La niñera fea de mis hijos

Capítulo 13: Entrevista

Oliver

Tomo asiento al lado de mi esposa y la miro con los ojos llenos de lágrimas, siento que la estoy traicionando con cada acción que hago, cada pensamiento, tomo su mano con delicadeza deseando que ahora mismo despierte, eso sería lo mejor, la solución a todos mis problemas, mi mayor deseo, suspiro mirando su hermoso rostro que está algo pálido y ni siquiera tengo ganas de hablar aunque sí, debo pedir perdón por lo que siento, por lo que haré y jamás pensé estar en esta situación, cuando me casé con Margaret en mi mente no cabía la idea de estar con otra mujer.

—Despierta pronto mi amor —beso su mano —te echo de menos y juro que cuando lo hagas te haré la mujer más feliz del mundo, ¿recuerdas? Prometí eso el día de nuestra boda —sonrío y cierro mis ojos con pesar, cada día que pasa pierdo un poco más la esperanza, cuando mi teléfono suena bufo y tomo este.

—¿En dónde estás? —escucho a Julio y me pongo de pie

—Con mi esposa

—Bien, ¿recuerdas esa entrevista que Mónica dijo que tendría tu niñera? —suspiro

—Le dije que era una mala idea

—Pues la fea niñera está en televisión Oliver y más fea que nunca por cierto —aprieto fuerte el teléfono y luego salgo corriendo de la habitación.

—Debiste detenerla —mascullo con rabia

—Tiene leyes la chica, además, tus hijos están con ella —sus palabras detienen todos mis movimientos dejándome en shock, luego solo cuelgo la llamada y busco en mi teléfono la dichosa entrevista en vivo, cuando la encuentro lo primero que hago es ver su rostro y ver a mis hijos que están al lado de ella muy tranquilos, trago en seco.

—Solo estoy aquí porque así lo quiso la directora de campaña del presidente —son sus palabras y subo el volumen —la señora, mmm —se hace la pensativa y bufo —lo siento, olvido los nombres poco importantes —ríe, ¿sabrá que todo el país ahora la ve?

—¿Está diciendo que no está aquí por voluntad propia? —la pregunta de la periodista me hace sudar

—¿Qué? —Valeria ríe —¿ve a alguien capaz de hacerme hacer algo que no quiera? —todos en la sala ríen —por Dios —suspira dramáticamente y solo tomo asiento sintiendo que mis piernas fallan.

—¿Al Presidente no le importa su imagen? —llega otra pregunta de un chico, para este punto comienzo a secar mi sudor

—¿Mi imagen? —se hace la ofendida —¿Qué está queriendo decir?

—Bueno, yo

—¿Me está diciendo fea? —el chico se pone nervioso —¿se da cuenta de que me está llamando fea?

—señorita

—Es broma joven —ríe, aprieto el teléfono —no se preocupe, tengo espejos, al Presidente poco le importa mi imagen y bueno, según su directora digamos que soy el payaso de la casa, él se divierte viéndome —aprieto mis dientes con fuerza

—¿Está diciendo que la tratan en la casa blanca como un payaso?

—Se están yendo de lo que deben preguntar que para eso estoy aquí —carraspea —solo he venido a decir que la responsabilidad de que los hijos del presidente se escaparan de casa, pues no fue del presidente

—¿Se está echando usted la culpa?

—Si es así ¿por qué no la han despedido? —la acribillan a preguntas

—Es la niñera, ¿es su culpa?

—Paren, paren —pide ella sin dejar su sonrisa —van rápido y no, no me estoy culpando, eso quería Mónica, pero —suspira —vaya me acordé de su nombre —ruedo los ojos, la idea era dejarme bien frente a todos, pero está dejando horrible a Mónica —en fin, no, no es mi culpa

—Pero usted es su niñera —habla alguien más y Valeria mira hacia mis hijos, hacia Kai.

—Nosotros planeamos todo —dice este y alzo una ceja

—¿Y eso por qué pequeño? ¿Es mala la niñera?

—No —Kai niega rápido —es como una madre, la queremos mucho —sonríe al decir esas palabras

—¿Entonces es malo papá? —me tenso por completo

—Papá es el mejor papá del mundo, solo queríamos jugar, eso es todo —mi rabia se va de una sola y ahora solo siento algo que oprime mi pecho, desearía que fuera cierto.

—¿Jugar?

—Hacer travesuras —ríe —no sabíamos las consecuencias y por eso pedimos disculpas —apago la pantalla de mi teléfono aunque la entrevista sigue y suspiro poniéndome de pie, sé que todo esto tendrá consecuencias, pero creo que Mónica se lo buscó sola al hablar con ella como estoy seguro de que lo hizo.

Me acerco despacio a ella que está en la cocina de espaldas a mí, ignoro lo que está haciendo aunque estoy seguro de que es algo para los niños, se tensa cuando me detengo a unos pasos y sé que ella sabe que estoy aquí aunque ambos seguimos en silencio, me encantaría ahora borrar mis pensamientos, pero solo logro imaginar cómo se vería su cabello suelto.

—Ha llevado a mis hijos a una rueda de prensa —rompo el silencio queriendo borrar las escenas que llegan a mi mente y que no son nada inocentes.

—No sabía que había tantos periodistas —se encoge de hombros —la señora Mónica no me dijo

—Han dicho lo que has querido

—No hablaron mal de usted, siéntase orgulloso —juraría que ahora sonríe y bufo

—Salió en televisión nacional Valeria —mascullo —todos la vieron y todos hablan de usted ahora, ¿ya vio las redes? —sigue en silencio y me acerco más a ella —se olvidaron de mí, pero ahora los titulares son conozcan a la niñera fea del presidente y no, no ayuda eso a mi campaña, menos cuando hablas tan mal de la directora de esta, dijo que era el payaso de la casa blanca y

—Así me ve Mónica —voltea y mira mis ojos, entonces es que me doy cuenta se lo cerca que estoy de ella, la cual parece ahora nerviosa y su respiración se agita —y así me ve usted —cambia la mirada y está tensa

—Ya pedí perdón por mis palabras

—No debió —murmura —no se arrepiente, usted

—Tengo un grave problema porque me pareces atractiva —su mirada cae rápido sobre mí, hasta yo me sorprendo de mis palabras, sigo mirando sus ojos, pero luego bajo la mirada a sus labios y si, me parecen bonitos

—Señor Presidente

—Puedo despedir a Mónica si quieres —miro sus ojos y parece sorprendida —pídalo si eso la hace sentir mejor, si así perdona mis palabras, no, no eres el payaso de esta casa Valeria, usted hace bien a mis hijos y eso




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