi sí me importa, si estuviera en el lugar de ella podría agarrar más comida. —Mi mamá empujó un poco a Maribel.


—¡Mamá! —La regañé.


El timbre sonó y yo fui a abrir, era Laura y nos la pasamos comiendo todo el rato, platicamos sobre los estrenos de cine más esperados y también de nuestros compañeros de preparatoria que ya habían cumplido mi meta de vida.


Meta de la vida número diez : Ser madre.


Los chicos comenzaron a irse, al poco rato solo quedamos Michelle, Sam, Maribel, Laura, Andrés, el señor Alexander y yo. 


Yo platicaba con Lau, Andrés recogía toda la fiesta aún con el traje de payaso, Adela se fue a dormir muy temprano: dijo que la fiesta de Michelle estaba muy aburrida, Michelle y Sam conversaban, el señor Alexander hablaba con Maribel. Cuando llegaron por Sam y Maribel por fin pude subirme a mi habitacion. Le dije a Andrés que no se preocupara por levantar todo, que mañana lo podía hacer con más calma.

Se soltó una horrible tormenta esa noche, yo lo supe antes porque mi instinto me lo decia y me dormí lo más pronto posible mientras Michelle y el señor Alexander charlaban un rato abajo, quedé inconsciente y soñaba con el hombre con el que salí hace mucho, fue la última relacion que tuve antes de que entrara a trabajar con los Maldonado. Era un hombre muy serio, centrado, sabía lo que quería y me respetaba, jamás pude celarlo ni una sola vez porque no tenía amigas insinuantes y cuando salía conmigo solo tenía ojos para mí. Aunque vivía con su madre… Terminamos porque quise intoxicarla para que pensaran que era alérgico a su hijo. Posdata: se dieron cuenta.

—¿Val? —Escuche un susurro en mi oreja.
—¿Val? —Otra voz me llamaba. —Creo que hay que moverla.


No presté mucha atención, pero de pronto un gran estruendo sonó y salte del susto.


Al despertar ví a Michelle y a Adela muertas de miedo arriba de mi cama.


—Val, tenemos miedo. —Michelle me decía mientras se metía abajo de mis sabanas.


—¿Por qué me despertaron? —De pronto la habitación se iluminó por un segundo, después hubo un trueno. Las tres gritamos.


—Adela despertó por los rayos y fue a mi habitación, pero yo tampoco podía dormir así que venimos a dormir contigo. —Me explicaba Michelle.


—Pero a mí también me dan miedo, por eso me dormí temprano, para no oírlos.


—¿Entonces? —Michelle y Adela me miraban tristes. 

 
—Solo hay una solución.

 

~~~
 


—Señor Alexander — Susurré en su oído moviendolo cuando las tres entramos a su habitación. — Señor Alexander — Lo moví más fuerte. —¡Señor! — Grité y mo moví con brusquedad.


—¡¿Qué pasa?! —Se despertó agitado a la defensiva.
 

—No podemos dormir —Dije apenada. El señor Alexander se tallaba los ojos y encendía la luz, me miró a mi, a Michelle y a Adela.


—¡Oh, vengan aquí!— Extendio sus brazos y me le lance encima por el sonido de un pequeño rayo. —¡Señorita Valeria, salga de mi habitación! —Me regañana.


—Pero tampoco puedo dormir — Dije haciendo pucheros.


—Papá, déjanos dormir a las tres aquí. Cuidanos —Le pedía Adela. —Que no nos pase nada. 


El señor Alexander miró a Adela y a Michelle que habían saltado a la cama y después a mi que todavía me tenía un sus brazos. Suspiró.


—De acuerdo, pero hay que acomodarnos —La cama del señor Alexander era aún más grande que una matrimonial, podíamos caber toda mi familia quizás, contando tíos y primas.


Michelle quedó hasta la orilla izquierda, después yo, después Adela y por último el señor Alexander en la orilla derecha.

 

~~~
 


Al día siguiente la rutina fue la misma a excepción que el timbre sonó muy temprano.


—¿De nuevo su madre? —Preguntaba el señor Alexander cuando Andrés fue a abrir.


Todos estábamos sentados en la mesa desayunando un sábado por la mañana.


—Señorita Michelle, la buscan —Entró Andrés y justo detrás de él estaba Maribel.


—Hola —Michele se levantó a saludarla.


—Buenos días —Nos dijo a todos.


—Hola Maribel ¿Gustas acompañarnos? —El señor Alexander le ofreció. 


—¿No será mucha molestia? Disculpen por interrumpirlos. —Jugaba con sus manos nerviosa.


—¡Para nada! Siéntate por favor. —Andrés le sirvió con gusto. Si no estaba Paula, él estaba de mejor humor.


—¿Por qué no me avisaste, Maribel? —Le preguntaba Michelle algo confundida. —Hablamos ayer en la noche y  no me dijiste nada.


—Quería que fuera una sorpresa.—Le contestaba de lo más natural. — ¿Tienen planes para hoy? Porque puedo regresar otro día. —Decía algo avergonzada.



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Editado: 30.09.2020

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